Mostrando las entradas con la etiqueta del archivo de super chatarra special. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta del archivo de super chatarra special. Mostrar todas las entradas

1.9.17

adiós a un prócer del cine arte argentino

la nación

Ayer, un amigo me despertó con una foto de un artículo que salió en la edición impresa de “Clarín”, una nota de Patricia Suárez recordando a Alberto Kipnis, propietario de los legendarios cines Losuar, Lorraine, Lorange y Loire que difundieron el cine arte en Buenos Aires, en los años '60. Alberto Kipnis falleció esta semana, tras combatir contra la leucemia durante un par de años. Él fue el responsable de tantos cinéfilos que consumen en Buenos Aires esas películas que están fuera del estándar del cine comercial pochoclero. Sus salas pasaron cine ruso, francés, italiano, formando al espectador desde el programa que se entregaba en la entrada, con detallada información sobre la película y los artistas que la habían creado.

Como sorpresa adicional, en la nota de Patricia Suárez, nos menciona como fuente de su artículo. “Según la página web de Marcelo de (sic) Biase”, no es otra cosa que “Super Chatarra Special” que en marzo de 2003 recordó, como uno de los miles de recuerdos de la “Cadena Catártica del Viejazo del Último Milenio”, a los cines que empezaban con “L” y comentamos la gesta de don Alberto Kipnis.

La nota está en este enlace:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/marzo2003/cinelo.htm

Agradecemos a Patricia Suárez por la mención de nuestra nota y nos unimos al recuerdo y homenaje a Alberto Kipnis con este post.



Como última concordancia cósmica, leemos en la necrológica del diario “La Nación” (http://www.lanacion.com.ar/2058008-murio-alberto-kipnis-el-creador-de-la-meca-cinefila-de-la-calle-corrientes) que Kipnis comandó su última patriada cinéfila con la cadena de películas Artplex con salas en Caballito, Centro, Belgrano y mi barrio, Villa del Parque, donde se programaron las películas de cine arte que no tenían espacio en las cadenas comerciales. La cadena fue languideciendo por los altos costos de alquiler y la última sala cerró en febrero: fue la del Shopping de Villa del Parque, en mi barrio, hoy en manos de otra cadena exhibidora.

Con el cierre de esa sala, la salud de Kipnis se deterioró rápidamente, llegando a este triste final.

Nuestro homenaje y recuerdo, a Kipnis y a ese rito cinéfilo de los '60, en una Corrientes que hoy ya no está.

(Gracias Juan Domingo!)


11.7.17

del archivo de super chatarra especial: adiós landrú

super chatarra special

En febrero de 2003, hicimos en “Super Chatarra Special” un especial en homenaje a los 80 años de Landrú, el maestro del humor argentino. En ese especial:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/febrero2003/NUEVO0203.htm

escribimos un editorial con el título “Landrú Vive!”. Por alguna razón (desvanecimiento mental), estaba seguro que Landrú había fallecido y así lo escribí en alguna nota del sitio. Bueno, en febrero de 2003, Landrú estaba vivito y coleando y cumplía 80 años.

La última semana, llegó la noticia de la muerte de Landrú y, lamentablemente, esta vez era en serio. Se va una época del humor argentino. Y desde este blog, queremos recordar algunas de sus frases que extrajimos de notas y libros, para ese especial del 2003. Aquí va una selección. Y para los que se queden con ganas más de Landrú, visiten el link de arriba, con más ejemplos de su arte.
La risa nos diferencia de los animales, de manera que hay que decir: "No sea animal ¡Ríase!"


Cuando terminé el secundario, ingresé a Arquitectura y estudié dos años hasta que me di cuenta de que todas las casas ya estaban hechas. En la Facultad de Arquitectura circuló el rumor de que el fin de mi carrera se debió a mi comportamiento en un examen de geometría descriptiva. Según la versión, los profesores me pidieron que dibujara en el pizarrón una recta y como yo no sabía nada de teoría, empecé a trazarla; cuando se me acabó el pizarrón seguí dibujando la recta por la pared, y la continué fuera del aula por los pasillos hasta la salida, y de allí rumbeé con la recta a lo largo de la calle Perú hasta perderme… y que después le mandé al profesor un telegrama desde Río de Janeiro diciendo: “¿Continuo dibujando la recta?”. Todavía ahora cuentan esa anécdota en mi presencia, como si fuera cierta.


El erotismo es un refinamiento que bastardeó la televisión. Lo confunde con el ratoneo y así no tiene alegría.


Siempre me gustó observar, escuchar.... mi padre me llevaba al Luna Park, a ver box. Yo tendría doce años. Me divertía oyendo lo que decía el público. Como uno que, en vez de decir ¡qué hematoma!, por el ojo violeta de un boxeador, dijo: “¡Huy, qué otomana!”. Todas esas cosas yo las escuchaba y las iba filtrando.


Un tío, que festejaba mucho mi humor, era amigo de Lino Palacio y me dio una tarjeta de presentación para que le llevara mis dibujos. De modo que fui a verlo para que me diera su opinión; en el número siguiente de Don Fulgencio apareció, para mi sorpresa, el chiste Matilde: ¡Te amo! Que causó un efecto considerable entre los lectores.

super chatarra special

Ese humor nació en la revista italiana Bertoldo, en la época en que Mussolini era el dictador, el fascista, y que tenía prohibido el humor político en Italia. Ellos hacían un humor surrealista con cachadas al régimen fascista, pero tan sutilmente y tan disparatado que no los podían censurar. Después pasó ese humor a España, a la revista La Codorniz. En plena época de Franco ponían, por ejemplo: “Meteorológicas: Reina en toda España un fresco general proveniente de Galicia”, y creo que la clausuraron un día. Después la clausuraron nuevamente y pusieron un pensamiento matemático: “Los almohadines son a los almohadones como los cojines son a x: nos importan dos equis que nos suspendan”, y siguieron adelante. Es muy difícil definir qué es la lógica del absurdo, pero es eso. La vida cotidiana está plagada de discursos de esa naturaleza.

En el año 45 apareció mi primer dibujo político en Cascabel, una publicación dedicada al humor político dentro de una línea marcadamente antifascista.

super chatarra special

Por esa época firmaba los dibujos con mi nombre, Juan Carlos Colombres, pero intuyendo cierto peligro firmé ese dibujo con las iniciales J.C., y empecé a sentir la necesidad de encontrar un seudónimo. Cuando el hijo de Lino Palacio me dijo que con barba era parecido al asesino francés, decidí adoptarlo y resultó todo un éxito. Entonces firmé "Landrú", con acento en la u, para que no me echaran de Tribunales (donde trabajaba).


-Landrú casualmente muere el 19 de enero de 1923, la fecha de su nacimiento. ¿Una coincidencia o su reencarnación?
-En la reencarnación no creo porque soy vegetariano.


-¡Me hicieron, sí, una carta astral! Me la hizo el primer astrólogo que hubo en la Argentina. Francisco Mujía Jackson. Cuando yo trabajaba en Tía Vicenta me fue a ver porque él tenía ganas de colaborar allí. Además, era experto en jazz. Me llevó mi carta astral: “No viajes -me dijo- esta semana. Porque vos vas a viajar..."."Sí -reconocí, yo acababa de comprarme una camioneta, una estanciera- pienso irme a Mar del Plata.”
“No vayas. Vas a tener un accidente y te rompés las piernas. Está en tu carta astral. En cambio, yo voy a hacer un negocio bárbaro, me voy a llenar de plata”. “Tengo que ir. Mi familia me está esperando”, contesté, y me fui preocupado, despacito. Pasé cinco días en Mar del Plata. Volví. Y, nada. Al llegar lo llamé por teléfono para tomarle el pelo. Y me dicen: “Murió anoche”.


Cuando comencé a dibujar yo quería estudiar el origen de la risa y casi me quedo sin hacer humorismo, porque era dificilísimo. Al cumplir tres meses mi hija, descubrí una teoría: yo le mostraba el dedo y ella me lo agarraba. Lo mismo sucedía la segunda vez y la tercera. A la cuarta vez que intentaba tomar el dedo se lo sacaba, y se reía. En ese preciso instante comprobé que la risa es la sorpresa, algo que aparece cuando no se lo espera. El humor funciona mientras que la sorpresa no sea desagradable.

¿El humor es un rasgo de inteligencia?
Sí, porque generalmente la gente opa no se ríe, no entiende los chistes.


Hace un par de años, un cirujano plástico me propuso hacerme un injerto, pero yo me negué, argumentando que una de las ventajas de ser pelado es tener mayor superficie acariciable.


Siempre descreí del humor oficialista. Pienso que el humor es necesariamente crítico, y si es oficialista, fracasa. Yo no hago chistes ni a favor ni en contra, hago chistes sobre, reconociendo siempre los costados críticos como una condición indispensable de su eficacia.


Las chicas de hoy, si un señor las invita a tomar copetines, creen que es algo malo


A esta altura de mi vida me parece que la mejor religión es ejercer la bondad el mayor tiempo posible.

super chatarra special

24.6.15

del archivo chatarra: ochenta años sin el zorzal

wikipedia

Ocho décadas sin el Zorzal, Carlos Gardel, el mejor cantor de nuestra historia. Emblema del tango, Gardel es de esa clase de artistas que agregan dimensiones cada vez que se lo escucha. Siempre se le encuentra algo más, desde una vereda exenta de la artificialidad. En su excelsa técnica de canto, Gardel sumaba una densidad de interpretación notable. Sugiero escuchar un tango menor como “Pan”, en la interpretación gardeliana y la de otros intérpretes. Es un buen test para certificar la grandeza del Morocho.

Como homenaje chatarra, rescatamos algunos párrafos del especial de tango que hicimos en octubre del 2000, en “Super Chatarra Special” :

http://www.superchatarra.com.ar/speciales/tango.htm

Si estuviera condenado por el resto de mi vida a la percepción de un único artista no dudaría un solo instante en elegir a Gardel.
ALEJANDRO DOLINA

Los payadores y milongueros anteriores a él habían cantado casi en voz baja, con una entonación que oscilaba entre lo cantado y lo oral. Carlos Gardel fue acaso el primero que dejó ese desgano y cantó con toda voz. Fue también el primero que acometió con toda deliberación lo patético.

JORGE LUIS BORGES
Prólogo del libro “Carlos Gardel” de Carlos Zubillaga

Son lazos demasiado fuertes los que me unen a Gardel, tal vez fue de él que tomé aquello de buscar la sobriedad en los recursos expresivos; me gustaría pensar que cuando uno escribe, cuando uno hace sus cosas evita los gritos, la furibunda adjetivación, y me parece que Gardel cantaba con la mitad de lo que tenía y ofrecía la otra mitad para que se la adivinaran. También me gustaría pensar que nos une, aunque se trate de dos Buenos Aires distintos el suyo y el mío, una misma y discreta vinculación con la tierra maestra.
ALEJANDRO DOLINA

En seguida se comprende que a Gardel hay que escucharlo en la victrola, con toda la distorsión y la pérdida imaginables; su voz sale de ella como la conoció el pueblo que no podrá escucharlo en persona, como salía de zaguanes y de salas en el año veinticuatro o veinticinco.
(...)

Los jóvenes prefieren al Gardel de El día que me quieras, la hermosa voz sostenida por una orquesta que lo incita a engolarse y a volverse lírico. Los que crecimos en la amistad de los primeros discos sabemos cuánto se perdió de Flor de fango a Mi Buenos Aires querido, de Mi Noche triste a Sus ojos se cerraron. Un vuelco de nuestra historia moral se refleja en ese cambio como en tantos otros cambios. El Gardel de los años veinte contiene y expresa al porteño encerrado en su pequeño mundo satisfactorio: la pena, la traición, la miseria, no son todavía las armas con que atacarán, a partir de la otra década, el porteño y el provinciano resentidos y frustrados. Una última y precaria pureza preserva aún del derretimiento de los boleros y el radioteatro. Gardel no causa, viviendo, la historia que ya se hizo palpable con su muerte. Crea cariño y admiración, como Legui o Justo Suárez; da y recibe amistad, sin ninguna de las turbias razones eróticas que sostienen el renombre de los cantores tropicales que nos visitan, o la mera delectación en el mal gusto y la canallería resentida que explican el triunfo de un Alberto Castillo. Cuando Gardel canta un tango, su estilo expresa el del pueblo que lo amó. La pena o la cólera ante el abandono de la mujer son pena y cólera concretas, apuntando a Juana o a Pepa, y no ese pretexto agresivo total que es fácil descubrir en la voz del cantante histérico de este tiempo, tan bien afinado con la histeria de sus oyentes.

JULIO CORTÁZAR
“Sur”, julio/agosto de 1953

No sé, no sé si, como decía Cortázar, a Gardel habrá que escucharlo en aquellas viejas grabaciones para situarse en la época. Es, me parece, una verdad poética porque Cortázar también decía que prefería al Gardel de voz atenorada de los años veinte y sospecha que sus triunfos posteriores, con voz de barítono y orquestas superiores, tal vez le haya costado alguna traición a ese Gardel más humilde. Pero la verdad musical es que el Gardel del 29 tiene una voz superior porque son superiores las técnicas de grabación, teniendo en cuenta que desde el 26 son acústicas y no eléctricas, y además porque Gardel fue perfeccionándose permanentemente.
ALEJANDRO DOLINA

A mí nunca me ha gustado (Gardel) y la tendencia que lo representaba tampoco. Porque al fin de todo, esa música ha contribuido a entristecer al pueblo argentino. Los tangos primeros eran más bien alegres, valerosos, movidos. Y luego viene ese tango arrastrado, con un sollozo final.
JORGE LUIS BORGES

Es cierto que Gardel convirtió en buenos algunos tangos que no lo eran tanto. Hay uno, por ejemplo, de un autor genial como Celedonio Flores, pero que no tenía una letra muy seductora: un chico que tuvo un accidente y el padre que le dice a la madre que no debe dejarlo salir a la calle porque es peligroso: 'Si se salva el pibe/ si el pibe se salva/ vas a ver la fiesta/ que vamos a dar...' y dice por ahí: 'No tenés que dejarlo/ salir con los muchachos/ aquí hay demasiado/ lugar para jugar / ya ves lo que ha pasado/ el muchachito bueno/ cayó bajo las garras/ de la fatalidad...'. El tango no es bueno, pero la interpretación de Gardel lo realza: en ningún momento levanta la voz y en cierto instante de la canción, cuando deja de llorar, dice 'ya sabés que han dicho que no lo despierten' y parece que estuviera cantando para no despertar al chico, es extraordinario.
ALEJANDRO DOLINA

15.4.15

del archivo chatarra: quince años de chatarra

super chatarra special

Hace unos días, me puse a hacer cuentas y me di cuenta que habíamos cumplido quince años en Internet. La prehistoria de “Libreta Chatarra” (http://libretachatarra.blogspot.com) fue “Super Chatarra Special” (www.superchatarra.com.ar) que empezó en la red, con entregas semanales, un lunes 3 de abril del 2000. Mucha agua pasó desde el puente. De entregas mensuales (con algunas actualizaciones en el medio), hasta el salto al blog con entradas casi diarias.

De ese primer número rescatamos algunos de esos artículos. Algunos chistes, un par de textos y la primera crítica de cine que hicimos en este rincón chatarra. Muchas cosas nos pasaron, muchas cosas me pasaron, en estos tres lustros. Mucho cambiábamos, pensamos otras cosas, nos desilusionamos y nos volvimos a ilusionar. Pero hay algo que no cambió: la satisfacción que tenemos escribiendo en este espacio.

Gracias a todos los visitantes que han pasado por acá y nos han dejado su granito de arena. Gracias a todos los colaboradores que nos arrimaron su aporte en estos años. Abrazo a la distancia a todos.


super chatarra special
instrucciones para elegir en un picado

Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se reúnen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quiénes integrarán los dos bandos. Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternadamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros serán elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos. Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo. A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada.

Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades.
Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los qué estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.

El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán. Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables.

ALEJANDRO DOLINA
“Crónicas del Ángel Gris”

super chatarra special
¿qué hora es?

Una noche oscura en algún lugar del mundo 5 señoritas muy bonitas y muy necesitadas de hospedaje, llegan a un hotel y le preguntan al conserje si tendría algún lugar para ellas. El conserje las mira y le dice muy triste que lo único que le queda es una habitación en la bodega con 5 cuchetas.

¿Qué hora es en ese momento?

Un cuarto para las 5

Al rato llegan al hotel 5 muchachos pidiendo también hospedaje, y el conserje les explico lo sucedido, y les propuso que si las 5 muchachas aceptaban que ellos se hospedaran con ellas en la bodega no habría problema, las niñas fueron consultadas y aceptaron sin pensarlo.

¿Qué hora era en ese momento?

5 para las 5

Luego, el conserje muy preocupado, y al no oír ningún ruido en la habitación, se pone a mirar por la cerradura y los ve.

¿Qué hora era en ese momento?

¡Las 5 clavadas!

super chatarra special
quien esté libre de culpa

La multitud está a punto de lapidar a la prostituta. Se adelanta Jesús y dice: "Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".

Una viejita sale del grupo y le arroja un cascote a la prostituta, desmayándola.

"Sos una desubicada, mamá" dice Jesús.

super chatarra special
la inutilidad de los libros

Me escribe un lector:

"Me interesaría muchísimo que Usted escribiera algunas notas sobre los libros que deberían leer los jóvenes, para que aprendan y se formen un concepto claro, amplio, de la existencia (no exceptuando, claro está, la experiencia propia de la vida)".

No le pide nada a usted el cuerpo, querido lector. Pero ¿en dónde vive? ¿Cree usted acaso, por un minuto, que los libros le enseñarán a formarse "un concepto claro y amplio de la existencia"? Está equivocado, amigo, equivocado hasta decir basta. (...) Si hubiera un libro que enseñara a formarse un concepto claro y amplio de la existencia, ese libro estaría en todas las manos, en todas las escuelas, en todas las universidades, no habría hogar que, en estante de honor, no tuviera ese libro que usted pide. ¿Se da cuenta? No se ha dado cuenta todavía de que si la gente lee, es porque espera encontrar la verdad en los libros. Y lo más que puede encontrarse en un libro es la verdad del autor, no la verdad de todos los hombres. Y esa verdad es relativa... esa verdad es tan chiquita... que es necesario leer muchos libros para aprender a despreciarlos.

ROBERTO ARLT
Aguafuertes porteñas

super chatarra special
#1
algunos apuntes de guión sobre "¿quiéres ser john malkovich?: los peligros del modelo "deus ex machina"


DEUS EX MACHINA: expr. lat. usada para significar la intervención de un poder sobrenatural en la resolución de una dificultad grave.
A "¿Quieres ser...?" le sobra ingenio, pero le falta corazón. Salimos del cine del mismo modo en que entramos, $3,50 más pobres (odio dar propina). ¿Qué falla para que, después del original planteo, la película se derrumbe en la intrascendencia?

La primera presunción apunta a los riesgos de lo que voy a llamar, si se me permite, el modelo "Deus ex machina". En la antigüedad, ciertos limitados autores teatrales resolvían las insolubles tramas de sus obras echando mano a un recurso barato: la aparición de Dios. Mediante una cuerda bajaban a un actor representado a Dios quien resolvía todos los conflictos irresueltos con su innata omnipotencia (Dios descendiendo de una máquina = "deus ex machina").

El cine de estos tiempos sigue usando este recurso, aunque cambiando la naturaleza divina por otras esencias, más o menos extraterrestres. No obstante, prescindiremos de su análisis. Nos concentraremos en ese tipo de historias que empiezan "normalmente" y que, en algún momento de su trama, quiebran su "normalidad" por la aparición de un elemento sobrenatural que cambian drásticamente su naturaleza. Cuando hablamos de "elemento sobrenatural" no nos referimos a la naturaleza divina de la aparición en cuestión. Lo definimos como sobrenatural porque escapa a la propia normalidad que, hasta ese momento, el relato expone.

Recuerde: en la mayor parte de las películas, en los primeros quince minutos se presentan los personajes y el contexto. Son los axiomas del teorema, el contrato que firmamos con el espectador. Decimos: estos son los protagonistas, de esto se trata la historia y con esto te voy a entretener las próximas dos horas.

El modelo "deus ex machina" rompe con este contrato, sólo minutos después de haberlo convenido. Por eso el impacto que provoca en el espectador (en términos dramáticos, por supuesto) es tan fuerte. De ahí en más el tipo ya no nos cree. El que me mintió una vez, me va a seguir mintiendo. Y va a estar atento toda la película, esperando la próxima mentira.

Ejemplos. En "La rosa púrpura de El Cairo", Woody Allen nos hace creer que vamos a ver una historia de una mujer soñadora que encuentra su refugio en el cine, durante los años de la Gran Depresión. Mentira. Sale el actor de la pantalla y la historia costumbrista gira hacia la alegoría. Otro giro violento: "Psicosis" es la historia de un robo y de una huida, hasta que Janet Leigh se aloja en el Motel Bates. A partir de ahí la película cambia: ahora nos cuenta la historia de un enfermo mental con doble personalidad. Nótese que aquí la aparición no es "sobrenatural", en términos usuales; sí lo es de acuerdo al contexto en que se desarrollaba la historia.

Otros ejemplos: "El juego de las lágrimas" que gira de un romance heterosexual u otro homosexual. "Sexto sentido" (no, no en esa escena, en una anterior): pasamos de un thriller psicológico a uno fantástico, cuando Bruce Willis escucha las cintas de su anterior paciente y descubre que ha grabado una voz de ultratumba. Las alucinaciones del nene dejan de ser un síntoma clínico, para introducirnos a otra realidad: la vida después de la muerte. Otro ejemplo cercano: "Matrix", en el momento en que Keanu Reeves es rescatado de la Matriz y descubre que el mundo "normal" es una ficción, un sueño que ha estado soñando. Otra más: la luz sobrenatural que convierte a Travolta en un "Fenómeno".

