
Bourke llevó la orden a Gouwer que estaba preparando con White (¡otra vez nuestro viejo conocido y espía!) el cruce del ejército británico por el Paso de Burgos, para el día 3. Molesto, sin comunicarse con su jefe, Gouwer cumplió la orden, a las 9 y media de la mañana del 2. Whitelocke ordenó a las 10 y media que avanzara el grueso del ejército; las reses carneadas por Auchmuty, para repartir a los soldados, creyendo que ese día sería de descanso (como había decidido Whitelocke originalmente) quedaron tiradas en el suelo.

Esa es la primera de una serie de errores, de un lado y otro, decisivos para los días por venir. En primer lugar, tanto Whitelocke como la escuadra, entendían el oeste de Buenos Aires, al eje Retiro – Recoleta, por ser esa la visión desde la flota, siguiendo el curso general del Río de la Plata, del oeste al este. Gower (enemistado con su jefe) no superó los corrales de Miserere (el oeste, pero de la ciudad). No había ningún croquis para guiar la marcha.
(Éste y otros posts sobre las invasiones inglesas pueden consultarse en: http://invasionesinglesas.blogspot.com)
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