24.7.10

literatura funeraria

La idea surgió de un artículo de Arturo Pérez-Reverte publicado en la revista de “La Nación” del pasado domingo:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1285874

Pérez-Reverte comenta el género literario de las lápidas fúnebres. Los epitafios resumen, en pocas líneas, una vida y sugiere una historia en cada oración. El escritor y periodista español cita algunas tomadas de los libros de clásicos grecolatinos de la editorial GREDOS. Seleccionamos algunas:
Amado por muchos, lo habría sido por más.

Con lamentos, mi madre colocó esta lápida junto al camino.

La mayor parte de mi vida la pasé en el vientre de mi madre.

Vi las ciudades de muchos hombres y conocí su forma de pensar.

Yo no retrocedí ante el ataque de los enemigos. Era soldado de infantería.

Actio, gladiador. Venció seis veces. Tenía veintiún años. Aquí está enterrado. Que la tierra te sea ligera.
Sí, coincidimos con Pérez-Reverté en el admirable epitafio que cierra su artículo, el de una madre rumana que enterraba a su hijo asesinado por la policía secreta del dictador Ceaucescu:
Es oscura la casa donde ahora vives.
Nos quedamos enganchados con el tema y buscamos más muestras del género literario funerario, en general, epigramas funerarios griegos. Un botón de muestra:
Aquí, Filipo enterró su mayor esperanza,
Nicóteles, su hijo de doce años.

Un padre ha erigido un sepulcro para su hijo.
Lo contrario hubiera sido lo justo.
Pero la muerte ha sido más rápida que la justicia

De todo lo que era mío,
sólo esto me queda.

¿Por qué sigo viendo yo la luz sin ti?

No era y llegué a ser.
No soy y no me importa.
Adiós, caminantes.

Extranjero, ve y dile a Esparta que aquí yacemos por respetar sus leyes.
(en la tumba del general Leónidas, enterrado junto a los 300 espartanos muertos defendiendo el Paso de las Termópilas)

Las hijas de los samios a menudo buscan a Crethis, tan llena de historias, tan hábil en tantos juegos, la más dulce de las tejedoras de lana, siempre charlando. Pero ella duerme aquí el sueño debido a cada mujer.

Mi nombre es Polyxena, esposa de Arquelao, hija de Teodectes y su infeliz Demarete, madre durante tanto tiempo como los dolores del parto. Pero el destino alcanzó al niño antes de completarse los veintes soles y yo misma morí a los dieciocho años, sólo una madre, sólo una novia, tan breve fue mi día.

Caminante, si por ventura te detienes frente a este monumento, no te rías, te lo ruego, aunque sea la tumba de un perro. Lágrimas rodaron por mí y el polvo fue amontonado por las manos de mi amo quien grabó estas palabras.

Valiente en la guerra fue Timócrito. Éste es su monumento. Pero Ares atiende el mal, no el bien.

Por sangre, somos eretrianos de Eubea. Pero yacemos cerca de Susa, ¡ay, que tan lejos de nuestra propia tierra!

La Fortuna esté contigo, navegante, tanto en mar como en tierra, pero sabe que pasas por la tumba de un náufrago.

Ésta es la solitaria tumba de Nicandro. La luz de una sola mañana puso fin a la sagrada descendencia de Lisídice.

Yo, Dionisio de Tarso, yazco aquí, a los sesenta años, sin haberme casado. Y hubiera querido que mi padre nunca no lo hubiera hecho.
FUENTES:

http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:Epos-945C8EAD-2E12-AECF-7460-023AD58A5261&dsID=PDF

http://www.la2revelacion.com/?p=242

http://www.calkini.net/columnas/ivan2.htm

http://www.gutenberg.org/ebooks/2378

http://es.wikipedia.org/wiki/Epitafio_de_Seikilos

http://www.greecetravelblog.com/greek-epigrams/greek-anthology.asp

http://es.wikipedia.org/wiki/Antología_Palatina

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