15.7.08
el tipo que era mil
I’M NOT THERE
“Ahí yace el poeta, el profeta, el fugitivo, el farsante, el bandido” dice una voz en off, al principio del filme. “Me despierto y soy una persona. Y cuando me acuesto, sé con seguridad que soy otra persona. No sé quién soy la mayoría del tiempo. Es como si tuvieras ayer, hoy y mañana en la misma habitación” esgrime otro personaje cerca del final. Son dos frases que definen el modo en que Todd Haynes y su co-guionista Oren Moverman se acercaron al mito de Bob Dylan. Originalísima manera de contar la historia de un hombre: plantear como axioma que son muchos. Uno es la sucesión de todos aquellos que fuimos (somos) en cada momento en el tiempo. Haynes y Moverman se lo toman al pie de la letra y cuentan la biografía de un hombre, como la sucesión de varias historias y personajes, interpretados por actores diferentes. Distintas texturas, iluminación y colores. Un adolescente negro, una mujer, un director de cine, un poeta, un bandido. Todos ellos son Bob Dylan. Y Bob Dylan no es nadie al mismo tiempo.
La tesis del filme es muy cruel: no puede cambiarse el mundo. No hay nadie que pueda hacerlo, muchos menos con una canción. Esa verdad le es revelada a Bob Dylan en el fulgor de su carrera, cuando otros lo han tomado como el Ángel de la Protesta, como el Apóstol del Progresismo. Su retraimiento, su escape del centro de la escena es interpretado por la masa como una traición. No pueden entender que ha llegado a otro plano de iluminación: el de la inutilidad de todas las acciones.
“I’m not there” puede disfrutarse por su original planteo, pero se pierden muchas cosas si no se conoce la historia del hombre. Es como si asistieran a la historia de un tal Joan Manuel Serrat, sin conocer las letras ni la trayectoria de ese hombre ni de todo lo que representó para su generación. Por eso y por la torpeza de no traducir las canciones (una falta de respeto al producto que se presenta al público), el filme puede parecer oscuro y complejo. Por eso, este imaginativo documental de Haynes gana mucho si el espectador se toma el trabajo de conocer un poco más de la historia de este cantautor norteamericano. La visión de “No Direction Home” de Martin Scorsese puede ser un buen punto de partida.
Del póker de buenos actores que componen las varias caras de Dylan, destacamos la monumental perfomance de Cate Blanchett, en el segmento más interesante, visual y conceptualmente. De los que interactúan con Dylan, nos quedamos con Charlotte Gainsbourg.
Novedoso, experimental, ingenioso, “I’m not there” es un ensayo cinematográfico de uno de los grandes poetas contemporáneos. Para no dejar pasar.
Elegimos una escena de las tantas imágenes: Escenas destacadas: el encuentro de Dylan-Blanchett con Allen Ginsberg, a través de la ventanilla del auto. Las frases, mañana. Y el jueves, un mezcladito de links sobre Bob Dylan y unos temitas.
CONSEJO: esperar al DVD, pero agendar. Y acopiarse de data antes de verla.
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