En general, como puede verse en estos ejemplos, la aparición "sobrenatural" no sólo ejerce un fuerte efecto en el espectador, sino también en la estructura. Casi siempre la aparición produce un cambio de género. Este efecto está atenuado por la publicidad previa a la película, que nos anticipa la historia antes de verla. Pero el efecto está. Por caso, un espectador desinformado no sabrá que "Matrix" es una historia de ciencia-ficción hasta que Reeves deje la Matriz.
Una propiedad adicional del modelo: casi nunca es necesario "explicar" el hecho sobrenatural. Sólo "sucede". Salvo en la ciencia-ficción donde, por las reglas del género, se exige una explicación "científica".

En "¿Quiere ver...?" el descubrimiento del portal John Malkovich altera la "normalidad" de la historia. Si la película era la historia de un frustrado titiritero con una esposa bichera y un trabajo mediocre, a partir del portal hay que cambiar de género. No se puede seguir como hasta entonces, como si no hubiese sucedido el hecho sobrenatural, so pena de resentir la verosimilitud de la historia (verosimilitud, desde ya, de acuerdo al Universo autoimpuesto por el planteo del filme).

Y aquí, sospecho, es donde flaquea la historia. En la elección del género a seguir. Puede ser ciencia-ficción, la sátira social o quizás la alegoría. En ese punto se abren muchas historias, muchas posibilidades, pero hay que elegir una. Y Spike Jonze quiere contarlas todas y al mismo tiempo. Acorde a esto, cambia al protagonista de la historia, el personaje que hace avanzar la acción. En un principio es Craig, luego Lotte, después Maxime, un rato después el mismo Malkovich, nuevamente Craig, finalmente Lester. Es un síntoma del problema. No sé quien conduce la acción porque no sé cuál es la historia a contar.

Otros síntomas del problema: el desenlace forzado (como si la historia se resistiera a fluir naturalmente) y las incoherencias en las conductas de los protagonistas. Ejemplos de esto último: la odisea de Lester y los receptáculos parece propia de una película de "Sábados de Super Acción". La gélida Maxime muestra sentimientos en los últimos dos minutos del film. El otrora témpano calculador cae apasionadamente en brazos de Lotte, sin importar en que cuerpo esté (la certeza de que ella la embarazó es, al menos, un acto de fe). El sacrificio de Craig para mostrar la autenticidad de su amor no es sólido: ya sabe que fuera de Malkovich nadie (ni siquiera Maxime) lo respeta. ¡Ah! ¿Y Malkovich? Bien, gracias...

Es lícito que me pregunten: "Y bien, ¿qué historia hubieras contado? ¿Qué género hubieras elegido?". Si me dan a elegir me hubiera quedado con una sola historia: la del hombre que para conquistar el amor de una mujer debe convertirse en otro hombre. Es una historia de "no-amor". Si para que me ames tengo que convertirme en otro hombre, entonces ya no soy yo, ya no me amas a mí, no me amas por lo que soy. Esa victoria será pírrica: te habré obtenido pero, a la vez, te habré perdido para siempre. Claramente, de elegir esta historia, la única elección posible es la alegoría. Y la alegoría con mucha poesía en su ejecución. Como modelo, me remito a "La rosa púrpura...".

Desde ya, no es la única historia posible. Todo guión es la elección de un Universo entre cientos posibles. "¿Quieres ser...?" pudo ser la historia de una mujer que, en el cuerpo de un hombre, se dio cuenta de su homosexualidad. También la historia fantástica de un alma inmortal que vaga de cuerpo en cuerpo desde el inicio de los tiempos. O quizás, el mundo interior de un famoso actor, el ego desmedido que esconde sus miedos y deseos ocultos.

Y la historia elegida subordina el juego de personajes necesarios para desarrollarla. De contar la historia de "no-amor", Lotte viene sobrando, así como la subhistoria de Lester. Me animo a decir que John Malkovich no era indispensable. Podía haber sido cualquier otro hombre. Nótese que, de elegir otra historia, los personajes descartados serían otros.
Un último detalle: en cualquier historia,los personajes deben tener corazón. Nuestro héroe, por más decadente que sea, debe tener una cualidad con la que identificarnos. Un gesto noble, un rasgo que lo justifique ante nuestros ojos. Homero Simpson nos resulta simpático porque, a pesar de su indolencia y vulgaridad, cada tanto exhibe algún rasgo de nobleza.

Los personajes de "¿Quieres ser...?" no tienen escrúpulos. Egoístas, se entregan a sus deseos sin pruritos de conciencia. Pueden encerrar en una jaula a su esposa, despreciar con soberbia los mejores intentos de un enamorado, usurpar el cuerpo de otra persona sin respeto alguno por su libre albedrío. Son miserables y ni siquiera tienen la redención del género: "¿Quieres ser...?" no es una sátira social ni siquiera una comedia de humor negro.

En síntesis, una película mirable, arriba de la media general, debajo de la indulgencia unánime de la crítica vernácula, con algún que otro momento divertido, un planteo ingenioso, una irreconocible Cameron Díaz (cosa que jamás, pero jamás, le vamos a perdonar al director) y un abanico de posibilidades que se nos abre al salir (pero sólo al salir) del cine.

20.11.14

del archivo chatarra: cocinando un inodoro

super chatarra special
Hace diez años, en Super Chatarra Special dedicamos un especial de Inodoro Pereyra. En esa ocasión reprodujimos un artículo publicado en el suplemento cultural de “Clarín” de Roberto Fontanarrosa contando cómo hacía una página de la genial historieta. Es una buena oportunidad para recordar esa página selecta e invitarlos a recorrer el especial que le dedicamos a Inodoro Pereyra.

El especial en:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/diciembre2004/NUEVO0412.htm

Cuántas veces se habrá despertado usted, amigo lector, en medio de la noche, preguntándose atormentado:"¿Cómo se realiza una historieta?". Pues bien, ahora tiene usted, acá, la oportunidad, única quizás, de adentrarse en los misterios de este "metier" de la mano de un profesional de la materia. Si usted gusta acompañarme podrá asomarse tras las bambalinas del mundo creativo y husmear en la cocina misma del autor, percibiendo una vivencia incomparable. Eso sí, entiendo que nada enseña tanto como la vivencia propia y me atreva a proponerle, entonces, que simulemos armar una historieta juntos.

Muy bien. Tranquilo ahora. Lo primero es el tema. Saber sobre qué tema girará la historieta. En ocasiones hay algún asunto dando vueltas, como la Guerra del Golfo, los disturbios de Los Angeles, el cólera, la corrupción, etcétera, con posibilidades de ser adaptados a nuestro personaje: Inodoro Pereyra. ¿Los disturbios de Los Angeles? Es bueno, pero... ¿no le parece que es más compatible, acaso, con una bestia como Boogie El Aceitoso, sin ir más lejos? Es comprensible. Usted no tiene la obligación de saber que yo cuento con otro personaje al que debo alimentar, pero su aporte fue valioso, de todos modos.

super chatarra special

Dejemos para Inodoro ítems más apropiados como el caso de los frigoríficos clandestinos o el aumento en el precio de la yerba mate. ¿Aventurarnos con Monzer Al Kassar, dice usted? ¿O hablar sobre una controvertida jueza de apellido compuesto? ¡Cómo se nota que no es usted el que firma, mi estimado! Y después de todo, ¿para qué hacerlo? Si ella, según su costumbre, no habrá de leerlo. Pero supongamos, supongamos que no hay ningún tema dando vueltas para el Inodoro. Habrá que recurrir, entonces, a la carpeta con anotaciones. Tendrá usted acceso, restringido quizá, pero acceso al fin, a ese tesoro.

Hay un tumulto de páginas donde yo voy anotando ideas sueltas, frases, situaciones o tontos juegos de palabras. Veamos: "Sea un domador en veinte lesiones". "Chancho-alcancia". "Sigue vigente, ¿dónde vio gente?". "Lo encontré hecho unas pascuas / ¿contento? / no, gordo y negro como un güevo de chocolate"

super chatarra special

Abrimos casilleros, entonces, con las dos o tres situaciones que, calculamos, pueden soportar el trámite de una historieta: "Escuela de doma" y "Chancho alcancía”.¿Prefiere "Escuela de doma"? Inteligente elección. Pero abordemos la otra, que a simple vista suena como más jugosa. Bueno lo suyo, pero aún carente de olfato profesional. En cada uno de los antedichos casilleros iremos anotando todo lo que se nos ocurra y sumando las frases sueltas o pequeños chistes de la carpeta que tengan relación. “Ahura que las monedas vuelven a tener valor, de nuevo se ha cotizáu la rastra, don Inodoro", es una apreciación del Mendieta que bien puede insertarse en el contexto de la Escuela de Chicago como el de "chancho alcancía". Vea usted que, así, alguna de los dos columnas va creciendo en procura de alcanzar los ansiados 12/13 cuadritos que configurarán la tira.

Pero, confesémoslo, aún campea entre nosotros una preocupación primaria que nos desvela, encontrar un chiste de remate. Si no sabemos hacia dónde vamos, nos perdemos. Veamos: el hallazgo de un buen tema nos ha significado resolver un 30 por ciento del problema. Pues bien, el descubrimiento de un digno remate nos resolverá el otro 30%. Incluso, a veces, debo confesarle, doy casualmente con un chiste o con una situación que configura, en sí, un buen remate para una historia. Entonces, desandando desde allí armo la trama desde el comienzo. Pero, no se me distraiga, seamos optimistas y supongamos que encontramos un final aceptable. Ya tendremos una estructura para la tira y quedarán una, o dos más, a medio hacer, para ser completadas el día de mañana, si a usted no lo ocupa algún otro compromiso. El que guarda siempre tiene. Al igual que el esforzado pueblo israelí de un desierto habremos obtenido un vergel. Pero, pensándolo mejor, y con un golpe de timón propio de un escritor efectista, volvamos a los comienzos de la nota cuando presumimos de contar con un tema ya dado por las circunstancias. No partamos de la nada justamente con usted, que no acredita experiencia en la materia y, además, no parece ser muy lúcido que digamos. La libido viene en nuestra ayuda, amigo mío. El moreno juez Clarence Thomas ha inaugurado el envidiable acoso sexual. Un objetivo clavo nos ahorra un montón de tiempo y puede ejemplificar mejor el tramite del armado de la tira. Diga usted ¿a quién le cuadra mejor dicho acoso? ¿Será para Inodoro? ¿Será para Mendieta? ¿Habrá que recurrir a los siempre desaforados loros? ¿Se ajustarán a ese rol los poco refinados pampas del cacique Lloriqueo? ¿Deberán aparecer las alpargatas bacteriológicas? ¿Será tema pava el doctor Citado Nosocomio? Expídase. Elige los loros. Muy bien. Pero... ¿no le parece que un tema de acoso sexual, con miles de loros allí presentes, sería un tanto promiscuo? ¿No le suena como un tema necesitado de cierta intimidad? Nada de loros, entonces.

