LA ESPOSA DEL BUEN ABOGADO
Dos escenas. Eso es todo el filme. La escena en la que el cartero arroja a un chico del techo de un edificio en construcción y la escena final, en la que la esposa del buen abogado desvirga al joven vecino, culminando el orgasmo en un llanto que ha venido retrasando por bastante tiempo. Con dos escenas no se salvan una película, por más buenas que sean. En el medio, una maraña de de golpes de efectos, un poco de porno soft, otro de melodrama, otro de morbo, otro poco de comedia, otro de no se entiende muy bien qué. Todas esas cosas son “La esposa del buen abogado”, película del coreano Sang-soo Im, que habrán visto más que alabada por la crítica local.
Hay un amago de argumento: un abogado adicto al trabajo, casado con una ex bailarina, tiene una amante, él conduce un caso de parientes de personas sepultadas en fosas colectivas durante la guerra de Corea, el padre se está muriendo de un cáncer de pulmón, pero sigue fumando, la madre ya tiene un hombre que lo reemplace (porque el viejo parecía que era bastante cabrón), hay un vecinito onanista que sigue a la esposa del abogado, ésta le da calce, el padre del pibe no quiere que debute con una veterana de varias guerras (un auténtico perro del hortelano, porque la coreanita está buenísima, que es una tal So-ri Moon si logramos identificar correctamente a la actriz en el listado de la película), ambos (el abogado y su esposa) tienen un nene adoptado que no quería saber que era adoptado.
Bueno, eso es, más o menos la trama. Se imaginan el resto.
CONSEJO: dejar pasar.
2.9.05
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