6.9.08

de qué se reían los griegos

la nación

Desde la escuela primaria, en la infancia de este cronista (¡quién sabe ahora!), nos enseñaban que los grandes autores trágicos griegos eran Esquilo, Sófocles y Eurípides. En cambio, parecía haber existido un solo comediógrafo: Aristófanes (nacido entre 450 y 444 a.C.), cuya inmortal Lisístrata se representa tan a menudo en la Argentina y en todas partes. Pero el erudito investigador S. Douglas Olson acaba de publicar, con el sello de la Oxford University Press, un volumen de 476 páginas, titulado Broken Laughter , con "fragmentos selectos de comedias griegas", en el que revela que el número de comediógrafos en la edad clásica griega era considerable.

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Un rasgo común de esas comedias es la burla constante de los filósofos y sus discípulos, y de los sofistas (cuyos herederos han sido tantos políticos y funcionarios a través de los siglos). Un blanco favorito era Sócrates, como sabemos a través de Las nubes (423 a.C.), de Aristófanes. Tampoco Platón se libraba de las ironías: en un fragmento de Epicrates, se lo muestra en el acto de dirimir, con tono doctoral, una disputa entre sus alumnos acerca de si la calabaza es una hortaliza, una hierba o una fruta. Al parecer, esta broma trascendió a su tiempo y era común entre los griegos aludir, jocosamente, a "la historia aquella, de Platón y la calabaza".

El autor, Epicrates, escribió en el siglo IV a.C. y es una figura poco conocida, de cuyas piezas subsisten apenas once fragmentos. Si algo sabemos de él, es gracias a un tal Ateneo de Naucratis, que vivió a comienzos del siglo III de nuestra era y que en un texto titulado Deipnosophistai ( La cena de los filósofos) , recopiló una cantidad de citas, extraídas de antiguas comedias griegas, sobre todos los aspectos de la ceremonia que siempre ha sido una cena de amigos, "desde los proveedores y las muchachas que hacían música, y desde los zapallitos hasta los cocineros".

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Se destaca una obra titulada Dionysalexandros , del gran rival de Aristófanes, Cratinus, que incluye una parodia "deliciosamente ingeniosa" del comienzo de Ifigenia en Táuride , de Eurípides. Otros momentos divertidos muestran a los Cíclopes tratando de seducir a la ninfa Galatea con un catálogo de quesos, una sucesión de brindis que conducen, en diez etapas, a la ebriedad total, y una escena en que el joven Hércules, conducido a una biblioteca para elegir entre las obras de Orfeo, Homero y Hesíodo, prefiere un recetario de cocina.


OpiniónLos autores que hacían reír a los griegos

Por Ernesto Schoo

lanacion.com | Espectáculos | Sábado 30 de agosto de 2008

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