super chatarra special

La cosa puede venir como anillo al dedo para Nabucodonosor II, el chancho campeón. Recurriremos, de todos modos, a la salvadora carpeta para rescatar algo atinente al apasionante mundo del porcino y llegar, triunfales, al remate. ¿Cuál es el remate7 ¿Se le ocurre alguno? Córtela con los loros, viejo. Nabucodonosor II rechaza el acoso sexual de las chanchas. Aduce haber sido vendido a EE.UU. como reproductor. Fantasea futuras relaciones con las cerdas más bellas del mundo, las cover-pigs. Pero Pereyra lo vuelve a la realidad: su destino es una granja de inseminación artificial. Ya sé, no es un final de gran nivel literario pero ¿qué pretende por el precio de un diario? Confíe, a este final lo defendemos con otros chistes más chiquitos.

super chatarra special

Años atrás, cuando yo era joven, bello e inexperto, me conformaba con meter un chiste cada dos o tres cuadros. Nunca compartí la tesitura de algunas páginas humorísticas de jugar todo el efecto de la historia al chiste del último recuadro. Con este sistema, el remate debía ser formidable para justificar la página. A usted le gustaban, bueno. no me extraña, usted está todavía bastante verde para entender de estas cosas

Aprendí, entonces, de los colegas contadores de cuentos: Landriscina. el Sapo Cativa, el Gordo Oviedo, que pueden narrar un chiste muy largo con final discreto, pero este final viene ayudado, aderezado, respaldado, por un montón de pequeños chistes intermedios, dichos, detalles, consideraciones, que van calentando la risa y le evitan al remate cargar con la responsabilidad del fracaso o del éxito del relato. Entonces, hoy por hoy, procure meter, al menos, un chistecito, una ocurrencia por cuadrito, siempre que no desvíe la atención.

super chatarra special

Cuando está todo ya más o menos cocinado, escribo -perdón. Escribimos un diálogo en una hoja oficio. Calculamos, a ojo, que con eso nos alcanza y a veces, para mejor, nos sobra. Lo óptimo es cuando sobra: queda a salve el orgullo creativo. En ocasiones, de arranque, usted comprueba que se va a quedar corto. Entonces mete, en los dos o tres primeros cuadritos, una situación encapsulada, pequeña, sin posibilidades de mayor desarrollo, que abre la tira. Situación que no tendrá demasiada relación con el resta del asunto y luego se ligará con el tema central de forma natural o arbitraria. No, no tiene por qué ser con loros, no se ponga reiterativo con ese asunto. Ej.: Inodoro observa un mate que pierde líquido por varias perforaciones. "Otra vez la poliya me agarró el mate” dice. Mendieta le recomienda comprar otro. Inodoro replica "¡Como para invertir en muebles estamos!" ya entran en el tema del ahorro y el chancho-alcancía, del cual hablamos antes. ¿No lo recuerda? Olvídelo. Estos temas encapsulados son útiles, pero no es de lo más pulcro como procedimiento. Prefiero que la tira arranque y termine con el mismo tema. Sucede, a veces, que el ojo del amo erra el cálculo, como le pasó a usted por su impericia, y en medio de la tira uno se encuentra con que el material no alcanza. Alerta rojo. Error humano.

super chatarra special

Tenemos el comienzo y el final pero faltan, digamos, dos cuadritos en el medio. Hay que correr a la carpeta para rellenar ese hueco con algún pasacalle que no aparezca como muy traído de los pelos. Agradezco su consejo: uno puede macanear con las medidas, agrandando un cuadrito, estirando otro: ¡el lector se da cuenta, mi querido! El lector advierte que usted se tira a chanta. ¡Y estamos defendiendo una media página a color del diario Clarín, mi viejo! ¡Cómo se nota que usted después se va y se despreocupa del problema! No, acá hay que trabajar hasta que aparezca alguna réplica para insertar en el diálogo, o una pequeña gracia que anteceda al final.

super chatarra special

Impensadamente, pese a su ayuda, ya tenemos el 30% del tema central, el 30% del remate y el 30% de los chistes intermedios. Nos resta el 10% del dibujo. Ojo la tinta. Acá mejor se me sienta allá y mira desde lejos. Trataré de que el dibujo refleje el relato lo mejor posible, que sea expresivo, que narre. Ya sé que el texto no le causa gracia. No me mueva la mesa. No soy un plástico audaz, ni un virtuoso, ni un explorador de nuevas técnicas y nuevas texturas. No. No son así los loros. Cubro con papel manteca una fotocopia del original y coloreo infantilmente, con fibras. Guarda el codo. No me ayude más, mi viejo. Zapatero a sus zapatos. Usted remítase a lo suyo y espere el próximo miércoles para leerlo. El buey solo bien se lame. Después de todo. en diciembre de este ano se van a cumplir 2O anos de la primera aparición de Inodoro, en la revista Hortensia, de Córdoba, y, pese a la edad, todavía puedo seguir diciéndole a este gaucho todo lo que tiene que hacer y decir, puntualmente, cada quince días No, salga, largue el lápiz. No necesito ayuda. Recuerde aquello de "En Rosario, uno se siente más creativo´. Y no lo dije yo. Lo dijo Belgrano, hace muchos años. Descuide, su firma no aparecerá en el trabajo.

super chatarra special

26.8.14

del Archivo Chatarra: un siglo de Cortázar

super chatarra

Hace 100 años, nacía Julio Cortázar, uno de los mejores escritores de la Argentina (en el Parnaso que comparte con Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Adolfo Bioy Casares). Cortázar es uno de los escritores preferidos de esta página y fue protagonista de un gran especial que hicimos en el entonces “Super Chatarra Special” (www.superchatarra.com.ar), el sitio precuela de este blog. El especial se llamó Yo, cronopio y reunimos mucha información sobre Cortázar:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/agosto2004/NUEVO0408.htm

De ese especial, a modo de homenaje, extractamos el artículo referido al juego de escribir, una definición del aspecto lúdico que tenía la literatura para el Cronopio Mayor:

super chatarra

"Para mí, una literatura sin elementos lúdicos era una literatura aburrida, la literatura que no leo, la literatura pesada, el realismo socialista, por ejemplo".


"Escribir es dibujar mi mandala y a la vez recorrerlo, inventar la purificación purificándose; tarea de pobre shamán blanco con calzoncillos de nylon"
Rayuela


"La verdad es que la literatura con mayúscula me importa un bledo, lo único interesante es buscarse y a veces encontrarse en ese combate con la palabra que después dará el objeto llamado libro".


"Toda poesía que merezca ser llamada así debe ser ante nada un juego. Toda poesía es un juego".


Mucho de lo que he escrito se ordena bajo el signo de la excentricidad, puesto que entre vivir y escribir nunca admití una clara diferencia; si viviendo alcanzo a disimular una participación parcial en mi circunstancia, en cambio no puedo negarla en lo que escribo puesto que precisamente escribo por no estar o por estar a medias.
La vuelta al día en ochenta mundos


"Por lo que me toca, me pregunto si alguna vez conseguiré hacer sentir que el verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que escribo debería contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a enajenarlo"


(…)

"En otras ocasiones he hablado de los autores que influyeron en mí, de Julio Verne a Alfred Jarry, pasando por Macedonio, Borges, Homero, Arlt, Garcilaso, Damon Runyon, Cocteau (que me hizo entrar de cabeza en la literatura contemporánea), Virginia Woolf, Keats (pero este es terreno sagrado, numinoso, y ruego al linotipista que no escriba luminoso), Lautréamont, S.S. Van Dine, Pedro Salinas, Rimbaud, Ricardo E. Molinari, Edgar A. Poe, Lucio V. Mansilla, Mallarmé, Raymond Roussel, el Hugo Wast de Alegre y Desierto de piedra, y el Charles Dickens del Pickwick Club. Esta lista, como se comprenderá, no es exhaustiva y más bien responde a lo que la UNESCO llama el método de muestreo".

(…)

"Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos".

(…)

Entre nosotros el subdesarrollo de la expresión lingüística en lo que toca a la libido vuelve casi siempre pornografía toda materia erótica extrema.
Último round


Y nosotros cojemos, vos y yo cojemos, cuando leo por ahí que la gente se acopla o copula me pregunto si es la misma gente o si tiene privilegios especiales
El libro de Manuel

En la literatura sufrimos como en muchas otras cosas las desventajas de nuestras ventajas: inteligentes, adaptables, rápidos para captar los rumbos de la circunstancia, nos damos el triste lujo de no acatar la distancia elemental que va del periodismo a la literatura, del amateurismo a la profesión, de la vocación a la obra. ¿Por qué nuestros hombres de ciencia valen estadísticamente más que nuestros literatos? La ciencia y la tecnología no admiten la improvisación, el bartoleo y la facilidad en la medida que nuestros literatos creen inocentemente que lo permite la narrativa, y en cambio sacan brillante partido de nuestra mejores cualidades. En las letras, como en el fútbol y el boxeo y el teatro profesional, la facilidad rioplatense se traduce en suficiencia, en algo así como un derecho divino a escribir o a leer o a meter goles impecablemente. Todo nos es debido porque todo nos es dado; el Estado somos nosotros, el que venga atrás que are, etcétera.
La vuelta al día en ochenta mundos

(…)

La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero “Hotel de Belgique”.
Historia de cronopios y de famas


(…)

"La gran lección de Borges no fue una lección temática, ni de contenidos, ni de mecánicas. Fue una lección de escritura. La actitud de un hombre que, frente a cada frase, ha pensado cuidadosamente, no sé qué adjetivo ponía, sino qué adjetivo sacaba".


(…)

"Pero a mí me parece que entre nosotros el estilo es también un problema ético, una cuestión de decencia. ¡Es tan fácil escribir bien! ¿No deberíamos los argentinos (y esto no vale solamente para la literatura) retroceder primero, bajar primero, tocar lo más amargo, lo más repugnante, lo más obsceno, todo lo que una historia de espaldas al país nos escamoteó tanto tiempo a cambio de la ilusión de nuestra grandeza y nuestra cultura, y así, después de haber tocado fondo, ganarnos el derecho a remontar hacia nosotros mismos, a ser de verdad lo que tenemos que ser?".

(…)

Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas.
Historia de cronopios y de famas

(…)

"El humor de Bioy, por ejemplo, me gusta mucho porque, al igual que el humor de Borges, es de directa raíz anglosajona, y no se puede negar que los ingleses son, no diré los inventores, pero sí los usuarios más geniales del humor en la literatura".

(…)

"Citar es citarse".
Último round

(…)

"No me consideraré jamás un escritor profesional. Yo soy un aficionado que escribe cuentos y novelas".

"Lo primero que me sorprendió leyendo los cuentos de Borges fue una impresión de sequedad. Yo me preguntaba: '¿Qué pasa aquí? Esto está admirablemente dicho, pero parecería que más que una adición de cosas se trata de una continua sustracción'. Y efectivamente, me di cuenta de que Borges, si podía no poner ningún adjetivo y al mismo tiempo calificar lo que quería, lo iba a hacer. O, en todo caso, iba a poner un adjetivo, el único, pero no iba a caer en ese tipo de enumeración que lleva fácilmente al floripondio. Entonces, yo fui un poco el centinela de mi propio lenguaje, desde muy joven".

