28.9.05
Schmeling, el campeón ario
Hace cien años nacía en Klein-Luckow, en Brandemburgo, al norte de Berlín, Maximilian Adolf Otto Siegfried Schmeling, hijo de un timonel de una compañía naviera y de una hija de campesinos. Pero para la historia, sería simplemente conocido como Max Schmeling. Para los delirantes jerarcas nazis, la prueba viviente de la superioridad de la raza aria; para los norteamericanos, el "perro nazi" al que había que vencer. Pero en la intimidad, un hombre que soportó, con dignidad y entereza, la presión de la más feroz dictadura de la historia.
Schmeling tenía 19 años cuando se convirtió en boxeador profesional; en dos años ganó el título europeo de los medio pesados y en mayo de 1928 cruzó el Atlántico para probar suerte en la Meca del boxeo de la época: Nueva York. Tras derrotar a dos de los mejores pesos pesados de ese momento (Johnny Risko y Paolino Uzcudun), trepó al segundo lugar del ranking mundial y se ganó el derecho de pelear por el título del mundo, vacante tras el retiro del campeón Gene Tunney.
El rival fue Jack Sharkey y Max Schmeling ganó por un controvertido fallo del árbitro Jim Crowley, tras un golpe bajo que le propinó el norteamericano en el cuarto round del combate. Muchos pidieron que devolviera el título, pero Schmeling se negó a hacerlo. Un año después, en julio de 1931, revalidó el título noqueando, en el 15° round al también norteamericano Young Stribling. Pero la alegría por el éxito duró poco: el 21 de junio de 1932, en Long Island, Jack Sharkey recuperó la corona, al ganar por puntos en un fallo por demás dudoso, según atestiguan los cronistas de la época.
Schmeling se casó en 1933 con la glamorosa actriz checa Anny Ondra, estrella del cine alemán, quien sería el amor de su vida, la mujer que lo acompañó más de medio siglo y que sólo lo abandonó cuando murió en 1987. Con ella tuvo un hijo, que falleció a los siete meses.
Siguieron años duros para Schmeling, tras perder el título. Recién tuvo su oportunidad al título mundial, el 19 de junio de 1936, en el Yankee Stadium, con el inigualable Joe Louis, el "Bombardero de Detroit", el boxeador negro que rompió la hegemonía de los blancos en los rings. Max Schmeling estaba 10 a 1 abajo en las apuestas. Schemeling ya tenía 30 años y la juventud y poderío de Joe Louis, invicto hasta ahí, parecía un escollo imposible para el alemán. Schmeling noqueó a Joe Louis en el round 12 y ganó el título.
El éxito lo convirtió en ídolo deportivo en su país. Cientos de niños alemanes llevarían el nombre de Max o de Anny, por la estelar pareja. Y no sólo el pueblo alemán prestó atención al triunfo deportivo de Schmeling. Hitler y su ministro de propaganda, Joseph Goebbels, lo agasajaron con una velada de gala ("Tuve que ir" reconoció años después). Mientras proyectaban la película con los doce rounds triunfales, Hitler palmeaba la pierna del campeón, satisfecho porque su triunfo demostraba la superioridad de la raza aria.
Utilizado como la cara de la propaganda racista nazi, Schmeling no cedió a la presión y trató de mantenerse fuera de la maquinaria del régimen. Pese a las persuasivas insinuaciones de la Gestapo, Max Schmeling no se desligó de su entrenador, judío y norteamericano, Joe Jacob ni se divorció de su esposa Anny, checa para disgusto de los jerarcas nazis. Y llegó hasta la ofensa de no afiliarse al partido nazi, toda una audacia en esos años.
Dos años después de ganar el título, Max Schmeling se vio de vuelta sobre un ring con Joe Louis, en lo que iba a ser titulado como la Batalla entre el Bien y el Mal. Franklin Delano Roosevelt lo había invitado a Joe Louis a la Casa Blanca, antes de la pelea, y lo alentó a ganar. "Joe, necesitamos músculos como los tuyos para derrotar a Alemania. Recuerda que cuando una causa es justa un americano nunca pierde" fue el mensaje del presidente.
