29.7.05

Ballard dixit

Perlas destacada del reportaje publicado en "RADAR", al escritor de ciencia ficción J. G. Ballard ("Crash", "El Imperio del sol", entre otras).

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Hoy vivimos en una profunda crisis que no es económica, como la mayoría podría pensar. Como yo lo veo, el problema está en la psicología de la gran masa. El capitalismo tiene muchos recursos y es elástico, puede amoldarse a las circunstancias con admirable resistencia. Pero, ¿tenemos los seres humanos los mismos recursos? ¿Somos tan resistentes como el sistema? Yo creo que no, de ninguna manera. La gente en los países de Occidente, sobre todo en los más ricos, ha perdido la dirección, el sentido de la vida. Los políticos han perdido su autoridad. Aquí en Gran Bretaña, por ejemplo, la monarquía está exhausta y ya no tiene magia, las iglesias están vacías. ¿En qué puede creer la gente hoy? En el consumismo, eso es todo lo que nos queda. Comprar, comprar, comprar, pero nos sentimos vacíos. Necesitamos creer en algo y el peligro está en que comenzaremos a comportarnos como niños malcriados y aburridos, de manera destructiva, explotando nuestras propias psicopatologías con actos violentos y sin significado.

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Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron un acto regido por la locura. Ese día presenciamos un momento apocalíptico, fuimos testigos de una breve visión de un posible futuro. La locura nos está esperando a la vuelta de la esquina, a menos que seamos cuidadosos. Aquel día fue el comienzo de la Tercera Guerra Mundial, una guerra que se está dando entre la razón por una parte y la locura por otra.

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Los últimos atentados en Londres fueron una tragedia terrible para todos los que estamos envueltos, y la gente en esta ciudad sigue increíblemente pasiva, como aceptando que habrá futuros ataques, como si estas bombas fueran parte del mundo urbano post 2000. Esta pasividad es muy peligrosa, es la emergencia del fatalismo. Este fenómeno quizá se deba a que loslondinenses saben que estos ataques son un sin sentido. Y es que vivimos en la era de eventos sin sentido. Gente desquiciada abre fuego y dispara al azar en un supermercado y ¿qué hacemos? Limpiamos la sangre de los muertos y seguimos comprando. Esta es una respuesta muy peligrosa.

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Pienso que las bombas en esta ciudad reflejan la profunda desesperación que corroe al mundo musulmán. Quizá quienes dirigen estos ataques saben inconscientemente que el Islam es una religión que está muriendo y que está perdiendo la batalla contra el mundo moderno. Los ataques suicidas son casi siempre un signo de desesperación ante la derrota inminente.

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Hoy es cada vez más difícil saber dónde situarnos, cuánta libertad tenemos realmente, cuánto de lo que hacemos y pensamos es nuestra voluntad y hasta qué punto estamos siendo manipulados como marionetas. Vale preguntarse, ¿es que acaso nuestra cultura del entretenimiento está diseñada para castrarnos, para negar nuestra voluntad? ¿Hasta qué punto la realidad se nos entrega re-definida, recreada para que la consumamos? ¿Hay una diferencia significativa entre la verdad y la mentira? ¿No es mejor, más cuerdo, asumir que el mundo a nuestro alrededor está desquiciado?

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(radar, suplemento de página 12, 24.07.05)