Como dice Mao: "El mundo es tan tuyo, como nuestro pero, a final de cuentas, es tuyo".
-Una película que lo ha arruinado. Deudas, la pérdida de una casa, la quiebra de la productora...
-No, mi sociedad de producción está aún...
-Si me permites, ya no tienes ninguna película, tu realizador ha abierto una óptica...
-Pero yo confiaba en ella, esperaba un buen resultado.
-¡Fue un desastre! Y no lo digo por crueldad mental. Lo digo con afecto, para resarcirte del exilio que te ha sido infringido… Te hemos echado de menos mucho durante diez años. ¿Qué has hecho?
-Estoy a punto de hacer una película.
Este hombre quiere bombardearnos de emociones esta noche! Tres grandes retornos: ¡25 años para Caspio, 10 para Bonomo, 5 siglos para Colón!
-Pero no estoy acostumbrado a rodar así.
- Ya no estás acostumbrado a rodar. Y punto.
-Se consideraban fascistas a estas películas, ¿puedes creerlo?
-Éramos fascistas.
-¡Claro que no! No intentes robar el oficio a quienes saben hacerlo. Ustedes eran la resistencia a la dictadura del cine de autor. Eran los anticuerpos.
-Sólo eran dos formas de hacer el mismo trabajo.
-¿Tienes los cortes de la censura?
-Nunca tuve problemas con la censura.
-¿Cómo que no? ¡500 fotogramas de "Suzy, la misógina"!
-¡Quince segundos!
-¡Se te pasó la mano! ¿eh?
No tengo más que mis películas y estos estudios.
-Todo ese dinero, ¿de dónde viene realmente?
-Ésta es una pregunta a la que no quiero responder ahora. Es más, nunca la responderé…
-¿Desde cuándo no se ve un helicóptero en una película italiana? ¡Es una película de acción! Maletas llenas de dinero, escaladas de poder, escenas de masas... Todo ese dinero, ¿de dónde viene? Un poderoso que quiere construir toda una ciudad...
-¿Y Colón?
-¡Es triste! Ha vuelto de América en una carabela sola. Las películas de época ya no funcionan. Ésta es una película contemporánea.
-¿Cómo que no lo has leído?
-Lo he leído, pero lo he leído así... Lectura transversal. He hojeado… en este período no consigo concentrarme. Tengo muchos problemas, incluso personales...
¿Qué me dices? Hasta tomo Omega 3.
-Después de esta escena, está claro que el Caimán está inspirado en Berlusconi.
-¡Cómo no se me había ocurrido! ¡Los helicópteros, el estadio, el fisco...!
-Los bancos no me volverán a dar un centavo, van a quedarse con los estudios... Les había dicho que era una película de acción… ¡y ahora les tengo que decir que quiero hacer una película sobre Berlusconi! ¡Yo, incluso lo he votado!
- ¿Y lo dice así?
No nos bloqueemos sobre la figura de Berlusconi…
-"El Caimán" es una película más amplia, sobre el poder, en lo que nos hemos convertido, Italia.
-Y la Italia de los últimos 30 años es Berlusconi.
Han intentado detenernos, prohibirnos, pero los hemos bloqueado. Y no lo he hecho por mí, lo he hecho por ustedes, porque esperaban esto desde hace años..
-Dicen que desde que les he dado la tele, hasta por la mañana, sus vidas han cambiado. La magistratura, con sus investigaciones sobre la corrupción ha borrado a toda una clase política. Deben tomar partido contra el protagonismo de los jueces. Quieren cambiar la historia del país. Y eso no está bien. Los sondeos dicen que, si hubiera elecciones hoy la izquierda obtendría una mayoría aplastante. Y eso, el país no puede permitírselo.
-¿Este país o esta empresa?
-Dice eso porque tiene 5 billones de deudas. Y los jueces están tras la pista de sus cuentas en el extranjero. Quiere entrar en política porque, de otro modo, iría a la cárcel.
