11.7.17

del archivo de super chatarra especial: adiós landrú

super chatarra special

En febrero de 2003, hicimos en “Super Chatarra Special” un especial en homenaje a los 80 años de Landrú, el maestro del humor argentino. En ese especial:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/febrero2003/NUEVO0203.htm

escribimos un editorial con el título “Landrú Vive!”. Por alguna razón (desvanecimiento mental), estaba seguro que Landrú había fallecido y así lo escribí en alguna nota del sitio. Bueno, en febrero de 2003, Landrú estaba vivito y coleando y cumplía 80 años.

La última semana, llegó la noticia de la muerte de Landrú y, lamentablemente, esta vez era en serio. Se va una época del humor argentino. Y desde este blog, queremos recordar algunas de sus frases que extrajimos de notas y libros, para ese especial del 2003. Aquí va una selección. Y para los que se queden con ganas más de Landrú, visiten el link de arriba, con más ejemplos de su arte.
La risa nos diferencia de los animales, de manera que hay que decir: "No sea animal ¡Ríase!"


Cuando terminé el secundario, ingresé a Arquitectura y estudié dos años hasta que me di cuenta de que todas las casas ya estaban hechas. En la Facultad de Arquitectura circuló el rumor de que el fin de mi carrera se debió a mi comportamiento en un examen de geometría descriptiva. Según la versión, los profesores me pidieron que dibujara en el pizarrón una recta y como yo no sabía nada de teoría, empecé a trazarla; cuando se me acabó el pizarrón seguí dibujando la recta por la pared, y la continué fuera del aula por los pasillos hasta la salida, y de allí rumbeé con la recta a lo largo de la calle Perú hasta perderme… y que después le mandé al profesor un telegrama desde Río de Janeiro diciendo: “¿Continuo dibujando la recta?”. Todavía ahora cuentan esa anécdota en mi presencia, como si fuera cierta.


El erotismo es un refinamiento que bastardeó la televisión. Lo confunde con el ratoneo y así no tiene alegría.


Siempre me gustó observar, escuchar.... mi padre me llevaba al Luna Park, a ver box. Yo tendría doce años. Me divertía oyendo lo que decía el público. Como uno que, en vez de decir ¡qué hematoma!, por el ojo violeta de un boxeador, dijo: “¡Huy, qué otomana!”. Todas esas cosas yo las escuchaba y las iba filtrando.


Un tío, que festejaba mucho mi humor, era amigo de Lino Palacio y me dio una tarjeta de presentación para que le llevara mis dibujos. De modo que fui a verlo para que me diera su opinión; en el número siguiente de Don Fulgencio apareció, para mi sorpresa, el chiste Matilde: ¡Te amo! Que causó un efecto considerable entre los lectores.

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Ese humor nació en la revista italiana Bertoldo, en la época en que Mussolini era el dictador, el fascista, y que tenía prohibido el humor político en Italia. Ellos hacían un humor surrealista con cachadas al régimen fascista, pero tan sutilmente y tan disparatado que no los podían censurar. Después pasó ese humor a España, a la revista La Codorniz. En plena época de Franco ponían, por ejemplo: “Meteorológicas: Reina en toda España un fresco general proveniente de Galicia”, y creo que la clausuraron un día. Después la clausuraron nuevamente y pusieron un pensamiento matemático: “Los almohadines son a los almohadones como los cojines son a x: nos importan dos equis que nos suspendan”, y siguieron adelante. Es muy difícil definir qué es la lógica del absurdo, pero es eso. La vida cotidiana está plagada de discursos de esa naturaleza.

En el año 45 apareció mi primer dibujo político en Cascabel, una publicación dedicada al humor político dentro de una línea marcadamente antifascista.

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Por esa época firmaba los dibujos con mi nombre, Juan Carlos Colombres, pero intuyendo cierto peligro firmé ese dibujo con las iniciales J.C., y empecé a sentir la necesidad de encontrar un seudónimo. Cuando el hijo de Lino Palacio me dijo que con barba era parecido al asesino francés, decidí adoptarlo y resultó todo un éxito. Entonces firmé "Landrú", con acento en la u, para que no me echaran de Tribunales (donde trabajaba).


-Landrú casualmente muere el 19 de enero de 1923, la fecha de su nacimiento. ¿Una coincidencia o su reencarnación?
-En la reencarnación no creo porque soy vegetariano.


-¡Me hicieron, sí, una carta astral! Me la hizo el primer astrólogo que hubo en la Argentina. Francisco Mujía Jackson. Cuando yo trabajaba en Tía Vicenta me fue a ver porque él tenía ganas de colaborar allí. Además, era experto en jazz. Me llevó mi carta astral: “No viajes -me dijo- esta semana. Porque vos vas a viajar..."."Sí -reconocí, yo acababa de comprarme una camioneta, una estanciera- pienso irme a Mar del Plata.”
“No vayas. Vas a tener un accidente y te rompés las piernas. Está en tu carta astral. En cambio, yo voy a hacer un negocio bárbaro, me voy a llenar de plata”. “Tengo que ir. Mi familia me está esperando”, contesté, y me fui preocupado, despacito. Pasé cinco días en Mar del Plata. Volví. Y, nada. Al llegar lo llamé por teléfono para tomarle el pelo. Y me dicen: “Murió anoche”.


Cuando comencé a dibujar yo quería estudiar el origen de la risa y casi me quedo sin hacer humorismo, porque era dificilísimo. Al cumplir tres meses mi hija, descubrí una teoría: yo le mostraba el dedo y ella me lo agarraba. Lo mismo sucedía la segunda vez y la tercera. A la cuarta vez que intentaba tomar el dedo se lo sacaba, y se reía. En ese preciso instante comprobé que la risa es la sorpresa, algo que aparece cuando no se lo espera. El humor funciona mientras que la sorpresa no sea desagradable.

¿El humor es un rasgo de inteligencia?
Sí, porque generalmente la gente opa no se ríe, no entiende los chistes.


Hace un par de años, un cirujano plástico me propuso hacerme un injerto, pero yo me negué, argumentando que una de las ventajas de ser pelado es tener mayor superficie acariciable.


Siempre descreí del humor oficialista. Pienso que el humor es necesariamente crítico, y si es oficialista, fracasa. Yo no hago chistes ni a favor ni en contra, hago chistes sobre, reconociendo siempre los costados críticos como una condición indispensable de su eficacia.


Las chicas de hoy, si un señor las invita a tomar copetines, creen que es algo malo


A esta altura de mi vida me parece que la mejor religión es ejercer la bondad el mayor tiempo posible.

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