13.6.14

otro Mundial

Ayer se dio el puntapié a un nuevo Mundial en Brasil. Como cada cuatro años se renuevan las esperanzas de ver algo nuevo en el fútbol mundial, algo que haga avanzar el juego hacia adelante. Sudáfrica elevó el listón con el título logrado por España, el clon de Barcelona en Selecciones. Algo nuevo se viene cocinando en el fútbol mundial, con un culto a la posesión a la pelota, los pases y triangulaciones en espacios cerrados, la integración de defensa y ataque como dos caras de un mismo concepto. El fútbol inglés y el alemán, cultores del esfuerzo físico, mutaron para agregar estos nuevos conceptos. El fútbol argentino, aferrado al bilardismo campeón del 86, se resiste a incorporar ese estilo. Lamentablemente, porque tiene los protagonistas ideales para implementarlo.

Lo que se verá en este Mundial es si efectivamente, los que optaron por jugar de otro modo al fútbol podrán sostener con resultados este estilo o si se interrumpe por los campeones del cuchillo entre los dientes, más afectos a heroísmos ocasionales que al juego en equipo. Desde esta página, más que los afectos del terruño, estamos con el afecto al buen juego. Ya vimos demasiados mundiales para saber que no siempre ayuda salir campeón sin ponerle condiciones al modo con que se logra el éxito.

En otro punto, hace un par de días, la Selección Argentina recibió el afecto del público brasileño que demostró su idolatría hacia Messi, metiéndose en el campo de juego tras un entrenamiento. Llama la atención, para los que crecimos con la rivalidad futbolera con nuestros vecinos, esta veneración a un astro del “enemigo”. Creo que es uno de los síntomas de tener héroes globales. Para los pibes brasileños, Messi es el ídolo que ven todos los fines de semana, en los partidos del Barsa. Dejó de ser un símbolo de Argentina: es un símbolo del mundo. Interesante cambio cultural que merece ser analizado profundamente.

Párrafos atrás hablábamos de cómo el Modelo Barcelona es mala palabra en los popes del fútbol argentino. Basta ver cómo, cada fin de semana, se revolea la pelota de punta y para arriba en el fútbol local. Y no por casualidad, el mejor jugador del mundo es nacido en Argentina pero criado en España. Messi es un producto español. Aunque lo usufructúe Argentina. España apostó por su tratamiento y lo formó como jugador. En España fue ídolo. En Argentina, el único lugar del mundo donde fue silbado.

Paradoja: nuestra esperanza se basa en un estilo de juego que repudiamos. La única vez que se trató de imponer el Modelo Barcelona en la Selección, fue el breve experimento de Batista, despedido 20 días después de firmar el contrato, en un golpe de estado producto de la eliminación en la Copa América del 2011.

Otro Mundial está en marcha. Veremos lo que depara el camino.

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