El 22 de junio de 1938, en el mismo Yankee Stadium neoyorquino en el que ganó el título, ante 70 mil furiosos espectadores que esperaban verlo caer, el alemán Max Schmeling fue vapuleado por Joe Louis, que lo mandó tres veces a la lona, en el primer asalto. A los 2 minutos y 4 segundos, Max Schmeling cayó para toda la cuenta, perdiendo el título. Esa noche, cinco mil negros desfilaron por las calles de Harlem y la Séptima Avenida, celebrando el éxito de Joe Louis.
Joe Louis aceptaría, muchos años después, que fue la única pelea en la que golpeó a alguien con odio. "Mirando atrás, soy casi feliz de perder aquella pelea. Sólo imagino si hubiera regresado a Alemania con la victoria. No tuve nada que ver con los nazis, pero ellos me habrían dado una medalla. Tras la guerra, pude haber sido considerado un criminal de guerra" declaró Schmeling en 1975.
La noche del 9 de noviembre de 1938 fue conocida en la historia como "La Noche de los Cristales", la noche en que la furia nazi se descargó contra los comercios y viviendas de los ciudadanos judíos, en la escalada racista que llevaría al Holocausto. Max Schmeling estaba encerrado en su suite del Hotel Excelsior de Berlín, dando expresas órdenes a la conserjería de que no se lo molestara, por una fuerte gripe que lo tuvo en cama varios días. En realidad, Schemling estaba perfectamente bien de salud. En su habitación había escondido a Henry y Werner, los dos adolescentes e hijos de David Lewin, su amigo judío. Cuando la furia de "La Noche de los Cristales" pasó, Schemling gestionó la salida de los hermanos fuera de Alemania, salvándoles la vida. Con el tiempo, Henry se convertiría en un importante empresario de la industria hotelera de Las Vegas.
Cuando comenzó la guerra, los nazis le pasaron la factura por su negativa a afiliarse al Partido y, pese a contar ya con 35 años, fue alistado como paracaidista, en misiones suicidas. En una esas misiones, al saltar sobre Creta, Max Schmeling se rompió los meniscos y sufrió una lesión en la espalda.
Al terminar la guerra, Max Schmeling estaba tan pobre como cuando comenzó a boxear. En 1947 retornó a los rings, por necesidades económicas más que deportivas. No era el mismo: su última pelea fue en Berlín, el 31 de octubre de 1948, arrastrando sus 43 años a cuestas, perdiendo por puntos contra su compatriota Richard Vogt.
Su breve regreso no le permitió retornar a la cima deportiva, pero le alcanzó para poder comprarse la licencia para embotellar Coca - Cola en Hamburgo. Se convirtió en un hombre de fortuna y fue reconocido, dentro y fuera de su país, por sus actividades filantrópicas.
Schmeling afianzó una fuerte amistad con su antiguo vencedor, Joe Louis, ayudándolo económicamente cuando el "Bombardero de Detroit" se desmoronó en las drogas y la miseria, tras su retiro. Cuando Joe Louis murió, Schmeling solventó los gastos de su funeral.
Reconocido por propios y extraños, Schmeling se retiró a Hollenstedt, unos 50 kilómetros al sur de Hamburgo, mimado por sus dos amas de llaves que lo atendieron hasta su muerte, en febrero pasado, a los 99 años.
"Cuando un día tenga que irme, quiero ser enterrado con toda modestia, rodeado de un pequeño círculo, junto a mi mujer Anny, en el cementerio de Hollenstedt" fue el deseo cumplido de un hombre digno que no se doblegó, cuando cientos lo hicieron.
FUENTES:
"Max Schmeling: Campeón ario, salvador de judíos"
Baruj Tenembaum
Fundación Internacional Raoul Wallenberg.
http://www.raoul-wallenberg.org.ar/Schmeling/maxsp.htm
Adiós a un campeón Schmeling: Emblema del boxeo
(la nación, 05.02.05)
"Max Schmeling, el 'Perro Nazi' que salvó judíos" por Ángel González
(el mundo, 04.02.05)
"Max Schmeling, símbolo de la resistencia alemana contra el nazismo"
(el país, 04.02.05)
"Opuestos (I): Joe Louis vs Max Schmeling"
http://www.zonalibre.org/blog/trapo/archives/083840.html
“Puños de acero y corazón de cristal” publicado en “La Gran Aldea” (revista barrial de Villa Urquiza, julio de 2005).
Y a Federico Díaz Mastellone por soplarme la conveniencia de esta nota: http://elburlador.blogspot.com
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