“Entre otros dejados atrás con el general Beresford en Luján, estaban el coronel Pack y el capitán Ogilvie de la artillería real” recuerda el capitán Gillespie en su libro “Al último se le suponía haber hecho algunas observaciones profesionales sobre Buenos Aire, y era por tanto objeto de desconfianza pública, mientras que la vida del primero era muy elogiada por el talento y el valor que la habían distinguido. Una mañana llegó un peón con mucho apuro aparente y con manera expresiva pero cautelosa preguntó por esos dos oficiales, agregando confidencialmente que estaba encargado de cartas muy importantes para ambos, que entregaría solamente en secreto y en mano propia. Les indicó que salieran por el camino de Buenos Aires, donde no serían observados por nadie. La curiosidad y la propuesta repentina, desprevenidos ambos, los hizo salir con el villano que a veces los precedía y otras los seguía. Dos veces urgieron al individuo que explicase, pero diestramente lo difería hasta que llegasen a un aparte menos frecuentado. Se ingenió para ponerse etrás de ellos, y sacando un par de pistolas, con una hirió al capitán Ogilvie mortalmente en la espalda y con la otra apunto al coronel Pack, pero felizmente erró fuego. Vencido en esto, acudió al lazo y enlazó al coronel arriba de la muñeca, y este, con una presencia de ánimo que le salvó la vida, cerró con el asesino, que no esperaba ser tan madrugado, sacándose el lazo al mismo tiempo que le pegaba en la cara con una cañita, única defensa que habían llevado consigo. Algunos esclavos que venían del trabajo aparecieron y el sujeto, alarmado, pronto se perdió de vista”.
La versión del alcalde de la Villa de Luján fue: “después de la oración, a media legua de esta Villa han baleado al inglés Comandante de Artillería de los prisioneros destinados en esta Villa, sin que nada pueda dar razón del agresor; me supongo han de ser los salteadores de caminos que todos los años, con motivo de la mucha gente que viene a la festividad de Nuestra Señora”. El alcalde se queja, en su informe oficial, que los prisioneros no le hacen caso y se alejan de la villa, con el peligro que esto implicaba para sus personas.
Pero en voz baja, los vecinos de Luján hicieron circular otra versión, tal vez la verdadera, que el capitán Ogilvie había recibido el ataque de un marido engañado. Versión que no hay que desechar pues los galanteos de los oficiales británicos, a las mujeres del lugar, habían provocado la queja oficial de los vecinos.
(Éste y otros posts sobre las invasiones inglesas pueden consultarse en: http://invasionesinglesas.blogspot.com)
11.12.06
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