3.8.15

la lengua del rock & roll

la nación

Sucedió una mañana cualquiera. John Pasche, un prometedor estudiante nacido en el sur de Inglaterra, cursaba el último año de diseño gráfico en la Royal College of Art de Londres cuando la encargada de la escuela lo llamó a su oficina y le dijo que los Rolling Stones habían telefoneado pidiendo un alumno que trabajara con ellos y que él había sido elegido.

Era 1970. Como muchos otros jóvenes pelilargos de la época, Pasche vibraba con la explosión musical que se había desatado en la capital inglesa. "Yo acostumbraba ir a recitales. Era fan de los Rolling Stones y también de los Beatles. A los Stones los había visto, a comienzos de los 60. Entonces eran bastante salvajes y armaban mucho barullo; era excitante verlos en vivo", le cuenta Pasche a La Nación revista por teléfono, de Surrey, donde reside actualmente.

El encuentro fue con Mick Jagger -que tenía 27 años, dos más que él-, en las oficinas de la banda, en Maddox Street. “Me dijo que necesitaban un póster para la gira europea del grupo. La idea era que reflejara los viajes. Hice un afiche con un buque y un auto, al estilo de los años 30. Meses después me volvieron a llamar, esta vez para el diseño de un logo”, recuerda el hombre de 70 años que, en aquel tiempo, era pupilo de Bob Gill, el reconocido diseñador estadounidense que hizo la carátula de Wonderwall Music (1968), de George Harrison, el primer LP que editó el sello Apple, de los Beatles, y quien solía encargarle trabajos comerciales.

El logotipo en cuestión: la boca con la lengua color rojo que se convertiría, sin exagerar, en el más reconocible de la historia del rock y que acompañaría al conjunto hasta hoy. Surgió luego de que Jagger le pidiera a Pasche “algo” que no tuviera el nombre de la banda. “A los pocos días volvió con un recorte de Kali, una diosa india que en algunas imágenes tiene la lengua afuera. El logo de los Rolling Stones está inspirado en ella y también en la boca de Jagger, aunque la idea principal es la rebelión ante lo establecido, una forma de emular a los niños, que sacan la lengua en señal de protesta, cuando algo no les va -detalla el diseñador-. Entonces lo vi como un pequeño encargo. De hecho, me pagaron 50 libras (cifra que alcanzaba para comprar 20 vinilos), mientras que por el póster había recibido 200. No sabía que se iba a transformar en un símbolo tan importante para el grupo. Me divierte y me sorprende, de alguna forma, que se haya vuelto tan popular.”

El logo apareció por primera vez en el interior del álbum Sticky Fingers (1971), cuya portada diseñó Andy Warhol y que causó polémica porque mostraba la entrepierna de un hombre en jeans e incorporaba un cierre de verdad. El disco acaba de ser relanzado en una edición especial (ver aparte) y es uno de los mayores clásicos de la banda y del rock mundial.

Como Warhol diseñó la portada, erróneamente, mucha gente piensa que el logo de los Stones también fue obra del artista estadounidense. “Es un poco molesto que le den crédito a otra persona por el trabajo de uno”, reconoce Pasche, aunque no le resta méritos a la carátula. “Para mí es una de las mejores en la historia”, subraya. Muchos le dan la razón: en 2003, por ejemplo, el canal de música VH1 la eligió la Mejor de Todos los Tiempos.

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Vivir en Londres de los 60 y los 70, luego de la austeridad y la lobreguez de la posguerra, mientras la psicodelia y la minifalda tomaban las calles, fue genial para Pasche. “Una de las mejores épocas para ser adolescente. Todo era apasionante. Había una libertad y una creatividad impresionantes, en la moda, en la música, en el diseño. En mi escuela, después de que yo trabajara para los Stones, otros dos estudiantes (Storm Thorgerson y George Hardie) diseñaron la portada de The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd”, relata. De las entrañas de la Royal College of Art también saldría el póster de La naranja mecánica, que concibió el ilustrador Philip Castle, en 1971.

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El artista cuenta que "diseñar para bandas establecidas era lo más excitante" en su juventud. Él colaboró con los Stones hasta 1974, principalmente porque Jagger se fue a vivir a los Estados Unidos y comenzó a tratar con otros diseñadores. “Entonces, como el logo fue usado a través de todos los años 70, eso me permitió obtener buenos trabajos en compañías discográficas”, admite. En United Artists, por ejemplo, diseñó carátulas y singles de la banda punk The Stranglers. Luego, en Chrysalis Records, hizo lo propio para discos de Jethro Tull y Sinéad O'Connor. Otros que integran su portfolio son The Who, David Bowie y Judas Priest.

Justo antes de cumplir 50 años, Pasche se cansó de diseñar álbumes de rock y se encargó, durante doce años, del diseño corporativo y de la gráfica para música clásica, espectáculos de ballet, ciclos de cine y exhibiciones, como director creativo del complejo artístico londinense Southbank Centre. Actualmente trabaja para websites de música clásica y conciertos de rock, al igual que en diseño publicitario.

En 2009, con la idea de pagar los futuros estudios universitarios de su hijo menor, vendió los diseños originales del logo de los Stones al Albert & Victoria Museum, en 51.375 libras esterlinas. “Me dio gusto que el logo quedara en Londres y no fuera a una colección privada, donde el público no podría acceder a verlo. Ahora es parte de la colección del museo y cada tanto rota en exposiciones”, indica Pasche.

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Pasche remarca que cuando diseñó su famoso logo tenía que causarle impresión a una sola persona: Mick Jagger. “Él era un tipo que se interesaba por el diseño, por la fotografía, y se dirigió a la Royal College porque era una institución respetada. Ahora todo tiene que discutirse con la oficina de management, con abogados. Yo tuve un golpe de suerte. Fui afortunado y saqué lo mejor de eso”, resume el creador de la lengua rockera por excelencia.

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Francia Fernández
“La lengua más famosa del rock”
(la nación, 02.08.15)

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