6.11.13

la ilusión del castillo inexpugnable

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LA NOCHE DE LA EXPIACIÓN / ELYSIUM
data: http://www.imdb.com/title/tt2184339 / http://www.imdb.com/title/tt1535108

Convivieron en las pantallas locales, dos películas sobre distopías que tienen, como elemento central, la ilusión del castillo inexpugnable, esto es, un lugar donde estamos aislados y seguros, a salvo de lo horrendo que ocurre en el mundo alrededor.

En “Elysium”, el título de la película refiere a una estación espacial que orbita a kilómetros de la Tierra, donde se curan todos los males y se vive realmente muy bien. Claro, el lugar está limitado a una pequeña porción de la humanidad. Debajo, millones de personas soportan un planeta degradado ecológicamente, con un régimen autoritario que doblega a las masas hundidas en la miseria y la explotación.

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En “La noche de la expiación”, la distopía es un Estados Unidos que redujo a niveles mínimos los índices de criminalidad con la invención de la Purga, una noche donde no hay servicios de seguridad y salud, y cualquier norteamericano está habilitado para matar, violar, torturar o masacrar a su vecino, sin sanción alguna. Al término de la jornada, todo vuelve a la “normalidad”. El castillo, en este caso, es la casa del protagonista James Sandin, especialista en seguridad, quien tiene un domicilio construido para evitar cualquier problema durante la noche de la Purga.

Ambos casos son alegorías, no tan elaboradas, de los conflictos sociales. Un mundo en el que los ricos ven de lejos a los pobres, a suficiente distancia para no sufrir las consecuencias de la desigualdad. Otro mundo en el que los ricos matan a los pobres, aquellos que no tienen suficiente recursos para armarse y masacrar al vecino. Detrás está la idea (no sólo en las ficciones) de que la situación socioeconómica tiene su propia dinámica y nada se puede hacer más que achicar el daño; algunos ganarán, pero muchos perderán. Todo es irremediable. Así que no tiene sentido hacer nada.

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Como toda alegoría social, en algún momento la invulnerabilidad del castillo se muestra inexistente. Llama la atención que no es el ingenio del héroe el que produce el derrumbe de las murallas, sino que la debilidad surge del propio seno del castillo. En un caso, un niño compasivo que abre una puerta; en otro, un golpe de Estado que compromete la seguridad interna. Si la metáfora es el capitalismo salvaje, que la destrucción del statu quo surja de adentro del sistema, sugiere la imposibilidad de toda acción útil externa y mayoritaria. Si hay un cambio, es producto del azar; no de las fuerza lógicas de la evolución de la Historia.

Volvamos a una idea de ambos filmes: la utopía de la invulnerabilidad del castillo. Ningún castillo es completamente seguro. Su sola existencia implica la posibilidad de su fin. Pero las personas actúan como si esa invulnerabilidad no existe. Por eso se sorprenden cuando los muros caen. Vale recalcar esta característica: la utopía de la felicidad en la distopía del dolor.

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Tanto “Elysium” como “La noche de la expiación” son productos menores. Con mayor presupuesto pero más predictibilidad, la primera; más ajustadita, con recursos mínimos, la segunda. Parece faltar algún retoque más al guión, algún grado mayor de sutileza. Pero no dejan de ser películas correctas, con cierto interés para el espectador. Se esperaba algo más de Neill Blomkamp tras su brillante “Distrito 9”; esta película carece de audacias, es demasiado correcta como para atreverse a explorar otros caminos.

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Si no pide demasiado, va a disfrutar de las dos películas. Eso sí: no pida mucho.

Mañana y pasado, las mejores frases de estas películas.

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