8.4.06
con poca gracia
LA DESAPARICIÓN DE MADAME ROSE
Si a usted le gusta el humor francés (casi un oximorón), es posible que disfrute de “La desaparición de Madame-Rose”. Sino, siga de largo, porque esta película (basada en un obra de Agatha Christie) por momentos parece un policial, pero sólo por momentos. En realidad es una comedia ácida, con cierto toque zumbón de humor negro. Pero sin terminar de despegar en uno u otro sentido.
Los Beresford son un matrimonio maduro y atípico; Bélisaire es militar, hombre de inteligencia (militar, valga la paradoja); Prudence una colifa que descubre crímenes en cualquier acto cotidiano y, lo que es peor, casi siempre acierta. En esta ocasión, la muerte de una tía recluida en un geriátrico, da motivos a la pareja para empezar a sospechar que algo ilegal está ocurriendo en esos muros. Muerte por envenenamiento, ancianitos retirados del lugar por sus familiares y delirios que podrían no ser chocheras, sino testimonios de primera mano.
El inconveniente con “La desaparición…” es que parece una película de hace unos 30 años. La historia deriva de un lado al otro y los gags o réplicas ingeniosas no alcanzan a superar las debilidades del guión. El enigma, en realidad, no es el centro de la historia, por lo que todo se reduce a reírse de las locuras que realiza la protagonista, Prudence Beresford. Pero como tampoco es una comedia plena, la sensación final es que estamos en presencia de un “ni”, indeterminación casi siempre fatal en cine.
Igualmente, no es que estemos en presencia de un bodriazo provocadora del vómito. Da para verla en cable, sin apuro, y sonreírse con algunos de los buenos momentos. Pero no alcanza para conformar, está claro.
Escenas: la secuencia de la llegada de los nietos de los Beresford; la junta militar con máscaras antigás; la visita al geriátrico.
CONSEJO: esperar al video.
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