29.9.10

yo acuso

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EL RATI HORROR SHOW
data: http://www.cinenacional.com/peliculas/index.php?pelicula=7476
“Una injusticia hecha a un individuo, es una amenaza a toda la sociedad”.
MONTESQUIEU
“El Rati Horror Show” es un documental sobre una injusticia: la historia de Fernando Ariel Carrera quien, erróneamente, purga 30 años de cárcel. En la película de Enrique Piñeyro y Pablo Tesoriere (sobre la idea original de Pablo Galfre) se describe cómo un ciudadano común sin antecedentes penales, es acusado de ladrón y de atropellar en su fuga automovilística a varias personas (la llamada “Masacre de Pompeya”). Inerme ante la máquina de picar carne que es la justicia argentina, las fuertes inconsistencias de la investigación y del proceso judicial, fueron eficazmente ignoradas por las distintas instancias. Ahora, su caso está en manos de la Corte Suprema. Y esa decisión es una de las últimas cartas que le quedan a Carrera para que su caso sea escuchado y quede develada la conspiración de los policías de la Comisaría 34 para convertirlo en chivo expiatorio.

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Piñeyro y Tesoriere trabajan con imágenes de archivos televisivos, con el expediente judicial, con entrevistas al condenado y con cámaras ocultas y simulaciones digitales de la escena del crimen. Menos clara que “Whisky Romeo Zulú” o “Fuerza Área S.A.” en la exposición de los hechos, la potencia del caso emerge sobre la sintaxis titubeante y logra su cometido. Somos testigos de una injusticia a un hombre común.

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Cuando uno analiza casos como el vivido por Carrera, empieza a comprender cómo opera la trama mafiosa en Argentina, cuáles son las instituciones fallidas del fracasado sistema democrático restaurado en 1983. El problema de casos como los de Carrera, no es que pueda existir un juez (o un tribunal) que falle con tanta arbitrariedad; lo crítico es que no haya existido ninguna instancia superior para subsanar las injusticias cometidas. Ante la injusticia, la indiferencia. Esa es la principal falla.

Podríamos dar una vuelta de tuerca más; en un país con instituciones sanas, una película como la que estrenaron Piñeyro y Tesoriere merecería dos respuestas posibles: se interviene judicialmente con la premura debida para subsanar lo denunciado en el filme o se inicia una querella a los autores por mentir. Que ninguna de las dos cosas haya ocurrido (peor aún, la semana pasada, Piñeyro denunció que la Policía Federal le retiró la custodia que tenía su familia), revela el grado de corrupción que afecta a nuestras instituciones. Ni siquiera llama la atención, una denuncia de ese tenor. (No nos llama la atención: las anteriores películas de Piñeyro tuvieron igual efecto).

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Otra reflexión merece la visión del caso Carrera: el modo en que los medios de comunicación son llevados de la nariz, para difundir la versión de los hechos que propaga el poder, sin ningún ánimo crítico, sin ninguna investigación independiente que ponga en sospecha lo dicho por los estamentos oficiales. Esto habla de la preparación de los periodistas argentinos, reducidos al mero papel de presentadores de noticias, repitiendo un guión que es un “corte y pegue” de los cables noticiosos. También, nobleza obliga, hay que señalar que el material de las cámaras presentes, dio a la dupla Piñeyro – Tesoriere las imágenes necesarias (entre ellas, la de un testigo que ratifica la versión de Carrera) para apoyar su argumento. Las cámaras estaban ahí, lo mostraron. Hubo fatiga para analizar la información que estaban viendo y pereza para sospechar de lo que era dicho, sin constatarlo. Pero es clave señalar que toda la información para avalar los argumentos

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Cinematográficamente, “El Rati Horror Show” no es un buen documental. Demasiado disperso, dudando entre contar la historia o contar cómo se cuenta la historia. La excesiva presencia de Enrique Piñeyro en cámara es fatal. Lo que importaba es la historia, cerrar todos los flancos posibles, mostrar a todos los protagonistas. Nada aporta la indignación de Piñeyro en pantalla. Aporta que la cámara hubiera mostrado a los protagonistas (jueces, policías, periodistas) y preguntarles qué opinan sobre las inconsistencias en la investigación. Aunque ellos no quisieran contestar, esa negativa también hubiera servido.

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Hay un ejemplo que muestra, muy claramente, esa falta de estructura del documental. Cuando Piñeyro pregunta por el bloque sobre el poder judicial y el “seleccionado” de los jueces, le contestan que ese tramo dura 25 minutos. “Mucho tiempo, da para otra película” responde, hecho bienvenido, pero que retacea una pieza importante de información para comprender lo sucedido. Pero, acto seguido, se embarca en la puesta de escena de un disparo a un trozo de carne, para oír el ruido de una bala pegando en el músculo, para que imaginemos lo que sintió Carrera con ocho balazos en su cuerpo. El tramo se lleva unos cuantos minutos y, conceptualmente, no aporta nada. ¿Con qué criterio se impuso este segmento al otro desechado de los jueces?

En esta película, Piñeyro cometió un pecado de vanidad. Y el tenor de la historia que tenía entre manos, ameritaba correrse del centro y dejar el protagonismo a la pesadilla de Carrera. “El Rati Horror Show” hubiera alcanzando mayor brillo y efectividad, sirviendo a la causa principal: lograr que la injusticia a Fernando Ariel Carrera sea reparada.

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Pese a estas deficiencias desde lo cinematográfico, “El Rati Horror Show” es una película que merece verse, comentarse y recomendar. Porque, aún con sus taras, se ha atrevido a exponer la injusticia cometida a un hombre. Y, como reza la frase de Montesquieu que abre esta crítica, eso es una amenaza directa a toda la sociedad.

Para los que quieran profundizar en el caso, recomendamos visitar el sitio de la película:

http://www.elratihorrorshow.com/

En el sitio, encontrarán información sobre el caso judicial, mucha documentación, reportajes a Piñeyro y notas. Si de lo leído y observado, consideran que el caso de Fernando Ariel Carrera debe ser reconsiderado, en la página mencionada hay un link para juntar firmas para la liberación de Carrera.

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El link es:

http://www.elratihorrorshow.com/firmar/

Firmen, comenten, difundan. Es lo único que separa a este hombre de un futuro entre rejas.

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A modo de cierre, insertamos el video con la versión de “El reino del revés” de María Elena Walsh que cierra los títulos finales de la película:

El Reino del Revés from Aquafilms on Vimeo.

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