18.1.11

minimalismo en la torre de marfil

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SOMEWHERE
data: http://www.imdb.com/title/tt1421051/

Anecdótico vacío existencial de una estrella de cine que, en la vacuidad de su torre de marfil, confronta la nada en la que se ha convertido su vida, con la presencia de su hija de 11 años. Minimalista, con tomas largas, mucho inmovilismo y una ironía que se adivina en un par de apuntes, “Somewhere” es un ejercicio más en la filmografía de Sofia Coppola, algo así como un “Perdidos en Tokio” degradado.

Con tal leve tensión dramática, Coppola logra acertar con un par de pinceladas y con la dirección de actores. La elección de Stephen Dorff y de Elle Fanning ha sido un acierto. La ternura de Dorff, el mirar de niño grande que asiste, con temor, a la estupidez en la que se transformó su vida, es uno de los aciertos del filme. Y una de los escasos puntos a favor para que la película alcance el nivel de aceptable y no se desbarranque. Un puñado de escenas, con mucha sutileza, nos expresa la tormenta del alma de los protagonistas. No obstante, no alcanza más que para redondear un buen borrador de filme.

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Johnny Marco es una estrella de cine que vive en el mítico hotel Chateau Marmont de Los Angeles (non plus ultra del Olimpo hollywoodense) con todos los chiches que uno suele pensar que hacen la felicidad. Camareros dispuestos a servirnos de inmediato lo que uno quiera; mujeres que se nos ofrecen sexualmente en la puerta con sólo reconocernos; viajes de una punta a otra del planeta; agentes que nos llaman por teléfono al cuarto para recordarnos lo que tenemos que hacer.

Pese a que Johnny tiene todo, su hastío y aburrimiento es ostensible, al punto de quedarse dormido mientras le practica sexo oral a una conquista de ocasión. Está rodeado de gente (en su cuarto de hotel se improvisan fiestas todos los días) pero Johnny está absolutamente solo. Deambula por la vida como un alma en pena, con cara de invitado, sin anclaje alguno.

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Cuando aparece su hija adolescente en escena, su vida ya apestaba; la presencia de la joven torna peor las cosas, porque queda más marcado lo que Johnny ha perdido: la oportunidad de ver crecer a su hija. Y eso, por más que se empeñe, es irrecuperable.

La simpleza de los actos cotidianos (comer un helado, tomar sol al lado de una piscina, jugar un videojuego) conmueven, porque están hechos a destiempo, con ganas de recuperar lo perdido. Esa pérdida se nota al final, cuando Johnny es incapaz de consolar a su hija, porque no tiene los elementos para llegar a ella. Es una aparición querida, pero no una presencia. Es la prueba final de Johnny de que derrapó en el camino de la vida y que tiene que salir de su torre de marfil. La escena final se relaciona con esa elección: volver al camino. Dejar atrás el pasado y empezar de cero.

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Algunos apuntes irónicos del mundillo de Hollywood (que Sofia Coppola conoce al dedillo) merecen apuntarse: las preguntas pavas de los periodistas de espectáculos en la conferencia de prensa; el cameo de Benecio del Toro (“conocí a Bono en esa habitación”); el premio Telegatto.
En suma: Sofia Coppola se muestra capaz de sacar aceite de las piedras y conseguir conmover con una escena en la que (en apariencia) no pasa nada. Pero en “Somewhere” abusa de esa habilidad y la falta de conflictos dramáticos juega en contra. “Somewhere” es una película de transición, un paso más allá del juego que abrió con “Perdidos en Tokio” y “María Antonieta”.

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