14.12.07
dos partes
VITUS
“Vitus” (producción suiza que supo competir por el Oscar representando a su país) tiene dos partes claramente definidas. Hay una primera mitad muy buena, en la que la trama dosifica la tensión dramática y amaga con una gran película; en la segunda mitad, el filme se manda por los caminos de una comedia alocada y, sin desbarrancarse, nos deja la sensación de que no desplegó todo su potencial.
Vitus es un niño prodigio con una capacidad asombrosa para tocar el piano. Vitus quema etapas, limitado por las falencias del sistema educativo y por una madre que se prende en la megalomanía de “mi hijo, el genio”. A lo largo de esta primera brillante parte, vemos la evolución de Vitus, una bomba a presión, a punto de estallar. El único que está más allá, el que observa todo desde una orilla más calma, es el abuelo paterno del niño, compinche y remanso de paz, en su taller de carpintería.
A partir de un hecho (alguien se tira de una ventana) cambia el filme, dando paso a una comedia con rasgos de inverosimilitud. Si hasta ahí presumíamos un drama, desde ese hecho argumental se sucede una crítica ácida hacia el mundo de los adultos.
Vitus se asume como el protagonista principal quien comparte con su abuelo esa mirada escéptica sobre el mundo, en especial de los parientes que le han tocado en suerte. No desentona la inteligencia de Vitus, sino la estupidez de sus padres, un workholic y una esnob. Toda la segunda mitad es la lucha de Vitus para librarse de ese mundo de adultos. Apuesta y arriesga para lograr su sueño: despegarse del entorno burgués y mediocre que amenaza, seriamente, con enloquecerlo.
Como suele suceder cuando se cambia de caballo a mitad de río, el resultado no termina siendo del todo satisfactorio. La primera historia parece tener más relieve que la segunda. Y nos quedamos con ganas de ver qué hubiera sido de Vitus sin el batatazo de la timba financiera a la que recurre el guión del director Fredi Murer (en coautoría con Peter Luisi y Lukas Suter).
Con todo, el filme se deja ver y aporta buenos momentos, básicamente por la gracia de los nenes que interpretan a Vitus (Fabricio Borsani, a los 6, y Teo Gheorghiu, a los 12 años), todo un desafío para el casting porque el director quiso ocupar ese papel con chicos que supieran tocar el piano. Se agrega Bruno Ganz, en el papel del abuelo, otro papel construido desde la mirada, dándole carnadura a una muy especial relación entre abuelo y nieto.
Escenas destacadas: las charlas entre Vitus y su abuelo; la cena en la que Vitus le declara su amor a su ex – niñera; la escena del balcón; la audición frustrada con la maestra de piano.
Frases:
-Cuando era pequeño, tenía una lista de profesiones preferidas. Mis diez favoritas. Arriba del todo se leía en rojo: PILOTO.
-¿Y la segunda? ¿Fabricante de ataúdes?
-No me acuerdo. Las otras nueve no me importaban.
Este niño necesita un piano de verdad.
Tenemos un niño muy caro.
El otro día les leyó a los niños algo sobre el calentamiento global. Les dijo que todos moriríamos y los niños se echaron a llorar. Luego los padres me llaman. ¿Por qué no le dices a Vitus que les lea "Caperucita"? Bueno, en realidad ése es mi trabajo.
-Además, es un descarado. En vez de llamarme Sra. Pfenninger, me llama "Obelix".
-Pero eso es un cumplido. Le encanta Obelix.
Escuche. Es nuestro hijo… ¡y usted no es bastante buena para él!
¡No estamos jugando, estamos trabajando!
-¡Estamos construyendo alas!
-¿Alas!? ¿Para qué?
-¡Correcto! Pero tu arrogancia es un insulto a mi inteligencia.
-Disculpe, señor, pero si estoy insultando su inteligencia aquí hay dos personas con algo de inteligencia.
-Si hubiera comprado acciones entonces, ahora sería rico.
-¡Pero ya somos ricos!
-Quiero decir ricos de verdad.
-Me gustaría ser otro.
-¿Cómo quién, por ejemplo?
-No sé. Cualquiera. Simplemente normal.
-¿Tan normal como yo?
-No. Más normal.
Si no te puedes decidir, tendrás que renunciar a cosas que te gustan.
Francamente, no entiendo su desilusión. Tiene usted un hijo sano y normal. Tengo que dar peores noticias a muchos padres.
La música se siente con el corazón, con los dedos, con el alma... La lesión fue sólo en la cabeza.
Lo más difícil fue perder contra ti jugando al ajedrez.
-Los profesores siempre saben más que sus alumnos.
-Por lo general, sí.
-Entonces, sabrá quién inventó la máquina de vapor...
-Claro. Fue James Watt.
-¿Y por qué no fue su profesor el que la inventó?
-Si pierdes el dinero, me quedaré inmediatamente en la calle.
-Los aviones son más seguros cuando están en tierra. Pero están hechos para volar.
--Tengo una familia y una empresa. ¿Tú por quién te habrías decidido?
-Contesté: "Yo también me habría decidido por mi hijo."
-Ayer fui al banco. La última vez había 3.271.000 francos en la cuenta. Ahora ya hay 5.736.000. ¿Cómo es posible?
-Quizá sean los intereses.
-¿Cómo se puede ganar tanto dinero sin trabajar?
-Es facilísimo. Poniendo el dinero a trabajar.
-Isabel, eres el amor de mi vida.
-¿Y el sexo?
-Bueno, por mí eso puede esperar. De todas formas es sólo un intercambio optativo de material genético.
-Vitus, soy una mujer y tú tienes 12 años.
-¡Es sólo una cifra! No puedo vivir sin ti.
-Te demostraré que sí puedes. ¡Adiós!
Vitus sigue sin tener un pelo de tonto. Su cerebro funciona tan perfectamente que consiguió engañarnos a todos. ¡No se enfaden con él! ¿Qué otro recurso tiene un niño para escapar de un mundo para el que es demasiado inteligente?
Postdata: Y tú, Vitus, sigue tu camino.
CONSEJO: esperar al DVD.
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