18.2.04

preparando el próximo Chatarra

Estamos desempolvando libros, para el próximo especial Chatarra, dedicado a la muerte de Facundo Quiroga. Vamos a ver si logramos armar algo como la gente, echando luz sobre cuáles fueron los autores intelectuales del crimen del caudillo riojano y quiénes se vieron beneficiados por su muerte. De la lectura del material vale la pena rescatar algunas primeras sensaciones. Primero: la capacidad argentina para destruir a sus mejores hombres. Si en la historia americana o inglesa, el hombre justo está, en el momento adecuado, para asumir la responsabilidad histórica, en nuestra patria, el hombre justo es asesinado, fusilado, desterrado y su lugar asumido por intrigantes o patrones de estancia, los que no rozan los talones del estadista. Segundo: la guerra civil fue, más que un enfrentamiento entre unitarios y federales, fue la lucha entre Buenos Aires (la renta del puerto, el interés ganadero) con el Interior. Es para ponerse a pensar cuánto de ese enfrentamiento continúa hasta hoy. Tercero: hace unos meses, al tratar a Bouchard, planteamos que las acusaciones de sanguinario que había recibido su figura, debían ubicarse en el contexto histórico. Es llamativo que, suele pasar que los que señalan a Bouchard, se precian de callar los desmanes de los caudillos populares de esa época, como Rosas o Quiroga. También, en estos casos, debemos ubicarlos en su contexto histórico. Fusilamientos, degüellos, crímenes políticos, eran moneda común de una sociedad en la anarquía. Calificar a un bando, más cruel que otro, es un mero capricho. Un último apunte: leer la correspondencia de esos años, entre los líderes principales del país, nos hace recordar la vileza y mediocridad que campean en la actualidad. También en esos tiempos, la obsecuencia, la chicana menor, el chusmerío de cabaret, es la norma más que la excepción. Como para empezar a comprender porqué tardamos 42 años en organizarnos constitucionalmente.

No hay comentarios.: