6.7.06
bomba caminando
PARAÍSO AHORA
Hay un largo monólogo final, del protagonista palestino de esta historia, en la que desmenuza, en un tono exento de toda emoción, el porqué no le queda otra opción que ponerse una bomba y volarse en territorio israelí. Casi al final de “Paraíso ahora”, nos damos cuenta que la falta de alternativas, la humillación permanente, las diferencias socioeconómicas y la tristeza como atributo cotidiano, es un peligroso cóctel, el verdadero explosivo de esta bomba caminando que es Said. La última escena, en el autobús rodeado de soldados israelíes, es la poderosa imagen del panorama actual de Oriente Medio.
Tal vez, haya algunos que se sientan a pensar en el otro, no como un enemigo, sino como un individuo, con iguales deseos, frustraciones y sentimientos que los propios. Pero, lamentablemente, todavía son más los que creen que la aplicación estricta de la Ley del Talión podrá resolver un enfrentamiento que, a esta altura de los acontecimientos, bordea el ridículo de no ser porque hay muertos, todos los días y a toda hora.
“Paraíso ahora” es una muy buena película, una visión sin filtros de la realidad palestina, dirigida y co-escrita por Hany Abu-Assad. Nominada para el Oscar, los grupos de presión pro-israelíes lograron que la Academia no le diera el premio de mejor película extranjera. Las cimas a la que puede trepar la estupidez, porque “Paraíso ahora” no es un panegírico del terrorista, sino una descripción de cómo un tipo común llega a transformarse en una bomba.
Seguramente el retrato conmueva más porque el protagonista no es un fanático fundamentalista, sino un pibe sin esperanza alguna. Tiene una madre, hermanos, amigos, una amigovia que lo busca. Ella representa otra alternativa de la lucha palestina, la del activismo de los derechos humanos, la de la no violencia, la de exponer la ocupación israelí sin responder la agresión, la de dejar en evidencia al invasor. Pero no en vano, Suha ha estudiado en Francia, viene de un nivel económico superior, tiene otro modo de racionalizar su ira. Es una esfera a la que Said, por cuna y crecimiento, no puede alcanzar.
Uno de los personajes asegura: “Cuando se vive en el infierno, no se teme morir. Lo que viene no puede ser peor”. Y ésa es la clave. Desmontar los elementos de la frustración, los caminos que llevan a la cólera. Una de las imágenes finales es un paneo por las caras de los protagonistas palestinos: tristeza, desánimo, dolor. No hay otro sentimiento. Cuando el amor, la fantasía, el sueño, golpea la puerta de Said, en la persona de Suha, él no puede reconocerlo. Lo sabe imposible. Ese es el verdadero problema de Medio Oriente: haber limitado las alternativas, a la simple confrontación “tú me matas – yo te mato”.
Por todas estas ideas, por la firme historia que se cuenta, sin prisa pero sin morosidad, “Paraíso ahora” es una película para no pasar de largo. Indispensable para los que quieran armar el panorama completo de Medio Oriente.
CONSEJO: para seguidores del cine arte. Puede esperarse al video, no obstante.
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