11.6.06
sentencias del juez de los infiernos
Contaba el maestro Lu-Chang: Delante de Yen Wanzi, juez de los infiernos, compareció el alma de Shou, heraldo de Tso-Kuan-tou, señor de Loyang. El juez le dijo:
-En lugar de llevar un mensaje a la ciudad de Changan lo llevaste a la ciudad de Shensi, y ese error significó la muerte de miles de soldados.
-El camino hasta Changan es largo -se defendió Shou-, me venció el cansancio y fue así como equivoqué el destino del mensaje.
-Otro día entregaste, en una casa donde se celebraba una boda, una carta orlada de luto, y las bodas debieron ser deshechas.
-Tenía mucho sueño -se defendió el heraldo- y por eso equivoqué los destinatarios.
-Otra vez llevaste antes de tiempo una sentencia de muerte, y hubo que condenar a toda prisa a un inocente.
-Estaba tan hambriento -se defendió Shou- que confundí las fechas.
El juez Yen Wanzi perdonó el alma de Shou y la destinó a la Torre de las Delicias. Años más tarde compareció el alma de Tso-Kuan--tou, señor de Loyang y amo de Shou. Sin
someterla a ningún interrogatorio, el juez Yen Wanzi la envió a la Torre de los Tormentos.
-¿Qué juez es éste? -Protestó airadamente el alma de Tso-Kuang-tou-. A Shou, mi heraldo, lo absolviste ¿Y a mí me condenas?
-Tu deber fue hablar por tu propia boca, y no a través de un heraldo fatigado, hambriento y loco de sueño.
MARCO DENEVI
"Falsificaciones"
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