4.9.08

alguien que tome mi mano

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LARS Y LA CHICA REAL

Que buena película, que gran historia, que buen guión. Hace unos días nos conformábamos con “Un novio para mi mujer” que es la altura del listón a la que llega el cine argentino. Y cuando nos encontramos con películas como “Lars y la chica real” nos da una cosita acá adentro. Porque es el tipo de película que se podría contar en cinematografías económicamente precarias como la nuestra. Elenco y buenas ideas. Una historia con mucha poesía y corazón. Y el guión brillante de Nancy Oliver, debutante en el cine, con varias batallas como capítulos en “Six feet under”.

Pequeño pueblo norteño norteamericano. Nieve, frío, soledad. Poblado de creyentes protestantes, descendientes de escandinavos, austeros y sencillos. Lars es el hermano menor de Gus, casado con Karin, un bebé en espera. Solitario, introvertido, silencioso, Lars se resiste a los intentos de socialización de su cuñada y de las mujeres de la feligresía.

Un día, Lars le da la sorpresa a su hermano y cuñada: tiene una visita femenina en casa, una chica brasileña, en sillas de ruedas, también religiosa como él. La sorpresa se da cuando la presenta: es una muñeca inflable.

En ese punto, la comedia se despliega, evitando cualquier chiste fácil. Con mucha sutileza, emoción y poesía, el guión de Nancy Oliver describe el aparente delirio de Lars y la conmovedora reacción de la comunidad, que acepta a Bianca (la muñeca inflable) como algo real, sólo para demostrarle cuánto lo aman y lo quieren.

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Bianca es el pedido desesperado de Lars de que no quiere estar sólo, de su pretensión de tener alguien que le sostenga la mano durante el camino. Y el delirio de la muñeca inflable ha sido la única ventana, en el muro de silencios y tristezas que ha levantado, para pedir ayuda. La sabiduría de la Dra. Dagmar y la piedad de un pueblo que le sigue el juego, no por caridad, sino por amor, son las respuestas adecuadas para que Lars resuelva la crisis que le ha planteado el embarazo de su cuñada.

“Nunca nos debemos preguntar: 'Señor, ¿qué debo hacer?'. Porque el Señor nos ha dicho qué hacer. Amar al prójimo” expresa el cura del pueblo, en un sermón, al principio del filme. Esa es la tesis. Pronto, esa comunidad piadosa deberá demostrar cuán creyente es y cuánto deberá apostar por esa creencia de la superioridad del amor.

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La película dirigida por Craig Gillespie (otro debutante) se asienta en el pilar fuerte de un guión impecable (tan bueno que no se nota, uno de los mejores síntomas) y de un elenco notable. Todos son muy buenos, pero destacamos la labor de Ryan Gosling como Lars, Emily Mortimer (Cloe, la esposa del tenista arribista de “Match Point”) como la cuñada de Lars, Patricia Clarkson (la doctora de Lars) y Paul Schneider (el hermano de Lars, con tantos silencios como él).

Escenas destacadas: la presentanción de Bianca; la discusión de Lars y su cuñada, cuando Lars se enoja por la “agenda social” de Bianca; la charla de los hermanos, en el sótano, donde Gus se disculpa por haberlo dejado solo; el funeral; la escena final entre Lars y Margo.

Las mejores frases, mañana.

CONSEJO: si la dejan pasar, como castigo los obligamos a ver la última película de Lucrecia Martel. Así que ya son grandes y saben lo que tienen que hacer... ¿capisce?

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