2.5.04

Kill Bill volumen 2

Después de la profusión de patadas voladoras, golpes y adrenalina de la primera parte de “Kill Bill”, ¿cómo se podía seguir manteniendo la tensión? Si por algo Quentin Tarantino es uno de los cineastas más peculiares de esta época, es por su capacidad para dar un golpe de timón, cuando menos lo esperamos. El “Volumen 2” es una película casi sin luchas acrobáticas. Es una película más sucia, más sádica, más de duelos personales. Si la primera parte era el homenaje a Japón, ésta es el homenaje a China, pero, principalmente, al western. Más que en duelos físicos, esta conclusión abunda en duelos emotivos, expresados en largos monólogos, parlamentos donde brilla el talento de Tarantino como dialoguista. El esperado final entre Bill y Black Mamba no es con esfuerzo y transpiración, sino sentados, frente a una mesa, después de contarse, mutuamente, sus penas. Nada de lo que podíamos esperar al finalizar la primera parte. Genial, brillante, oscuro. Un Tarantino puro.

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