A mí me parece que no es con pasar del calor del crisol al de la cancha de Racing que haremos nuestra literatura. Un Roberto Arlt escribía idiomáticamente mal porque no estaba equipado para hacerlo de otra manera; pero tener una cultura de primera fuerza como suelen tenerla los argentinos y caer en una escritura de pizzería me parece a lo sumo una reacción de chiquilín que se decreta comunista porque el papá es socio del Club del Progreso.
La vuelta al día en ochenta mundos


"Me considero sobre todo como un cronopio que escribe cuentos y novelas sin otro fin que el perseguido ardorosamente por todos los cronopios, es decir su regocijo personal".


(…)

"Yo soy muy visual. Mientras estoy escribiendo yo veo perfectamente la escena".

(…)

"La poesía es un poco mi juego secreto, la guardo casi enteramente para mí".


(….)

"Me consideraré hasta mi muerte un aficionado, un tipo que escribe porque le da la gana, porque le gusta escribir... La literatura ha sido para mí una actividad lúdica, una forma de amor".

Y me gusta, y soy terriblemente feliz en mi infierno, y escribo.
La vuelta al día en ochenta mundos

fuente: http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/agosto2004/6.htm

13.5.14

cadena catártica

super chatarra special

Uno de los primeros éxitos de “Super Chatarra Special” (el sitio web antecesor de “Libreta Chatarra”) fue la Cadena Catártica del Viejazo del Último Milenio en la que evocamos eventos, cosas, costumbres, hechos, obras artísticas, de nuestra infancia.

Lo interesante fue ver cómo los recuerdos se organizaban en capas geológicas correlacionadas con la edad de nuestros visitantes y cómo se repetían los aportes, armando un ranking de favoritos.

Los otros días recibí un par de correos de Eduardo Murias con una serie de aportes que recordó al leer nuestras notas sobre el tema. Así que parece oportuno retomar, en este post, el recuerdo de la Cadena y publicar los aportes que Eduardo nos hizo llegar. Gracias Eduardo, un gracias extensivo a todos los que acercaron su aporte a tan célebre Cadena.

Los aportes de Eduardo fueron:
-Plimbiff-licuadora-batidora Rizmar

-Licuadora IME

-Si quiere que ella lo quiera, aféitese con “Legión extranjera”

-Grandes Almacenes Justicialistas

-Glostora

-Gomina Brancato

-Motoneta Vespa

-Kaiser Carabela y Bergantín

-Valiant 1 al 4

-El carro de la panificación

-El peletero inglés

-Pieles Moldovan

-Los 49 Auténticos

-Braudo

-Millet (de los primeros auspiciantes de Tato Bores)

-“123 Nescafé” con Carlos D'Agostino

-“Justa del saber” con Julio Bringuer Ayala

-Ignacio de Soroa y “Duc de Saint Remy”

-“Odol Pregunta” con Cacho Fontana y, de presidente del jurado, Jorge Paz; Jurado: Cordova Iturburu, Ulises Petit de Murat, Jorge Durbano, Pablo Palant, etc.

-Series: Maverick, La ciudad desnuda, Revólver a la orden, La ley del revolver, El hombre del rifle, Ivanhoe, Rin Tin Tin, Ballinger de Chicago.

-“Que lindo que es el gatito / que bien que sabe tejer / con las lanas softizadas / con las lanas “San Andrés” / aunque teja del derecho / aunque teja del revés / softizadas y livianas / son las lanas “San Andrés”.

-Aceite Malvaloca de Ybarra

-El vino Tupungato

-El jabón Cañadenzo

-El programa “Calle Corrientes” de Roberto Gil donde entre otros estaba Fidel Pintos (Mesie Canesú place: “Sr. Intendente acerque los hipomenterios...”, condenado siempre a volver caminando de Palermo o San Isidro, pasando por Plaza Italia, donde dios los cría y el chamamé los amontona).

-El aceite Ricoltore

-Ovomaltina

-El paté de foie “Armour”

-El yogurth y la leche “Kasdorf”

-La Refrescola

-El Trinaranjus

-El jugo de limón “Minerva”.
Para los que se engancharon con el tema, más aportes en este link:

http://superchatarra.com.ar/ccvum.htm

7.10.13

del archivo chatarra: sábato y el tango metafísico

Reexaminando los llamados “Especiales de Special”, la serie de ediciones especiales de los primeros tiempos de “Super Chatarra Special” nos encontramos con este texto de Ernesto Sábato sobre el sentir metafísico del tango que vale la pena rescatar.

Quién quiera leer el especial que dedicamos el 11 de octubre del 2000, en el Día Internacional del Tango, al tango, podrá ver el dossier completo en:

http://superchatarra.com.ar/speciales/tango.htm

En este país de opositores, cada vez que alguien hace algo ( (un presupuesto. una sinfonía o un plan de viviendas mínimo), inmediatamente brotan miles, de críticos que lo demuelen con sádica minuciosidad.

Una de las manifestaciones de este sentimiento de inferioridad del argentino (que se place en destruir lo que no siente capaz de hacer) es la doctrina que desvaloriza la literatura de acento metafísico: dicen que es ajena a nuestra realidad. Que es importada y apócrifa y que, en fin, es característica de la decadencia europea.

Según esta singular doctrina, el "mal metafísico" sólo puede acometer a un habitante de París o de Roma. Y, si se tiene presente que ese mal metafísico es consecuencia de la finitud del hombre, hay que concluir que para estos teóricos la gente se muere en Europa.

A estos críticos. que no sólo se niegan a considerar su miopía como una desventaja sino que, por el contrario, la usan como instrumento de sus investigaciones, hay que explicarles que si el mal metafísico atormenta a un europeo, a un argentino lo debe atormentar por partida doble, puesto que si e1 hombre es transitorio en Roma, aquí lo es muchísimo más, ya que tenemos la sensación de vivir esta transitoria existencia en un campamento y en medio de un cataclismo universal, sin ese respaldo de la eternidad que allá es la tradición milenaria.

Cómo será verdad todo esto que hasta los autores de tango hacen metafísica sin saberlo.

Es que para los críticos mencionados la metafísica sólo se encuentra en vastos y oscuros tratados de profesores alemanes; cuando como decía Nietzsche, está en medio de la calle, en las tribulaciones del pequeño hombre de carne y hueso.
No es éste el lugar para que examinemos de qué manera la preocupación metafísica constituye la materia de nuestra mejor literatura. Aquí queremos señalarlo, simplemente, en este humilde suburbio de la literatura argentina que es el tango.

El crecimiento violento y tumultuoso de Buenos Aires, la llegada de millones de seres humanos esperanzados y su casi invariable frustración, la nostalgia de la patria lejana, el resentimiento de los nativos contra la invasión, la sensación de inseguridad y de fragilidad en un mundo que se transformaba vertiginosamente.

El no encontrar sentido seguro a la existencia, la falta de jerarquías absolutas, todo eso se manifiesta en la metafísica tanguística.

Melancólicamente dice: "Borró el asfalto de una manotada,/ la vieja barriada que me vio nacer..."

El progreso que a marcha-martillo impusieron los conductores de la nueva Argentina no deja piedra sobre piedra. Qué digo: no deja ladrillo sobre ladrillo; material éste técnicamente más deleznable y, como consecuencia filosóficamente más angustioso. Nada permanece en la ciudad fantasma. Y el poeta popular canta su nostalgia del viejo "Café de los Angelitos":

"Yo evoco, perdido en la vida,/y enredado en los hilos del humo."

Y, modesto Manrique suburbano, se pregunta:

"¿Tras de qué sueños volaron?.../ ¿En qué estrellas andarán? / Las voces que ayer llegaron / y pasaron y callaron, / ¿dónde están?,/ ¿Por qué calles volverán?

El porteño, como nadie en Europa, siente que el Tiempo pasa y que la frustración de todos los sueños y la muerte final son inevitables epílogos.

ERNESTO SÁBATO
Tango, discusión y clave
fuente: http://superchatarra.com.ar/speciales/ppre0037.htm

16.8.13

del Archivo Chatarra: Apocalypse Now Redux

super chatarra special

Uno de los fuertes de “Super Chatarra Special”, que nos hicieron relativamente conocidos en la red, fueron las críticas de cine. Desde el principio le dimos mucha importancia al tema de guión y analizamos las distintas sublecturas que podíamos ver en el filme. A veces (reconozcámoslo) delirábamos. Pero fue un agregado del que nos enorgullecemos. Como así también de haber defendido películas, contra el viento y marea de una crítica local con criterios bastante poco claros.

Por eso, en esta búsqueda por el Archivo Chatarra, rescatamos esta nota comentando el reestreno de “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola, cuando se difundió comercialmente el corte del director. En ese entonces comentamos esa película junto a otra película de guerra, la también muy buena “La caída del Halcón Negro” de Tony Scott. Estamos hablando de más de once años, abril de 2002:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/abril2002/apocalypsenow.htm
APOCALYPSE NOW REDUX
"Cuando estaba en Servicios Especiales, fuimos a inocular de poliemielitis a los niños de una aldea. Ya nos estamos yendo, cuando nos alcanzó un anciano, desesperado. El Vietcong había llegado cuando nosotros nos fuimos, y había arrancado todos los brazos vacunados. Los habían apilado en el medio de la aldea. Una pila de pequeños brazos. Me arrodillé y lloré como una abuela. Quería arrancarme los dientes de tanto dolor. Entonces, fue cuando lo comprendí, con claridad, como si me hubieran perforado la frente con una bala de diamante. Entendí la claridad, la brillantez, la precisión de la concepción de quien fue capaz de ejecutar algo así. No eran monstruos. Eran personas como nosotros. Amaban, tenían hijos, cultivaban sus campos. Pero tenían la fuerza, la fuerza de pensar algo así y de llevarlo acabo. Ese día entendí que no podíamos ganarle la guerra a esa gente".

El Coronel Kurtz al Capitán Willard, en algún lugar de Camboya…
Faraónica, monumental, excesiva, "Apocalypse Now Redux" es una fiesta para los cinéfilos, una obra maestra desbordada que chorrea ideas por los cuatro costados. Claro que pueden encontrársele redundancias, tiempos muertos, sobrantes que podrían recortarse para aliviar la trama. Pero hay tanto ingenio, tantas ideas, con tantas muestras de talento cinematográfico que hasta sus flaquezas se tornan en puntos a destacar.

Francis Ford Coppola casi deja la vida en la filmación de esta película, que se le fue de las manos, con mucho material guardado en espera de su versión en DVD (370 horas de película filmada). ("Hicimos esta película de la misma forma que los americanos hicieron la guerra de Vietnam: éramos demasiados, había demasiado dinero y equipo... poco a poco todos fuimos perdiendo la cordura"). Para esta re-edicción, Coppola le agregó 49 minutos a la versión que conocimos en 1979, para redondear 3 horas 20 de película final. Cuatro secuencias son las novedades de esta versión. La principal, un diálogo entre Kurtz y Willard, donde el primero sugiere que desde lo alto del poder militar se le mintió a la opinión pública americana sobre la guerra. Otros agregados: la llegada al campamento perdido donde están varadas las conejitas de Playboy, más escenas con Robert Duvall, el comandante que amaba el olor del napalm, el entierro de Clean, el soldado negro protagonizado por un Laurence (Larry, en los créditos) Fishburne de sólo 14 años, y la llegada de Willard a los restos de una plantación francesa (de importancia para la historia).

"Apocalypse now" es una road-movie en la jungla. El viaje del Capitán Willard, remontando el río, en busca de la fuente, el oscuro Coronel Kurtz, es un doble viaje: el físico, a Camboya, y el conceptual, el que lleva al soldado quebrado a las razones más primitivas de la guerra. El Capitán Willard es un soldado perdido (como lo define Roxanne, la viuda francesa que interpreta Aurore Clément). Desde el comienzo, él está mirando la guerra desde la vereda de enfrente, confuso, dividido. Se ha ido de la guerra, pero sólo físicamente. Su alma sigue en Vietnam. Por eso se divorcia y vuelve a la jungla, a encontrarse en el infierno. Tal vez, como le aconsejé Roxanne, él es uno de esos soldados que no entiende que son dos hombres: uno el que mata, otro el que ama.

La misión que recibe Willard es finiquitar el mando del Coronel Kurtz, un brillante oficial que ha perdido la razón, formando su propio ejército en la selva entre los nativos que lo tienen como un Dios y acatan sus decisiones más aberrantes. A bordo de un barco, con una tripulación de improvisados soldados, Willard remonta el río, en busca de los pasos de Kurtz. En el camino se topa con los claroscuros de una guerra surrealista: oficiales que surfean entre las disparos, las bombas de napalm quemando aldeas, niños que hacen explotar bombas en helicópteros médicos, ametralladoras americanas que acribillan campesinos, Playmates exhibiéndose para los soldados, campamentos sin mandos, muerte y horror sin sentido.

En la primera mitad del viaje se observa la torpeza de una guerra manejada por payasos de cuatro estrellas y efectivos que fueron a Vietnam de turismo. "Cuanto más tratan que se parezca a casa, lo único que logran es extrañarlo más" dice Willard en un momento del film. Las tropas americanas tratan de traerse ese cachito de su país a la selva. La incongruencia es patética. Soberbia cultural, hamburguesa comida frente a los templos orientales, apunte que señala la confusión de un ejército que no tiene ninguna idea de para que está en ese rincón del mundo. Enfrente, un enemigo luchando por su territorio, con sólo dos opciones (como señala Willard): la muerte o la victoria.

A medida que sube el río, hacia Kurtz, hacia las causas primitivas de la guerra, el guión de John Milius y Francis Ford Coppola eleva el nivel de la explicación, subiendo a un segundo nivel de análisis. Por eso es vital la inserción del segmento en que Willard llega a una plantación francesa, defendida por sus propietarios. El personaje de Hubert de Marais (protagonizado por el fallecido Christian Marquand) representa a los primeros invasores de Vietnam, el imperialismo francés, que también fracasó en la selva. En esa discusión en la cena, se exponen los principales antecedentes históricos de la intervención americana (incluyendo la teoría del dominó). Dramáticamente, la escena registra las advertencias del viejo imperialista vencido al nuevo imperialista que está por ser derrotado. Consejos de una prepotencia central incapaz de entender la psicología y la necesidad del pueblo que quieren colonizar.

El último segmento de película es el esperado encuentro de Willard con Kurtz. Y hay un nuevo giro, otra aproximación al fenómeno de la guerra, al más primitivo y tribal, a la médula del instinto bélico del hombre. El altar de muerte que Kurtz erige en la selva es la proyección física del descenso al lado oscuro del ser humano, a la faz más brutal e instintiva. Kurtz quiebra a Willard física y espiritualmente, en un rito de expiación previo al sacrificio final. Como un Minotauro cansado, Kurtz espera el puñal que le permita descansar definitivamente. En su intento por buscar la esencia de la guerra, Kurtz se ha perdido, definitivamente, en la noche. (Un diálogo lo expone: "¿Qué razón le dieron para finiquitar su mando?", "Ellos no concuerdan con sus métodos", "¿Y usted que opina?", "Que veo una ausencia absoluta de método").

En la escena final, Willard vacila en la tentación de ejercer el mando, de tomar el lugar de Kurtz, de convertirse en el nuevo señor de la guerra. Desistir de esa decisión es el primer paso del protagonista para volver del horror, de reencontrarse con su humanidad, de emprender el ansiado camino a casa.

"Apocalypse now" es un monumento histórico a la fotografía y al sonido. La fotografía de Vittorio Storaro ("Goya", la última versión televisiva de "Duna", "Dick Tracy", entre otras joyas) es soberbia, uno de los grandes pilares de la historia. El propio Storaro aparece en el film, como un fotógrafo de televisión en el campo de batalla. El otro puntal, es el diseño de sonido, responsabilidad de Walter Murch quien se llevó el Oscar por su tarea en el film. De su trabajo, sólo cabe decir que redefinió su oficio en el cine. Su labor para la película se enseña en las escuelas de cine de todo el mundo. Un ejemplo: en un momento de un bombardeo, vemos a un vietnamita corriendo por un puentecito de madera. Los pasos del vietnamita, sobre las maderas del puente, se oyen, en medio del fragor de las bombas y del vuelo rasante de los aviones. Lo que hoy es un detalle normal de cualquier producción, en 1979 fue todo una revolución. Para revalorizar y respetar.

Junto a un jovencísimo Harrison Ford, se destacan las actuaciones de Robert Duvall, como el pirado Coronel Kilgore ("¿Puedes olerlo? Napalm, hijo. Nada en el mundo huele como él. Amo el olor del napalm en las mañanas. Sabes, una vez bombardeamos una colina durante veinte horas. Cuando todo terminó, subí a ver. No encontré ninguno de ellos, nada de sus apestosos cuerpos amarillos. El olor, sabés el olor a gasolina, en toda la colina. Huele a... victoria. Algún día esta guerra terminará"), los parlamentos de Dennis Hooper, como el fotógrafo adepto de Kurtz, y la sólida máscara de Martin Sheen (sufrió un infarto durante la filmación y en varias partes lo reemplazó su hermano, de espaldas; ah, originalmente el papel era de Harvey Keitel despedido a las dos semanas de comenzar a filmar).

Pero quien se lleva todo los lauros es Marlon Brando, en una actuación que sirve de ejemplo para señalar porque es uno de los grandes actores del cine. Sus parlamentos tienen un plus agregado que lo destacan del resto. En los relatos en que un personaje se pasa toda la película busca a otro, ese otro, nombrado y escamoteado desde el principio, debe tener suficiente peso específico para que su aparición no signifique una decepción en el público. La ansiada aparición de Kurtz provoca los mejores momentos del film, hasta entonces abrumador, y le da la dimensión de obra maestra que la película necesitaba. Sus escenas se realzan por el uso magistral de la iluminación, cortando al personaje entre las luces y las sombras.

Como dato adicional, se cuenta que la vaca que muere en la escena final fue sacrificada "en vivo y en directo" para la película. Anteriormente, con "El Padrino", Coppola usó una cabeza de caballo de verdad, para la famosa escena del pura sangre en la cama, matando a un viejo matungo. Otro capítulo más de los problemas de los enfrentamientos entre Coppola y las asociaciones de defensa de los animales.

Con toda la genialidad que emerge de "Apocalypse now", no es una película de recomendación amplia. Para el espectador promedio será un bodriazo, largo y confuso. Cosas que suceden con ciertas obras maestras. Por lo que sólo cabe advertir que hay que tener muchas horas de butaca para disfrutar plenamente de este film megalómano. Así que, mal que nos pese, es de consumo sólo apto para cinéfilos.

CONSEJO: imprescindible.

Fuente:

"El apocalipsis de Coppola,
en versión aumentada"

Stiletano, Marcelo
(la nación, 27.03.02)

26.7.13

del archivo chatarra: frases de hace diez años

super chatarra special
Una de las tradiciones de “Super Chatarra Special” era compendiar, cada año, las mejores frases cinematográficas del año. Para recordar esa tradición, armamos este post con las mejores frases de películas estrenadas en Argentina hace una década. Para rememorar. Seleccionamos un puñado de frases de las publicadas en aquella ocasión, en el especial de enero de 2004. Si se quedan con ganas de ver más, sugerimos visitar este link:

http://superchatarra.com.ar/edanteriores/enero2004/frases2003.htm
“Nuestra habilidad para crear un fraude excede nuestra habilidad para detectarlo”
Víktor Taransky / Al Pacino en “S1m0ne”

“La apariencia de la ley debe mantener, en especial cuando estamos quebrándola”
El juez Jim Broadbent de “Pandillas de Nueva York”

“A veces es más fácil vivir que mentir”
“Atrápame si puedes”

“Cuando eres buena con Mamá, Mamá es buena contigo”
Mamá /Queen Latifah en “Chicago”

C. W. BRIGGS: A mí no me engañas. Pese a tus aires de mujer moderna, en verdad lo que te falta es una buena revolcada
MISS FITZGERALD: No te ilusiones. No sabrías como hacerlo
C. W. BRIGGS: Es que en tu caso es muy difícil. No sé que lado va arriba y que lado va abajo
“La maldición del escorpión de jade”

-Vamos. Nunca te vi llorar. Bueno, salvo cuando ganó Bush
-¿En cuál de las dos?
-En ambas
Diálogo entre Lucy / Sandra Bullock, la abogada liberal, y su amiga, en “Amor a segunda vista”

“Ha pasado algo terrible. Me enamoré de una persona que quiere pasar su vida conmigo”
Frank / Denis Quaid en “Lejos del paraíso”

“Antes de enseñar la revolución y el cambio social, habría que enseñarle a la gente a valorar la belleza”
“Cien pasos”

“Tuve una nueva idea para un show. Se llama "El Viejo Juego". Tienes tres ancianos con sus pistolas. Ellos examinan sus vidas, ven quienes eran, que planeaban, cuan lejos están de realizar sus sueños. El ganador es el que no se vuela la cabeza. Ese gana una heladera”
“Confesiones de una mente peligrosa”

-Camarada, todo los que nos dijeron del socialismo era falso
-Pero ¿sabés lo que es peor? Que todo lo que nos dijeron del capitalismo era cierto
“Los lunes al sol”

“Los gobiernos quieren las bellotas pero no regar el roble”
“El arca rusa”

SMITH: ¿Por qué, Mr. Anderson? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué se levanta? ¿Por qué sigue luchando? ¿Cree que está luchando por algo? ¿Por algo más que sobrevivir? ¿Puede decirme qué es? ¿Acaso lo sabe? ¿Es la libertad? ¿La verdad? ¿Quizás la paz? ¿Sí? ¿No? ¿Podría ser por amor? Ilusiones, Mr. Anderson. Engaños de la percepción. Construcciones temporales con la que el débil intelecto humano trata desesperadamente de justificar su existencia que no tiene ningún significado o propósito. Todo es artificial, como la Matriz, aunque sólo un humano puede inventar algo tan insípido como el amor. Debe ser capaz de verlo, Mr. Anderson. Debe saberlo ahora. No puede ganar. Nada justifica proseguir la lucha. ¿Por qué, Mr. Anderson? ¿Por qué? ¿Por qué persiste?
NEO: Porque elegí hacerlo
“Matrix Revoluciones”

“Aquellos que tuvieron la suerte de conservar sus vidas, llévenselas. Pero dejen los miembros. Ahora me pertenecen”
“Kill Bill, volumen 1”

3.7.13

del archivo chatarra: furcios radiales

super chatarra special

En febrero de 2002, en nuestra edición de “Super Chatarra Special” dedicamos un espacio a recordar furcios radiales.

