13.10.05

corriendo la liebre

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WALLACE & GROMIT: LA BATALLA DE LOS VEGETALES

¿Se acuerdan de esos cortitos ingleses de un tipo que le gustaba el queso y que tenía un perro que lo seguía en todos sus inventos raros, que pasaba Caloi en “Caloi en su tinta”? ¿Esos de muñequitos de plastilina? Bueno: esos dos son “Wallace & Gromit” y llegaron al cine. Con eso alcanza para decir que este es uno de esos estrenos imperdibles, una de esas películas que te alegran el corazón, te hace reír a carcajadas y, por una hora y media, te convierte en pibe otra vez. Si la dejan pasar, ¡problema tuyo!

Stop motion es una técnica de animación. Se toma un muñequito de plastilina (ahora hay siliconas y otros materiales similares) y se le saca una fotografía. Luego se mueve la manito del muñeco un milímetro y se le saca otra fotografía. Se repite el proceso, tantas veces hasta completar el proceso de mover una mano. Si tienen la suficiente paciencia, esas fotos constituyen los fotogramas de una película. Y si tienen suficiente perseverancia, en cinco años filmarán una película, a razón de 7 segundos por día. Esa es la técnica que usó Nick Park (el mismo de “Pollitos en fuga”) para llevar a la pantalla a su creación más preciadas, “Wallace & Gromit”. Y en este caso, hasta se permitió que lucieran más artesanales, sin demasiados retoques digitales, hasta que se puedan notar las huellas digitales de los animadores en la textura de los muñecos.

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“Wallace & Gromit” hacen un homenaje a las películas de miedo, desde “Frankestein” al “Hombre Lobo”, pasando por todos los clichés del género, con un humor muy inglés, con profusión de detalles en segundo plano y de pequeños guiños al espectador atento (por ejemplo, el vitreaux en la iglesia del pueblo, donde unos tipos se tapan los oídos ante el clamor de las trompetas de los ángeles; o los melones de Lady Tottington, para poner dos ejemplos al azar). En esta aventura, Wallace y su perro Gromit son los héroes locales, con su empresa antiplagas que mantiene a raya a los conejos que amenazan comerse los vegetales, pacientemente cuidados por los vecinos, para una gran competencia agrícola. El problema se da cuando uno de los raros inventos de Wallace produce un monstruo feroz, horripilante, para ponerle a uno los pelos de punta: un Conejo-Lobizón.

Si no bastara con los deliciosos Wallace y Gromit, Nick Park agregó a dos personajes geniales: Victor Quatermaine, el alter ego del héroe de “Las minas del Rey Salomón”, con peluquín y la voz de Ralph Fiennes, y Lady Campanula Tottington con la voz de Helena Bonhman Carter. Sensacionales, como los conejos que acompañan la historia.

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Escenas: la lucha de Gromit con el perro de Quatermaine, en el avión; Gromit bailando sensualmente para atraer al Conejo-Lobizón; el cura que cuenta la historia del Conejo Gigante, en la iglesia, con la música de órgano atrás; el gag del conejo-peluquín de Quatermaine; el final del Conejo-Lobizón agonizante, remedando a King Kong.

Frases: “Yo quiero mi… tupé”, “Oh, sí… Aceptamos cheques o dinero”; “¡Hola! ¿Hay alguien ahí? (SUENA UN ESTRUENDOSO ERUCTO) ¿Mrs. Mulch?”; “¡Gromit! ¡Yo no quería ser un conejo!”.

CONSEJO: imperdible. Saque entrada ya.

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