8.11.16

nosotros y los otros

el mundo

El diario “El Mundo” de España publicó un reportaje al sociólogo polaco Zygmunt Bauman donde el pensador europeo reflexiona sobre los refugiados y el uso que los políticos hacen de esta crisis migratorio. Vale la pena leer el reportaje completo, del que extractamos los siguientes párrafos.

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Los europeos (…) nos encontramos con la llegada repentina de millones de personas que, hasta hace unos años, tenían vidas muy parecidas a las nuestras: trabajos de calidad, casas propias, ambiciones profesionales... Y, de golpe, son refugiados que lo han perdido todo por culpa de la guerra. Su aparición en masa nos hace conscientes de cuán frágil, inestable y temporal es la presunta seguridad de nuestras vidas. La inmigración nos provoca tanta ansiedad porque ese miedo a perderlo todo ya estaba ahí, latente, por la creciente precariedad de la vida occidental. Y cuando ves a miles de refugiados que acampan en una estación de tren europea, te das cuenta de que ya no son simples pesadillas, sino realidades que puedes ver y tocar

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Tú sabes, más o menos, lo que tus amigos van a hacer. También sabes, más o menos, lo que tus enemigos van a hacer. Pero los extraños no son amigos ni enemigos: simplemente son otros. Y no traen una etiqueta que diga «ámame», ni «ódiame», ni «devuélveme a casa» o «méteme en un campo de concentración». Sólo generan incertidumbre total. Y a nadie le gusta la incertidumbre.

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Los políticos tienen un claro interés en exacerbar la ansiedad popular hacia los refugiados. Hace un tiempo, los poderes políticos justificaban su razón de ser por su capacidad para protegernos colectivamente frente a las catástrofes individuales: caer enfermo, perder tu casa... Ahora, sin embargo, el poder político de los estados-nación se ve impotente ante las decisiones de los poderes económicos globales. Si el ministro más poderoso no puede garantizarte seguridad frente a los caprichos del destino, ¿cómo justifica su existencia? (…) …generando ansiedad, miedo al terrorismo, miedo al extraño, miedo a la gente que viene aquí a comerse nuestro pan y a quitarnos nuestros trabajos. ¡Es un sucedáneo maravilloso! Eso es lo que hacen Marine Le Pen y otros movimientos similares: sacar capital político de exacerbar el miedo al extraño.

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Yo suelo usar el concepto de interregno, del filósofo italiano Antonio Gramsci. La antigua forma de hacer las cosas ya no funciona, pero aún no hemos encontrado la nueva forma de funcionar. Así que hay un vacío entre las reglas que ya no sirven y las que aún tenemos que imaginar. Lo que tú haces es señalar las contradicciones de unos líderes frente a otros, preguntar quién es mejor... Eso está bien, pero el verdadero debate es cómo llenar este vacío.

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Hay algo que no puedes hacer offline, pero sí online: blindarte del enfrentamiento con los conflictos. En internet puedes barrerlos bajo la alfombra y pasar todo tu tiempo con gente que piensa igual que tú. Eso no pasa en la vida real: en cuanto sales a la calle y llevas a tus hijos al colegio, te encuentras con una multiplicidad de seres distintos, con sus fricciones y sus conflictos. No puedes crear escondites artificiales.

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Lo primero, he de admitir que hay muchas formas de ser feliz. Y hay algunas que ni siquiera probaré. Pero sí que sé que, sea cual sea tu rol en la sociedad actual, todas las ideas de felicidad siempre acaban en una tienda. El reverso de la moneda es que, al ir a las tiendas para comprar felicidad, nos olvidamos de otras formas de ser felices como trabajar juntos, meditar o estudiar.

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El Papa Francisco dice tres cosas muy importantes sobre cómo construir una sociedad sana. La primera, recuperar el arte del diálogo con gente que piensa distinto, aunque eso te exponga a la posibilidad de salir derrotado. La segunda, que la desigualdad está fuera de control no sólo en el ámbito económico, sino también en el sentido de ofrecer a la gente un lugar digno en la sociedad. Y la tercera, la importancia de la educación para unir ambas cosas: recuperar el diálogo y luchar contra la desigualdad.
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hemos perdido la confianza en los viejos métodos de ejercer el poder y no sabemos cómo recuperarlo. Aquí, en el Reino Unido, ocurre lo mismo: aparecen y desaparecen nuevos partidos. Lo único que tienen en común es que su esperanza de vida es muy breve. Y eso ocurre porque piensan a corto plazo. Se limitan a reaccionar al último desafío, en vez de crear un modelo completo de sociedad.

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Reportaje de GONZALO SUÁREZ a ZYGMUNT BAUMAN
“Bauman: ‘En el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda’”
(el mundo, 07.11.16)

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