Italia es el país que amo. Aquí, tengo mis raíces, mis esperanzas, mis horizontes. Aquí, he aprendido de mi padre y de la vida, mi oficio de empresario, aquí aprendí también la pasión por la libertad. He decidido entrar en el juego para ocuparme de los asuntos públicos porque no quiero vivir en un país antiliberal, gobernado por fuerzas inmaduras y por hombres ligados a un pasado política y económicamente, desastroso.
-Gracias, pero una película sobre Berlusconi, ¡no, de verdad! Todo el mundo sabe todo ya sobre él.
-¿Con estas televisiones?
-Quien quiere saber, sabe, los que no quieren entender... Ya no se puede informar más, ¡todo se sabe!
-¿Entonces no se hace nada? Así, vuelve a ganar.
-¡Ya ha ganado! Hace veinte, treinta años, con sus televisiones. Nos ha cambiado la cabeza. Y además, no estoy de acuerdo con el guión...
-¡No lo has leído!
-De acuerdo, ¡pero es como si lo hubiera leído! Ya sé lo que hay escrito. Hay lo que la gente de izquierda quiere escuchar. A Berlusconi le sale mal el lifting, pero acierta con el implante, ¡y todos se ríen!
-¡Mi película no es eso!
-Lo sé, pero todos se ríen, no hay motivo de risa.
-Está ofendida, tiene un carácter... es testaruda.
-¡Es buena!
-Buena, pero antipática. Por eso me gusta.
-¿Te parece el momento de hacer una comedia?
-¡Siempre es el momento de hacer comedias!
Tiene un concepto de la ironía muy personal. Ahora, en el extranjero, todos se ríen de nosotros. No es sólo el conflicto de intereses.
-La idea de contar tu Italia de opereta me divierte.
-¡No grites, Jerzy!
-¡Me divierte tanto! ¡Son tan ridículos! Sólo hablan de la televisión y de Berlusconi. Son un pueblo a medio camino, entre el horror y el folklore.
-¡No exageres!
-Están acostumbrados a sus porquerías. Cada vez pensamos que los italianos tocaron fondo y, después, ¡no! Siguen cavando. Cavando. Cavando... y cada vez se hunden más. Más abajo... ¡Rascan!
-¿No quieres representar a Berlusconi?
-Nunca me he echado atrás por nada. Allende, Vietnam, las luchas por los actores con Gianmaria... Quiero estar tranquilo.
Los indígenas en sus puestos. ¡Todos alrededor de Colón! Sin zapatos.
Quiero recordar a este tribunal que hoy no les hablo sólo como inculpado sino también, y sobre todo como un ciudadano al cual, la mayor parte de los italianos, ha confiado la carga y la responsabilidad de dirigir este país.
¡Si quiere hacer política, dimita y preséntese a elecciones!
No soy yo la anomalía. Lo son los comunistas y su odio hacia mí. Su uso político de la justicia, ésa es la anomalía.
Soy el único que ha gobernado durante toda una legislatura y he hecho más reformas en cinco años que la izquierda en cincuenta. No estaba en el Gobierno, pero estaba en el poder. En las escuelas, las universidades, los tribunales, los periódicos, las televisiones, la magistratura, la Corte Constitucional.
¡Qué triste es la izquierda! Es triste y pone triste a la gente. Yo he querido volver a dar esperanza a este país. Y, sin embargo, la mitad de los italianos no consiguen siquiera esperar, porque sólo saben odiar. La izquierda sólo sabe hacer eso: odiarme.
Espero que sea consciente del hecho de que con su veredicto podría cambiar la historia de nuestro país.
En una democracia liberal el que gobierna sólo puede ser juzgado por sus iguales es decir, los elegidos del pueblo. La casta de los magistrados quiere, al contrario, tener el poder de decidir, en lugar de los electores. Y diría que ha llegado el momento de pararlos. Con mi condena nuestra democracia se ha transformado en un régimen. ¡Un régimen contra el cual todos los hombres libres como ustedes tienen derecho a reaccionar, de la manera que sea!
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