10.3.06

el otro infierno

Hay más allá del infierno, otro infierno imprevisto y posterior. Durante el tiempo, el condenado se instala en el tormento, lo incorpora a sus hábitos y busca consuelo en la idea de que nada peor podrá ocurrirle. Es entonces cuando cae en otro infierno, el verdadero, cuyos sufrimientos son imposibles de comprender y de calcular.

El infierno como castigo por los pecados es, al menos, razonable. Uno arde en ríos de fuego pero atesora una convicción inevitablemente dichosa: el universo tiene un propósito ético; en algún lugar están los bienaventurados; en algún lugar está Dios.

El verdadero infierno es, antes que nada, injusto. Uno no sabe por que está allí, ni cuáles son sus culpas, ni cuál es el Plan que está cumpliendo.

Infierno benignos permiten conoce el camino para evitarlos.

Mucho peor es que cualquiera se salve y cualquiera se condene.

Ignorar las consecuencias de los propios actos, eso es el infierno.

ALEJANDRO DOLINA
Bar del infierno

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