26.2.18

héroe afro


PANTERA NEGRA
data: http://www.imdb.com/title/tt1825683

Cuando se anunció el estreno de “Pantera Negra”, confieso que fui con prevenciones. Tenía el presentimiento que el furor previo, más que por los méritos de la película, estaban basados en la corrección política que está viviendo el mundo de la crítica en estos días. Si nos tenía que gustar “Mujer Maravilla” porque el héroe y el director eran mujeres, uno podía pensar que ésta era la película de la comunidad afroamericana y que el entusiasmo era lo que indicaba el Manual del Buen Progresista. Bueno, “Pantera Negra” fue más de lo que esperaba, con una interesante bajada de línea política. El espectador puede quedarse sólo con la historia de acción que se reduce a un drama cortesano: un nuevo rey que todavía no sabe si es apto para el cargo que debe ser frente al desafío de otro líder. Pero detrás de los fuegos artificiales de la acción, como en toda buena película de Marvel, los superhéroes hablan de algo más, en este caso de una reflexión sobre el aislamiento y las opciones que hay de cambiar las desigualdades en el mundo.

“Pantera Negra” nos cuenta la historia de T’Challa, el heredero del trono de Wakanda, un reino africano aislado del mundo. La comunidad internacional cree que Wakanda es un misérrimo país del Tercer Mundo. Pero, en realidad, el aislamiento de Wakanda tiene el propósito de esconder su altísimo nivel tecnológico, como resultado de la caída de un meteorito con vibranio, un raro metal, con propiedades sobrenaturales. Mientras el mundo ardía, Wakanda se refugiaba en sí mismo, cortando puentes con el exterior. Cuando no es el rey de Wakanda, T’Challa se convierte en Pantera Negra, el superhéroe de malla negra y reflejos felinos.



Hay dos conflictos en el planteo de “Pantera Negra”. Uno, es la asunción al mando. T’Challa puede seguir los mecanismos establecidos por la tradición para suceder a su padre T’Chaka. Pero aunque formalmente sea el rey, todavía no ha logrado ser querido como monarca por sus súbditos. T’Challa duda del tipo de rey que va a ser. Ése es el primer conflicto que está definido hasta el final, cuando T’Challa se impone, no sólo a sus rivales, sino a la figura y el recuerdo de su padre.

(Interesante un apunte psicológico que encierra la relación T’Challa con su padre T’Chaka. Un hijo no deja de ser hijo hasta poder haber reemplazado a su padre. Más aún, hasta que no logre reconocer los errores de su progenitor, señalarlos y construir su propia ética. El T’Challa de la primera parte del filme, duda. Duda porque no se cree capaz de ponerse en los zapatos de T’Chaka. Pero cuando conoce el secreto del pasado, T’Challa lo juzga, lo reprueba, pero tiene la madurez suficiente de resolverlo y fijar un rumbo distinto al que había hecho su padre. Sólo entonces, cierra el duelo. Y se convierte en rey).



El otro conflicto es una política de Estado. Abrirse o aislarse del mundo. Históricamente, Wakanda se ha ocultado del mundo como una forma de protegerse del riesgo de que otras naciones conocieran los valiosos recursos del país. Eso implicó una decisión reñida con la ética: no preocuparse por las injusticias que otras personas sufrieran en el planeta. Más específicamente, la discriminación que recibieron los descendientes de los africanos.

Este conflicto plantea, a su vez, dos posturas. Seguir aislados, en una actitud pacifista prescindente (la posición de T’Challa, al principio de su mandato) o el intervencionismo bélico para azuzar los conflictos sociales en el mundo para generar un imperio comandado por Wakanda (la postura de Killmonger). Lo que destaca a T’Challa como el estadista que Wakanda necesita es una postura alternativa, una solución que se alcanzará en la escena final después de los títulos, cuando se plantee la apertura de Wakanda al mundo pero no con ánimo bélico, sino tendiendo la mano para compartir recursos, proveer ayuda y buscar un camino en común, para proteger a todos los humanos como una sola tribu. Es la postura de Nakia, el amor de T’Challa que se ha alejado de Wakanda por luchar contra las injusticias en el mundo. “En tiempos de crisis la gente sabia construye puentes, mientras que los tontos levantan muros” declara T’Challa ante la Asamblea de las Naciones Unidas, tiro por elevación a Donald Trump.



Ésta línea es la más interesante para la reflexión porque tiene ecos de la actual discusión política de los Estados Unidos. Ante los que quieren cerrarse y dejar que cada uno lidie con su problema, T’Challa propone el multilateralismo con fines humanísticos. Hay más cosas que nos unen que las que nos separan. Y porque los problemas existen, no podemos ser prescindentes ante las injusticias del mundo. Intervenir sin belicismo; ser proactivos y buscar los puntos en común.

La mirada terrorista (hay que destruir violentamente a los que tienen el poder, utilizando los mismos criterios imperialistas con los que esquilmaron a África) es la postura de Killmonger y eso implica el armamentismo. Y, muy posiblemente, la destrucción del mundo.



Ante estas ideas que pululan detrás de “Pantera Negra”, lo meramente agonal, la lucha del superhéroe contra su villano, parece convencional, muy parecida a otros enfrentamientos del cómic. La acción está desarrollada con mucha eficacia, los combates valen la pena, pero lo fuerte de la película está en la discusión política que hay atrás.

Tal vez, sea lo más destacable de un film de superhéroes que se disfruta: hay más comentarios políticos en esta película que en otras, supuestamente testimoniales, que conviven en esta época de Oscars y activismo. Nuevamente, vale la pena reflexionar sobre la madurez que alcanzaron las historias provenientes del cómic y el liderazgo que demuestra Marvel en esta época.

“Pantera Negra” vale la pena de ser vista. Mañana, las mejores frases.

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