uno de los últimos cartuchos

Si algo quedó en claro, en este 2003 que agoniza, fue que los responsables de la peor crisis económica y social de Argentina salieron impunes. Ni la dirigencia política, ni la empresarial, ni los banqueros ni los burócratas de los organismos internacionales, pagaron los platos rotos de la corrupción del modelo neoliberal implantado en el país. Esa confirmación daba la impresión de que Argentina se dirigía a un modelo símil México, con un partido corrupto en el poder con dirigentes dedicados a realizar negocios con el sector privado. Un esquema de capitalismo mafioso que se esparciría, lenta y progresivamente, por todos los estratos de la sociedad y que sería muy difícil de superar, una vez que pasara a ser un dato cultural.

El viernes por la tarde, nos enteramos de la declaración de un arrepentido que revivió el caso de las coimas en el Senado. Lo que era vox populi, gana los estrados judiciales. Y es, a la vez, uno de los últimos cartuchos para depurar la patria, rompiendo la coalición mafiosa que comanda los destinos argentinos. Lo peor que le puede pasar a esta causa es que caigan unos cuantos perejiles y todo quede como estaba. Hacemos votos porque esta vez, la Justicia Argentina nos sorprenda y llegue al hueso, metiendo en prisión a los autores intelectuales de esta estafa a la ciudadanía.

Tal vez, por este hecho fortuito, se tuerza el rumbo de mediocridad por el que descarrilaba la democracia argentina.

No es para hacerse ilusiones, pero si para esperar, anhelantes.