13.12.13

mandela dixit

el país

Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.

Si esperas las condiciones ideales, nunca se darán.

Yo no nací con hambre de ser libre. Yo nací libre, libre en cualquier sentido que yo pueda entender (...) La libertad es inútil si la gente no puede poner comida en sus estómagos, si no pueden tener refugio, si el analfabetismo y las enfermedad siguen persiguiéndolos (...) Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental.

En mi modesta medida, he cumplido con mi deber con mi país y con mi pueblo.

En cualquier discusión finalmente llegas a un punto en el que ninguna de las partes está completamente en lo cierto ni completamente equivocada; es entonces cuando el compromiso es la única alternativa para aquellos que desean seriamente la paz y la estabilidad.

Una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, sino cambiarse a uno mismo.

Si yo soy tu líder tienes que escucharme. Y si no quieres escucharme lo que tienes que hacer es abandonarme como líder.

En este mundo moderno globalizado cada uno de nosotros somos el guardián de nuestro hermano y de nuestra hermana. Hemos fallado demasiado a menudo en esta obligación moral.

Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz.

Estoy seguro de que si voy al cielo me dirán: “¿Quién eres?”. Yo diré: “Bueno, soy Madiba”. “¿De Qunu?”. Yo diré: “Sí”. Entonces ellos me dirán: “¿Cómo pretendes entrar aquí con todos tus pecados? Márchate, por favor, y llama a las puertas del infierno. Puede que allí te acepten”.

He luchado contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. He abrigado el ideal de una democracia y de una sociedad libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y lograr. Pero si es necesario, también es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.

En mi país primero vamos a prisión y después nos convertimos en presidente.

Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre el mismo. El hombre valiente no es aquel que no siente temor, sino el que conquista ese miedo.

Si quieres hacer la paz con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Y entonces se convierte en tu compañero.

He andado ese largo camino hacia la libertad. He intentado no flaquear; he dado pasos en falso a lo largo del camino. Pero he descubierto el secreto de que después de escalar una gran colina, uno sólo descubre que quedan muchas más por escalar. Me tomé un momento para descansar, para robar una mirada de la maravillosa vista que me rodea, para mirar atrás a la distancia que he recorrido. Pero sólo puedo descansar un momento, pues con la libertad vienen las responsabilidades, y no me atrevo a detenerme, pues mi largo camino no ha terminado aún.

He descubierto que uno puede soportar lo insoportable si es capaz de conservar el espíritu, incluso cuando el cuerpo te pone a prueba.

Parece que el destino de los que luchan por la libertad es tener vidas personales inestables... Ser el padre de una nación es un gran honor, pero ser el padre de una familia es una alegría mayor. Un trabajo que ejercí demasiado poco.

Pero todavía hay algunos en nuestro país que erróneamente creen que pueden contribuir a la causa de la justicia y de la paz apegándose a los dogmas que sólo han traído desastres. Esperamos que ellos también sean bendecidos con el razonamiento, lo suficiente para darse cuenta de que la historia no se puede negar y que la nueva sociedad no se puede crear mediante la reproducción de un pasado repugnante, por más de que se disfrace o se reconstruya.

Un tema que me preocupaba profundamente cuando estaba en la cárcel era la falsa imagen que involuntariamente proyectaba al mundo exterior, de ser considerado como un santo que nunca fui, incluso si se define a un santo como un pecador que sigue intentándolo.

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