Reportaje en “ADN”, el suplemento cultural de “La Nación”, a John Le Carré, escritor de novelas de espías, ex miembro del M.I.6 británico. Un tipo sin pelos en la lengua para opinar. Seleccionamos algunos párrafos de la entrevista.Los diplomáticos mienten por el bien de su país y los políticos para salvar su pellejo.
(de uno de sus personajes)
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He sido huérfano, interno en el gulag de la enseñanza británica, cristiano fallido, desgraciado, virgen durante demasiado tiempo, marido precoz, espía inexperto que buscaba su identidad en la pertenencia a las instituciones del servicio secreto, amante desesperado con aventuras continuas y bastante idiotas. Supongo que maduré demasiado tarde.
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(El dinero) apesta a tráfico de drogas, de armas, asesinatos a sueldo, a opresión y a enorme corrupción. Y creo que los bancos son en gran parte responsables del lavado internacional de dinero. Mucho más preocupante resulta el asunto en Rusia, donde no existe el dinero limpio.
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La realidad es que cuanto antes entre el dinero negro en el círculo del dinero legítimo, mejor para el sistema, aunque proceda de las más horrendas fuentes. La Rochefoucauld decía que la hipocresía es el peaje que el vicio le paga a la virtud. El propio sistema de los servicios secretos se basa en el dinero negro. Y si por esa razón en todos los países hay un cierto matrimonio entre el crimen y la inteligencia, en Rusia el matrimonio es completo. La Rusia de Putin es un Estado criminal.
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Es una nación sin ninguna experiencia democrática. Desconfían de ella. Hay dos cosas que unen a los rusos: aman su país, siempre que pasan dos semanas fuera lo añoran terriblemente, y les aterroriza el caos. En nombre del patriotismo puedes conseguir mucho si eres un político. No digamos ya del miedo al caos. El truco para gobernar un gran país es convertirlo en víctima. Ya sea con ocasión de las Torres Gemelas o con la amenaza chechena. Inventamos los enemigos que necesitamos.
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El 11-S ha provocado dos cosas: el completo aislamiento de Estados Unidos y la demonización del islam. A diferencia de los europeos, los estadounidenses piensan que una guerra sirve para algo. Y francamente, no lo entiendo, porque esos tipos han perdido (o no han ganado) todas las guerras en las que se han metido. La Segunda Guerra Mundial la ganaron los soviéticos. No vencieron en Corea ni en Vietnam. De Irak se han ido con el trabajo sin terminar y no ganarán la de Afganistán.
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Desearía que (Obama) fuese capaz de cambiar algo. No sé cómo podrá contra los lobbies, el aparato mediático de la derecha y contra su propio partido, que es extremadamente incompetente y desleal. Está esposado. Y luego está el asunto religioso, nunca pensamos que en el siglo XXI estaría tan condenadamente presente.
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Me preocupa (la) politización (de los servicios secretos). Están al servicio del poder, proporcionan información para sostener sus mentiras. Cuando yo me dedicaba a eso, nos considerábamos los buenos periodistas; conseguíamos verdades para arrojárselas al poder. La diferencia con los periodistas es que estábamos autorizados a emplear otros métodos, como hablar con traidores, ser desleales, pinchar teléfonos y toda esa basura.
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Mi limitada experiencia me dice que si usted y yo conspiramos, uno de los dos se lo contará a su novia, el otro se dejará un bolso en el subte y ambos olvidaremos sincronizar nuestros relojes.
“Las mil y una vidas de John Le Carré”
Reportaje de IKER SEISDEDOS a JOHN LE CARRÉ
(“adn", 03/12/10)
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