Respecto a mi cuerpo, hijos, cuando muera, no lo metáis en ningún recipiente de oro, de plata ni de ningún otro material; devolvedlo a la tierra lo antes posible, pues ¿qué puede ser más venturoso que mezclarse con la tierra que produce y alimenta todas las criaturas hermosas y buenas? Yo fui, por encima de todo, amante del género humano y ahora me parece que voy a formar parte gustosamente del elemento benefactor de los hombres.
JENOFONTE
“Ciropedia (VIII, 25)”
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