La palabra panfleto ha estado en la boca de los críticos y opinólogos al momento de calificar la nueva película de Michael Moore. Sospecho que el calificativo no oculta la intención de menospreciar lo que es un gran documental político, ligado a un momento y un propósito: la oposición frontal contra la banda que se apoderado del Gobierno de los Estados Unidos. La película tiene interesantes recursos cinematográficos pero, además, agrega una gran coherencia estructural. El fraude en las elecciones presidenciales, el 9 de septiembre, la invasión a Irak, traza el arco de un mismo propósito: mantener el sistema jerárquico de la sociedad, a través de la manipulación del miedo. Desde esta vereda sudaca, uno no puede dejar de comparar este documental, con la pálida "Memorias del saqueo" de Pino Solanas. Como en un caso, un cineasta va con los tapones de frente, asumiendo su compromiso, en otro, cae en el edulcorado final rosa para alabar al compañero Kirchner. Diferencias de una cinematografía y otra que parece que sólo tiene celuloide para retratar la angustia existencial de chicos que no saben lo que quieren, en vez de señalar con el dedo a los responsables del hundimiento de esta nación. Otro dato: muchos adolescentes viendo la película. Moore se está convirtiendo en un símbolo contestario, espacio vacío dejado en esta patria, por intelectuales y líderes políticos. Para ver.
20.7.04
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