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/febrero2002/furcios.htm

Tomamos la información del libro “Días de radio” de Carlos Ulanovsky, Marta Mirkin, Juan José Panno y Gabriela Tijman. Y trajimos, en esa ocasión, de varias situaciones graciosas que se dan cuando se nos lengüa la traba frente al micrófono de radio. En este post, seleccionamos un puñadito de las contadas en aquella ocasión, para disfrute y recuerdo.

JOSÉ MARÍA MUÑOZ: -Se está demorando más de la cuenta el partido por la presencia de un intruso en la cancha. ¿Quién es ese hombre del piloto, Zavatarelli?
DANTE ZAVATARELLI: -Eh..., soy yo, Muñoz..., soy yo.

***

En medio del dramático incendio en aquel rancho, el perro salió convertido en una verdadera tea humana.

***

“Estamos hablando de arqueros ar-gen-ti-nos”
De José María Muñoz cuando un periodista de su equipo comparó la lozanía de Hugo Gatti con Dorian Grey.

***

Señora, señora, atención: Prepárese porque llegaron las nuevas máquinas de coger...
De una locutora madura; testigo: Canela.

***

-Te felicito, Pedro, estuviste sensacional.
-Gracias, Luis Elías, imagínate que alegría tengo. Lástima que el camino estaba un poco jodido.
-Bueno, amigos, sabrán comprender. El nerviosismo, el peligro, la ansiedad de todo corredor, descontrolaron por un instante al gran Yarza. Pedro: acordáte, estás hablando por radio.
-Está bien, Luis Elías, perdóname por la cagada que te hice...
-¡Pedro...! ¡Estamos saliendo al aire y te escuchan miles de personas! Señoras y señores oyentes, la bondad de ustedes habrá hecho que cerraran sus oídos ante este pequeño desliz del ganador. Y ya que estamos, le preguntamos a Yarza cómo espera llegar a Chile pasado mañana.
-Mirá, Luis, cruzar la Cordillera es tan difícil que, si llegamos, nos vamos a poner en pedo...
(Luis Elías Sojit con Pedro Yarza, ídolo del automovilismo cuyano)

***

1934, Luis Elías Sojit a cargo de la transmisión central de fútbol, recibe el aviso de su hermano Manuel, en la cancha de River: “Gol de River, Bernabé Ferreyra, de penal”. Una hora más tarde, un nuevo contacto telefónico trae el final del partido:
-Final del partido en la cancha de River, Luis Elías: River, cero; Platense, cero.
-Pero ¿cómo “cero a cero”? ¿Y el penal de Bernabé Ferreyra?
-Ah, lo atajó Gualco. Yo me adelanté con el gol porque, como se sabe, Bernabé nunca yerra un penal, pero justo lo viene a errar hoy. ¡Qué macana!

***

Estamos en la cancha de Comunicaciones, en avenida San Martín y coso.

***

Contado por el autor del furcio, Alberto Thaler, locutor del programa de Blackie, por Radio Belgrano. Un jueves, la conductora entró caliente al programa y, sin esperar la cortina del programa, pidió micrófono para responder la crítica de una oyente. “Ya me va a escuchar esa pelotuda” dijo Blackie antes de salir al aire.

Se encendió la luz del estudio y Blackie soltó su respuesta: "Buenas tardes. Estas palabras están dirigidas a usted, señora, que me mandó una extensa carta que no se dignó a firmar, donde me critica los furcios... (...) Usted me critica los furcios, estimada señora, pero si los cometo es porque tengo una hora y cuarenta y cinco minutos de programa. Y en un lapso tan extenso es lógico que alguna vez se me escape alguno. ¿O usted no comete furcios, señora? Cuando le quema con la plancha una camisa a su marido, ¿no es un furcio ése? Cuando se le rompe un huevo frito, ¿es un furcio o qué, señora? ¡Mejor sería que se preocupara por mejorar su ortografía que bastantes horrores le he encontrado! ¡Faltaba más!".

Se tomó un respiro y sin perder la bronca ordenó: "¡Tanda, Tahler!".

Alberto Thaler confiesa que nunca la habían visto así a Paloma y que todos los del equipo se habían contagiado con el clima de berrinche. Por eso, tal vez, arremetió con tono estridente el primer aviso:

“¡Cague naftas YPF!”.

31.5.13

del Archivo Chatarra: Rayuela

un libro al día
Se conmemora en este año, medio siglo de la publicación de “Rayuela”, la novela insigne de Julio Cortázar, uno de los escritores de cabecera de esta página.

Leí “Rayuela” ya treintañero y me pasó con esa novela lo que me pasa con las películas que reciben cinco estrellas de sus críticos: me supo a poco. Comprendí lo que “Rayuela” debió ser para la literatura (y para la literatura latinoamericana, en especial) en el tiempo de su publicación, pero no pude desprenderme de la sensación de que era una novela que sentía el paso del tiempo. Seguramente eso pasa con los libros que están vivos. El tiempo, como a las personas, los envejece.

Cortázar quiere, en esa experiencia, reinventar todo. Da absoluta libertad al autor y se mete a revolucionar no sólo el lenguaje sino el modo (los modos) de leer un libro.

Pero como lector, sigo creído que el mejor Cortázar es del de los cuentos perfectos, la mejor prueba de su talento literario. Tal vez, sea cierto lo que dijera el escritor español Miguel Herráez: Cien años de soledad es la novela del lector, Rayuela es la novela de los escritores”.

Por eso, seguramente, me costaba encontrarle la vuelta para elaborar un post recordatorio de este medio siglo. Así que ahondé en el especial de Cortázar que publicamos en el Chatarra de agosto de 2004 (http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/agosto2004/NUEVO0408.htm) y seleccionamos lo mejor de “Rayuela”: fragmentos de la novela, con los comentarios del propio Cortázar.

Seguramente, el principal logro de Cortázar no fue la construcción de la novela perfecta, de la catedral magna, al escribir “Rayuela”, sino de legarnos el mandato de recuperar el sentimiento juguetón de abrir un libro (no sólo “Rayuela”, sino cualquier libro) y reservarnos el derecho de sorpresa.

super chatarra special

La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo (Et tous nos amours, sollozó Emmanuèle boca abajo), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar.
Rayuela

“Yo no sé exactamente si empezó en Buenos Aires o en París. Lo que sí sé es que un día de verano, de un calor espantoso (creo que era en Buenos Aires) vi unos personajes que estaban entregados a una serie de acciones a cual más absurda. Estaban en dos ventanas, separadas por muy poco espacio pero con cuatro pisos abajo y trataban de pasarse un paquete de yerba y unos clavos. Yo empecé a escribir muy en detalle todas las ideas que se les ocurrían para tender un tablón y pasar por él de una ventana a la otra y de esa manera alcanzarse la yerba y los clavos. Los personajes estaban curiosamente muy definidos y el personaje principal de eso que yo pensé que iba a desembocar en un cuento, se llamaba sin ninguna vacilación Horacio Oliveira y era alguien de quien yo tenía la impresión de conocer desde muy adentro. Los otros dos personajes, Talita y Traveler, también me resultaban dos personajes porteños sumamente conocidos imaginariamente, porque estaban totalmente inventados”.

Los tablones se inclinaron un poco hacia abajo, y Talita se agarró desesperadamente. Oliveira silbó con todas sus fuerzas como para detener a Traveler, pero ya no había nadie en la ventana.
-Qué animal -dijo Oliveira-. No te muevas, no respires siquiera. Es una cuestión de vida o muerte, creeme.
-Me doy cuenta -dijo Talita, con un hilo de voz-. Siempre ha sido así.
Rayuela

“Empezar por un momento y terminar por el otro extremo. No. Me pareció que esa podía ser una opción y es la primera manera de lectura. Pero también me pareció que había una segunda opción en la cual el lector podía saltar de capítulos que estaban muy adelantados a capítulos que estaban muy atrasados”.

Mi libro se puede leer como a uno le dé la gana. Liber Fulguralis, hojas mánticas, y así va. Lo más que hago es ponerlo como a mí me gustaría releerlo. Y en el peor de los casos, si se equivocan, a lo mejor queda perfecto.
Rayuela

‘Rayuela’ es, de alguna manera, una tentativa de visión leonardesca. Es decir, esa nostalgia que fue la gran nostalgia, el gran deseo del Renacimiento; es decir, una especie de mirada universal que todo lo comprendiera. Yo no comprendo nada, pero el deseo estaba ahí y la intención también”.

Una tentativa de este orden parte de una repulsa de la literatura; repulsa parcial puesto que se apoya en la palabra, pero que debe velar en cada operación que emprendan autor y lector. Así, usar la novela como se usa un revólver para defender la paz, cambiando su signo. Tomar de la literatura eso que es puente vivo de hombre a hombre, y que el tratado o el ensayo sólo permite entre especialistas. Una narrativa que no sea pretexto para la transmisión de un ‘mensaje’ (no hay mensaje, hay mensajeros y eso es el mensaje, así como el amor es el que ama); una narrativa que actúe como coagulante de vivencias, como catalizadora de nociones confusas y mal entendidas, y que incida en primer término en el que la escribe, para lo cual hay que escribirla como antinovela porque todo orden cerrado dejará sistemáticamente afuera esos anuncios que pueden volvernos mensajeros, acercarnos a nuestros propios límites de los que tan lejos estamos cara a cara.
Rayuela

“Escribía largos pasajes de Rayuela sin tener la menor idea de dónde se iban a ubicar y a qué respondían en el fondo. Fue una especie de inventar en el mismo momento de escribir, sin adelantarme nunca a lo que yo podía ver en ese momento”.

-Pero claro -dijo Oliveira-. Nadie lo niega, che. Lo que no entendemos es por qué eso tiene que suceder así, por qué nosotros estamos aquí y afuera está lloviendo. Lo absurdo no son las cosas, lo absurdo es que las cosas estén ahí y las sintamos como absurdas.
Rayuela

“Porque Rayuela es optimista como yo. Yo creo en el hombre, el hombre va a sobrevivir a todos los avatares”.

Bebé Rocamadour, bebé, mon bebé. Rocamadour:
Rocamadour, ya sé que es como un espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que escribirte que te portes bien o que te abrigues. Parece increíble que alguna vez, Rocamadour. Ahora solamente te escribo en el espejo, de vez en cuando tengo que secarme el dedo porque se moja de lágrimas. ¿Por qué, Rocamadour?
Rayuela

“Ése (la muerte de Rocamadour) es un capítulo particularmente cruel y que me fue muy difícil, muy penoso. Hay algunos textos de los que me acuerdo, me veo a mí mismo escribiéndolos, y son siempre textos en los que yo he sufrido al escribirlos. Como ese, varios pasajes de 'El perseguidor' y ese cuento que se llama 'La señorita Cora'”.

La mano de Horacio se deslizó entre las sábanas, le costaba un esfuerzo terrible tocar el diminuto vientre de Rocamadour, los muslos fríos, más arriba parecía haber como un resto de calor pero no, estaba tan frío. “Calzar en el molde”», pensó Horacio. “Gritar, encender la luz, armar la de mil demonios normal y obligatoria. ¿Por qué?” Pero a lo mejor, todavía... “Entonces quiere decir que este instinto no me sirve de nada, esto que estoy sabiendo desde abajo. Si pego el grito es de nuevo Berthe Trépat, de nuevo la estúpida tentativa, la lástima. Calzar en el guante, hacer lo que debe hacerse en esos casos. Ah, no, basta. ¿Para qué encender la luz y gritar si sé que no sirve para nada? Comediante, perfecto cabrón comediante. Lo más que se puede hacer es...”
Rayuela

“El lector es el cómplice, él tiene que decidir”.

La página contiene una sola frase: “En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no lo hay.” La frase se repite a lo largo de toda la página, dando la impresión de un muro, de un impedimento. No hay puntos ni comas ni márgenes. De hecho un muro de palabras ilustrando el sentido de la frase, el choque contra una barrera detrás de la cual no hay nada. Pero hacia abajo y a la derecha, en una de las frases falta la palabra lo. Un ojo sensible descubre el hueco entre los ladrillos, la luz que pasa.
Rayuela

“Un día recibí una carta de los Estados Unidos, de una niña, una chica de diecinueve años, encantadora, que escribía muy bien, poeta. Me decía: 'Dear Mr. Cortázar, le escribo para decirle que su libro 'Hopscotch' me ha salvado la vida'. Cuando leí esa primera frase, me quedé..., porque es terrible sentirse responsable de la vida de los demás, ¿no? Me decía: 'mi amante me abandonó hace una semana. Yo tengo diecinueve y es el único hombre que había conocido, lo amaba profundamente y cuando me abandonó, decidí suicidarme. Y no lo hice en seguida porque tenía algunos problemas prácticos que resolver' (tenía que escribirle a su madre, en fin, ese tipo de cosas de los suicidas, ¿no?). 'Pasé dos días en casa de una amiga y encima de una mesa había un libro que se llamaba 'Hopscotch'. Y entonces empecé a leerlo. Yo me iba a matar al día siguiente y había comprado ya las pastillas. Leí el libro, lo seguí leyendo, lo leí toda la noche y cuando lo terminé, tiré las pastillas porque me di cuenta de que mis problemas no eran solamente los míos sino los de mucha gente. Y entonces quiero decirle que Ud. me ha salvado la vida'.

Una prosa puede corromperse como un bife de lomo. Asisto hace años a los signos de podredumbre en mi escritura.
Rayuela

28.3.13

del Archivo Chatarra: Nabokov analiza “Anna Karenina”

super chatarra especial

Los últimos dos posts trataron de la versión cinematográfica de “Anna Karenina”. Y recordamos que hace unos años, en Super Chatarra Special, dedicamos un especial a las clases de literatura de Vladimir Nabokov en la Universidad de Cornell, en las que se explayó sobre varios autores, entre ellos León Tolstoi y su obra “Anna Karenina”. Era una buena ocasión para recordar algunos fragmentos de esas clases sobre el libro base de la película.

El especial pueden leerlo en:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/octubre2002/NUEVO1002.htm

y estos son los fragmentos seleccionados de las clases de Nabokov:
Cuando se lee a Turguéniev, uno sabe que está leyendo a Turguéniev. Cuando se lee a Tolstoi, se lee porque no se puede dejar el libro.


Mucha gente se acerca a Tolstoi con sentimientos encontrados. Estiman al artista que hay en él y les aburre terriblemente el predicador; pero ocurre que es bastante difícil separar al Tolstoi predicador del Tolstoi artista: es la misma voz lenta y profunda, es el mismo hombre robusto el que levanta una nube de visiones o un fardo de ideas. (...) Ya pintara o predicara, Tolstoi seguía pugnando, frente a todos los obstáculos, por llegar a la verdad. En cuanto autor de Ana Karenina, utilizó un método para descubrir la verdad; en sus sermones utilizó otro; pero de alguna forma, por sutil que fuera su arte y por áridas que fueran algunas de sus actitudes, la verdad que pesadamente buscaba a tientas o que encontraba mágicamente a la vuelta de la esquina era siempre la misma verdad: esa verdad era él, y ese él era un arte. Lo único que a uno le molesta era que no siempre reconociera su propio yo al encontrarse con la verdad.


Me gusta esa anécdota de que un día de tedio, cuando ya era anciano, muchos años después de que dejara de escribir novelas, cogió un libro y empezando a leer por la mitad, se fue interesando y le fue agradando mucho, hasta que miró el titulo y vio: Ana Karénina, por Lev Tolstoi.


Y el verdadero principio moral que él establece es este: el amor no puede ser exclusivamente carnal porque entonces es egoísta, y al ser egoísta destruye en vez de crear. Por eso es pecaminoso. Y para exponer su tesis con la mayor claridad artística posible, Tolstoi, con un torrente de extraordinaria imaginería, pinta y coloca lado a lado, en vívido contraste, dos amores: el amor carnal de la pareja Vronski-Ana (que son presa de sus emociones, ricamente sensuales pero fatídicas y espiritualmente estériles), y el amor autentico, cristiano, como Tolstoi lo calificaba, de la pareja Liovin-Kitty, que sigue teniendo las riquezas de la naturaleza sensual, pero equilibradas y armoniosas dentro de la pura atmósfera de la responsabilidad, la ternura, la verdad y las alegrías domésticas.


La Pesadilla Doble: un sueño, una pesadilla, una pesadilla doble desempeña un papel importantísimo en la obra. Digo "pesadilla doble" porque Ana y Vronski tienen el mismo sueño. (Esta interconexión monogramática de la vida mental de dos personas no es desconocida en la llamada "vida real".) Se observará también que, en ese fogonazo de telepatía, Ana Y Vronski conocen técnicamente la misma experiencia que Kitty y Liovin cuando estos se leen el pensamiento trazando iniciales con tiza sobre el tapete verde de una mesa de juego. Pero en el caso de Kitty y Liovin el puente mental es una estructura ligera y luminosa y bella, que conduce hacia regiones de ternura, deberes amorosos y dicha profunda. En el caso de Ana y Vronski, el eslabón es una pesadilla opresiva y espantosa, cargada de tremendas implicaciones proféticas.


El stream of consciousness o monólogo interior es un método de expresión inventado por Tolstoi, un ruso, mucho antes de James Joyce; la mente del personaje en su fluir natural, ora discurriendo por emociones y recuerdos personales, ora internándose bajo tierra y brotando del subsuelo a manera de manantial oculto y reflejando distintos objetos del mundo exterior. Es una especie de registro del movimiento constante de la mente del personaje, que va pasando de una imagen o idea a otra sin ningún comentario o explicación por parte del autor. En Tolstoi este procedimiento presenta una forma todavía rudimentaria, prestando el autor alguna ayuda al lector, pero en James Joyce alcanza un estadio extremo de crónica objetiva.


Tal es el esqueleto móvil de la obra, que yo he presentado a modo de carrera en la que las siete vidas parten alineadas: luego se adelantan Vronski y Ana dejando atrás a Liovin y Kitty: más tarde, vuelven a estar los siete alineados y nuevamente, moviéndose a trompicones como un brillante juguete mecánico, Vronski y Ana toman la delantera, pero por poco tiempo. Ana no llega al final de la carrera, De los otros seis, só1o Kitty y Liovin retienen el interés del autor.


La mayoría de los escritores rusos han puesto un tremendo interés en descubrir el paradero exacto y las propiedades esenciales de la Verdad. Para Pushkin era de mármol, bajo un claro sol; Dostoyevski, arista muy inferior, la veía como cosa de sangre y lágrimas y política histórica y banal y sudor; y Chéjov mantenía sobre ella una mirada enigmática, mientras aparentaba estar absorto en el brumoso paisaje de alrededor. Tolstoi se fue derechamente hacia ella, con la cabeza baja y los puños cerrados, y encontró el lugar donde la cruz había estado en tiempos, o encontró... la imagen de sí mismo.


Hay esa famosa escena en la estación de ferrocarril de San Petersburgo, cuando Karenin acude a recibirla a su regreso de Moscú, y ella de repente se fija en el tamaño y de la extraña convexidad de sus orejas, enormes y domésticas. Nunca hasta entonces se había fijado en esas orejas porque nunca la había mirado con ojos críticos; había sido para ella una de las cosas aceptadas de la vida, e incluida en su propia vida aceptada. Ahora todo ha cambiado. Su pasión por Vronski es un chorro de blanca luz bajo el cual lo que antes era su mundo parece un paisaje muerto de un planeta muerto.



Es totalmente imposible imaginar a Homero en el siglo IX a.C., o a Cervantes en el siglo XVII de nuestra era, es imposible imaginarlos describiendo un parto con tan prodigiosos detalles. La cuestión no está en si determinados sucesos o emociones son propias o no, ética o estéticamente. Lo que pretendo señalar es que el artista, como el científico, en el proceso de evolución del arte y la ciencia, están siempre al acecho, entendiendo un poquito más que su predecesor, yendo más lejos con una mirada penetrante y más aguda; y éste es el resultado artístico.


La muerte es el parto del alma. Así, el nacimiento del niño y el nacimiento del alma (la muerte) se expresa en los mismos temas de misterio, terror y belleza. El parto de Kitty y la muerte de Ana se encuentran en ese punto. El nacimiento de la fe en Liovin, los dolores con que nace la fe.



La cronología de Ana Karenina se basa en un sentido de la temporalidad artística único en los anales de la literatura.



Este breve repaso del esquema temporal de la primera parte pone de manifiesto que Tolstoi utiliza el tiempo de diversas maneras y para distintos fines, como instrumento artístico.



Pero entonces asistimos a un curioso fenómeno: el triángulo Vronski-Karenin-Ana vive más de prisa que Liovin y Kitty, todavía desaparejados. Es éste un punto muy fascinante de la estructura de la novela: los emparejados viven más que los desparejados.



En el texto ruso la palabra Dom (casa, hogar) se repite ocho veces en seis frases. Esta repetición ponderosa y solemne, dom, dom, dom, que es como un tañido de campanas por la ruina de la vida familiar (uno de los temas principales de la obra), es un recurso deliberado de Tolstoi.



En las casas de los rusos acomodados, un relojero (que en este caso resulta ser alemán) solía acudir una vez por semana, generalmente los viernes, para pone en hora y dar cuerda a los relojes de mesa y de pared. Este párrafo define el día de la semana en que comienza el relato. Tratándose de una novela en la que el tiempo desempeña un papel tan importante, el relojero es el personaje idóneo para ponerla en marcha.



Un rasgo peculiar del estilo de Tolstoi es que, sean cualesquiera las comparaciones, los símiles o metáforas que emplee, en su mayoría no sirven a un fin estético, sino a un fin ético. Dicho de otro modo, sus comparaciones son utilitarias o funcionales. No se utilizan para realzar la imaginería, para dar un sesgo distinto a nuestra percepción artística de tal o cual escena: se utilizan para poner de manifiesto un contenido moral. Yo las llamo, por lo tanto, las metáforas O símiles morales de Tolstoi.