14.9.16

versos rescatados de la tumba

la nación

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Se llamaba Elizabeth Siddal y era una de las modelos dilectas de los prerrafaelistas, incluyendo a su marido, el pintor y poeta Dante Gabriel Rossetti (1828-1882). Rossetti -inglés, pero hijo de un exiliado revolucionario italiano- tomó a Elizabeth como musa inspiradora, su propia Beatriz. El artista, que era un sonetista excelso ("Un soneto es monumento de un momento,/ con que la eternidad del alma recuerda/ una inmortal hora muerta" era su definición de esa forma poética), comenzó a dedicarle versos desde el comienzo de su relación y continuó haciéndolo a pesar de las múltiples turbulencias sentimentales entre los dos. Los otros amores de Rossetti, su salud frágil y la adicción al láudano la llevaron a una muerte temprana (tal vez un suicidio, seguro una sobredosis), en 1862. La tristeza y la culpa llevaron al pintor y poeta a una decisión extrema: enterró literalmente con ella todos los poemas que le había dedicado, nunca publicados y de los que sólo había una copia.

Años más tarde, cuando volvió a escribir poesía, se animó a recuperarlos. Esos poemas -y otros nuevos, facilitados por una nueva musa: Jane Morris- terminaron formando parte de The House of Life (“La casa de la vida”), una colección de sonetos perfecta e ineludible. Rossetti también tenía problemas de adicción con las drogas de su tiempo (…) Sus Baladas y sonetos, donde está incluida “La casa de la vida”, se publicaron un año antes de su muerte.

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PEDRO B. REY
“Balada de un músico y un poeta”
(la nación, 14.09.16)

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