21.2.09
espíritu de la India
SLUMDOG MILLOINARE. ¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO?
En una entrevista, Danny Boyle comentó que la decisión de filmar en las calles de la India significó arrojarse en brazos de la incertidumbre. Era imposible controlar todo el proceso de producción, como lo hacía habitualmente. Era tal el caos que llegó un momento en que, simplemente, se dejó llevar por el azar. Y “Slumdog Milloinare” alcanzó su esplendor al dejarla librada a las fuerzas del destino.
El Destino. Esa es la tesis de esta excepcional película, un mosaico de la India, en la historia cuasimelodramática de un chico nacido en el hoyo más miserable de Bombay que está a una pregunta de ganar el millonario premio del programa televisivo “¿Quiere ser millonario?”.
El guión de Simon Beaufoy (“Full Monty”) adaptando la novela de Vikas Swarup, recorre la vida de Jamal, un chico indio, a partir de cada una de las preguntas del concurso que lo fueron llevando a la final. Cada pregunta es un flashback sobre su vida, un momento trascendental en el viaje del personaje a su destino: encontrar el amor de su vida.
La historia recorre el horror cotidiano de los pobres de la India, con una liviandad que ha irritado a cierta crítica local. Pero esa es la realidad de la India y, más aún, esa posición filosófica de “Todo pasa”, es característica de su pueblo. “Slumdog Millonaire” es una historia de chicos de la calle que quedan huérfanos, esquivan bandas que le sacan los ojos a los chicos para que ejerzan la mendicidad, se enamoran de niñas que son prostituidas, se alían con mafiosos inescrupulosos, se emplean en modernas empresas de telemarketers o son guías en reliquias turísticas como el Taj Mahal. Ese pastiche de hondos dramas y empleos modernos es el complejo tapiz social de la India.
Las diferencias de clase de la sociedad india aparecen desde la primera escena: la policía que tortura al protagonista porque no puede creer que el “perro de los tugurios” sea capaz de ganar las pavotas preguntas del más pavote concurso televisivo. Otros indicadores: la euforia final de la población, los celos del conductor, el tono de agresividad de sus comentarios.
Como en “Forrest Gump”, Jamal convive con varios personajes que pretenden ganarse su lugar en la historia a la fuerza o se entregan vencidos resignados al dolor. Y como Forrest, Jamal se deja mecer por las fuerzas subyacentes del Destino. Será lo que deba ser. Cuando se deja caer en brazos de lo aleatorio, se torna invencible. Esa es la principal tesis de “Slumdog Millonaire”: todo está escrito y nada podemos hacer más que dejarnos llevar, sin traicionar nuestra bondad.
“Slumdog Millonaire” tiene varios homenajes al cine de Bollywood, desde el mismo melodrama desbordado central de la historia, los musicales, los villanos malos de toda maldad, el romance al estilo de las telenovelas, el humor simplón. Danny Boyle (en codirección con Loveleen Tandan) despliega su peculiar sintaxis visual, sus saltos en el tiempo, su vértigo narrativo con la fotografía de Anthony Dod Mantle como aliada principal. El otro punto fuerte de la película es el elenco indio, con la excepción del protagonista, Dev Patel, nacido en Londres.
Escenas destacadas: la prueba de “canto” de los niños; la última respuesta de Jamal y la llamada telefónica; el final del hermano de Jamal; el gag del autógrafo de Amitabh Bachchan; la visión de la nena disfrazada de Rama; el baile final en la estación de tren; la escena de Latika esperando debajo de la lluvia.
Las mejores frases, mañana.
CONSEJO: ir a verla.
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