5.8.05

cercando la torre

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TIERRA DE MUERTOS

Tomábamos champagne, bailando a media luz, deslizándonos sobre los lustrosos pisos del salón de cristal. Música de satén y fulgores de brillante. Allá, del otro lado del río, ellos seguían pudriéndose, agusanados en pie, los hematomas mórbidos rodeando la mirada líquida, la córnea apestada. Los dejamos persistir, asolar las ciudades, masticar los miembros arrancados a dentelladas, la sangre derramada en el asfalto, mezclada con los gritos y el llanto y el espanto.

Pero nosotros estábamos lejos, estábamos seguros, había millones entre ellos y nosotros, millones que luchaban, día a día, por cada calle, por cada casa, jugándose la vida en cada baldío.

Mientras existieran esos millones, nosotros podíamos vivir seguros en la torre, como siempre habíamos vivimos.

Pero un día, ellos dejaron de mirar las luces en el cielo.

Bajaron la vista y vieron la torre.

Uno de ellos avanzó y los otros lo siguieron.

Entonces cruzaron el río.

Y vinieron hacia acá, hacia la torre de cristal.

Ya están aquí. Ahora vienen por nosotros…

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A fines de los '60, con un presupuesto mínimo, George Romero inventó un género: los muertos vivos. Desde entonces ha venido comiendo con la leyenda bizarra, la insuperable historia de terror. ¿Cómo recrear un clásico? "Tierra de muertos" es un ejemplo, la última entrega de la pesadilla de los zombies que se permite una segunda interpretación socioeconómica. Con mucho de humor (negrísimo humor), guiños cinéfilos y pinceladas de oscura poesía, "Tierra de muertos" es un muy buen filme de terror, en esa categoría clase B, con profusión de sangre y miembros amputados.

Para este episodio, Romero especula, en voz alta, sobre la organización social de un mundo donde imperan los muertos vivos. Los muertos se han levantado y salen a comer gente “normal”. ¿Cómo reacciona una comunidad, cuando las cosas se salen de control? La sociedad post-muertos vivos, imaginada por Romero, se sostiene en una estructura jerárquica y darwinista.

Un grupo de poderosos (económica y políticamente) se abroquela en una torre, separada de la marea de muertos vivos, por un río y un ejército de vigilancia. En el medio, una gran masa de habitantes, el colchón que aísla los ataques de los muertos vivos.

Esa fauna intermedia no es ideológicamente uniforme. Los hay despiadados que sueñan con lograr llegar a la torre y ocupar algunos de los departamentos para los pocos elegidos; otros, desconfían que el selecto club admita a los perdedores a su mesa y piensan en emigrar a otras latitudes, allí dónde no hay gente, allí dónde no haya ganado para los muertos vivos. Otros, apenas sobreviven, sin pensar bien que están haciendo o cómo tendrán un futuro.

La otra pata de la ecuación social son los muertos vivos, cadáveres andantes que buscan carne humana para vivir, masa errante sin propósito. Hasta que uno de ellos deja de errar y lidera a los otros, hacía el otro lado del río, hacía donde están los que viven en la torre de cristal.

Deliciosa parábola social, "Tierra de muertos" es una ingeniosa variación sobre una historia que parecía no tener más flancos para variar. Y George Romero le encuentra la vuelta, hablándonos de otra cosa, de algo demasiado actual y conocido, para estos vivos muertos que deambulamos por el mundo globalizado contemporáneo.

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Del sólido elenco destacamos tres presencias: Dennis Hopper como Kaufman, el todopoderoso líder de los millonarios de la torre; Asia Argento (terrorífica babita del día de la fecha), apellido ilustre, hija de Darío Argento, otro maestro del terror de bajo presupuesto; John Leguizamo como Cholo, el latino que cree posible sacar la cabeza del fango, pisando las testas de otros.

Escenas: los muertos vivos repitiendo las tareas cotidianas que hacían cuando estaban vivos; el cruce del río, en la noche, bajo la luz de la luna llena; el ataque al shopping de los muertos vivos; el guiño final de Riley a los zombies.

Frases: "En un mundo en que los muertos vuelven a la vida, la palabra ‘problema’ perdió mucho de su significado”; “¡No se negocia con terroristas!”; “¡No tienen derecho!”; “Bonito disparo”, “Buen disparo, Charlie. No hay algo así como un disparo bonito”; “Tú estás muerto… ¡Tú estás realmente muerto!”; “Ellos simulan que están vivos”; “Hay tres cosas que un hombre debe hacer solo… nacer, morir y… bueno, todos sabemos cuál es el otro”.

CONSEJO: fanáticos del cine de terror, ir a verla. El resto, abstenerse.

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