19.10.05
vuele bajo
PLAN DE VUELO
"Plan de vuelo" es esa clase de película, justa, justa para el video. Es una película que hace unos veinte años no hubiéramos tenido empacho en definirla como un peliculón. Y hoy, tras tantos Tarantinos y Spielbergs corridos bajo el puente, apenas la tildamos de buena. Tal vez por eso la crítica nacional la demolió con unanimidad. Pero no es del todo justo. Sin revolucionar el género, sin sorprendernos, "Plan de vuelo" es una más que digna película que mantiene el suspenso, correctamente. No está mal, aunque no te vuele la cabeza. Y para estos tiempos de guiones flojitos, no es poco.
La historia es una variación del modelo del crimen en el cuarto encerrado. Kyle viaja con su hija, de Berlín a Estados Unidos, llevando el cadáver de su esposo que se cayó (léase tiró) del tejado. En el avión (que Kyle ha diseñado) se queda dormida y, al despertar, no encuentra a su pequeña. Tras las búsquedas de rigor, la nena no aparece. Ahí empieza un tira y afloja entre los tripulantes, los pasajeros y Kyle, el juego de la persona a la que nadie cree y que sólo puede confiar en su propio juicio para sacar adelante una posición insostenible.
El guión de Peter Dowling y Billy Ray tiene una fortaleza que puede ser su debilidad: su corrección. También cae en una trampa que le tiende su propia estructura: cuando las alternativas racionales empiezan a escasear, el filme pierde sorpresa, justamente porque nos vamos quedando con menos sospechosos potenciales. Si el filme no busca una salida heterodoxa, sea el cambio de género al fantástico (como en "Misteriosa obsesión") o de punto de vista (por ejemplo, como en "Identidad"), hay un solo final posible, un único candidato para resolver el misterio que plantea la película. Entonces, el filme parece perder fuerza y uno termina diciendo: "Esto ya lo veía venir".
El filme se sigue más que entretenidamente, sobre todo en la primera mitad, en la que nos quedamos enganchados con la búsqueda frenética de la protagonista. El elenco contribuye en alto grado con que compremos la historia. Central, Jodie Foster, solvente en un papel en el que no promueve ningún hallazgo. (Sí, esa mujer que aparece en pantalla, es Jodie Foster. No pregunten si es cirugía o botox, pero en las casi dos horas de película no puede cerrar la boca y tiene una expresión de sorpresa constante, lo que no molesta porque es lo que exige su personaje).
Un apunte interesante: es una película de primeros planos. Noten que no hay muchos espacios físicos para montar la cámara en ángulos extraños, por lo que el director Robert Schwentke satura la imagen tirando la cámara sobre los protagonistas. Tiene el beneficio de elevar el grado de angustia y claustrofobia que necesita la trama. Agreguen unos puntos a la fotografía de Florian Ballhaus, en una fría gama de azules, que enfatizan las primeras escenas con nieve.
Escenas: el diálogo de Kyle con su esposo muerto en el ataúd; la presentación de títulos; el diálogo de Kyle con la psicóloga. Frases: "¡Es su hija!"; "Mi esposo no se tiró... se cayó"; "Yo digo quien baja del avión y quien no"; "No sé que hacer, querido... perdí a nuestro bebé".
CONSEJO: esperar al video. Puede ser una segunda opción en cine, sin demasiadas pretensiones.
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