14.12.05

media suela

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EN SUS ZAPATOS

Cuesta entrarle a esta película. La primera media hora, pese a las buenas escenas, no terminamos de comprar los personajes, no nos metemos en la piel (o los zapatos) de las protagonistas. El catalizador es Shirley MacLaine. Cuando su personaje aparece en juego, la historia empieza a cobrar vigor. ¿El carisma de una actriz especial, a la que sólo con una mirada le alcanza para decirnos que siente su personaje? Posiblemente. Pero hay una explicación desde la vereda del guión. A partir de la aparición de Elle, el personaje de MacLaine, se comienza a desanudar tanto sobreentendido que sofocó a las protagonistas, los secretos y las palabras nunca dichas, sepultadas pero que emergen con respuestas duras y agresivas. Los personajes de la primera mitad nos parecen desagradables, egoístas. En la segunda mitad, se vuelven humanos y comprendemos que escondían detrás de su fachada, los dolores de una muerte no resuelta.

"En sus zapatos", el guión de Susannah Grant sobre la novela de Jennifer Weiner, con la dirección del muy buen Curtis Hanson, es una película femenina. Rose es abogada de un estudio importante de Filadelfia, es adicta al trabajo y tiene la autoestima por el piso. Se siente fea, gorda, aburrida. Sólo se permite una gratificación: zapatos. Muchos zapatos. Pilas de zapatos en su placard.

Maggie es su hermana. Lo único que tienen en común es la pasión por los zapatos. Pero Maggie completa el cliché de la rubia tonta hipersexual, a que cualquier resaca la despierta sobre la cama (en el mejor de los casos) de un hombre. No mantiene ningún empleo y deriva en el naufragio cotidiano.

Rose se pasó la vida cargando con Maggie, desde la muerta de su madre, presuntamente en un accidente automovilístico. Pero un día, Maggie comete una tontería muy grave y Rose la echa de casa. Desamparada, Maggie se aloja en la casa de una abuela que hasta entonces desconocía que viviera. Y a partir de esa relación, empieza a descubrirse secretos, dolores enterrados pero siempre presentes, piezas de un rompecabezas que no permite seguir, hasta ser armado completamente.

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Si la primera mitad del filme abunda en escenas risueñas, el humor es menos preponderante en la segunda parte, cuando empieza a cobrar volumen dramático los personajes. Es muy detallada la forma que el guión descubre, como las capas de una cebolla, los auténticos problemas de las protagonistas. En una primera etapa, compramos la imagen que ellas dan hacia fuera: la rubia tonta, la fea inteligente. Pero atrás, hay otras facetas reprimidas. La hostilidad entre Maggie y Rose, se convierte en una tierno vínculo, asimilado por Elle, la abuela, que completa la pata que faltaba.

Curtis Hanson ha contado, además de la gracia de los diálogos del guión, con un trío de deliciosas actrices. La muy buena Toni Colette, la genial Shirley MacLaine y la absolutamente apetitosa Cameron Diaz, que monopoliza la cámara, a lo largo y a lo ancho.

( (interprétese como "abre paréntesis de baba")

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A Cameron Diaz
(escrito al dorso de un programa de cine, con tinta de Coca-Cola y el resto de un pochoclo mordido)

Rubia fatal.
No me claves esos puñales
te pido
por favor
no persistas en tu mirada
ojos de plata
o al atardecer
de los títulos en cascada
encontrarán mi corazón
bajo la roja butaca
partido en dos
por tu sonrisa brutal
de cinerama

Si elijo morir
que sea entre tus dedos
del póker servido
al borde de tu escote.

Vampira feroz
loba nocturna
anaconda de satén
y medias negras
y encaje
y seda.

Y terciopelo.

Y rubia.

Y platinada.

Pero yo conozco esa noche, Diaz.
Ese negro velo que tu córnea nubla.
(¡Sino fatal de la rubia tarada!
Nostalgia de abrazo y ronroneo)
Puedes ahogar en risa,
aquella nube, Cameron.
Como un sol que amanece
entre la bruma
a primera hora
de la mañana,
en la húmeda mañana.
Díaz,
Cameron.
No me claves
tu mirada.


(interprétese como "cierra paréntesis de baba") )

Agréguese a Mark Feuerstein como Simon Stein, otro actor para seguir de cerca.

Escenas: la charla entre Maggie, Rose y Elle, viendo las fotos; Cameron, en bikini, tomando sol en el geriátrico; Maggie leyendo los poemas al profesor universitario ciego; el diálogo de Rose cuando echa de casa a Maggie; la escena en la que Elle sorprende a Maggie husmeando en su cajón.

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Frases: "Te quería. Verdaderamente te quería... Ella ni recuerda tu nombre. Es más, es probable que ni sepa deletrearlo. ¿Puedes Maggie? Vamos, vocaliza… Juh… immm… Jim… Oh… ella es bonita, lo es… pero realmente es una estúpida", "¡Cállate! ¡Tú, cerda gorda!", "¿Verdaderamente esto es lo mejor que puedes decir? ¿Cerda gorda? Eres mi hermana... ¿y lo mejor que puedes decirme es 'cerda gorda'? ¡Sal de mi vida!"; "Bueno, Sydelle y Marsha no están en buenos términos, en verdad", "¿Qué? ¿Decoró un cuarto con los colores del año pasado?", "No. Se unió a 'Judíos por Cristo'"; “Zapatos como éstos no deberían estar guardados en un armario. Deberías vivir una vida de escándalo. ¡Deberías estar tirándote a un millonario en un callejón detrás de un club, mientras su esposa espera en el coche y que él le diga que sólo olvidó su cartera!”; “La vagina de mi Marsha está hecha de diamantes”, “¡Oh, la vagina de mi Marsha es tan perfecta que deberían ponerla en un museo”;

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“Habla de privacidad y lleva una estampilla por malla”; “Tú estás peor. Es normal que un hijo entierre una madre que una madre a su hija”, “Lo que no es normal es que una abuela se olvide de sus nietos”; "El arte de perder no es tan difícil de dominar, tantas cosas parecen… hechas… con la intención de ser perdidas que su pérdida no es un desastre. Perdemos algo todos los días. Aceptamos la agitación de perder las llaves, las horas malamente gastadas. El arte de perder no es tan difícil de dominar. He perdido dos ciudades, amadas ambas. Y, más aún, algunos reinos propios, dos ríos, un continente, los echo de menos, pero no es un desastre… Aún lo que perdí tuyo… una voz risueña… el gesto que amo… No podría mentir. Es evidente que el arte de perder no es tan difícil de dominar aunque pueda parecer como… ¡escríbelo! ...como un desastre”.

CONSEJO: puede esperarse al video, pero es una muy buena opción en cine. (¿Te vas a perder a Cameron Diaz en bikini, a todooooo el ancho y todooooo el largo de la pantalla. ¿O esa remerita roja ajustada? Es tu decisión. Vos sos grande y sabés bien lo que hacés… qué querés que te diga…).

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