30.4.18

las mujeres toman la palabra



La historiadora y novelista Gabriela Margall, amiga de esta página, ha publicado, conjuntamente con la escritora y periodista Gilda Manso, el primer volumen de una particular visión de la historia argentina: “La historia argentina contada por mujeres”. El proyecto es poner en primer plano a la mujer en la historia nacional, dándole la palabra a partir de lo escrito o lo declarado. En este primer volumen, Margall y Manso recorren la etapa que va de la Conquista a la Anarquía, esto es, desde 1536 a 1820. Y en las páginas de este volumen, vemos la cosmovisión de las mujeres argentinas, cruzando los distintos estratos socioeconómicos, reflejando los condicionamientos, los prejuicios, los tics, del tiempo y la sociedad que les tocó vivir.

Esperamos, con muchas ganas, la aparición de los próximos volúmenes. Y recomendamos no dejar pasar este libro, en especial para aquellos amantes de la historia argentina.



A modo de muestra gratis, reproducimos una de las cartas que Gabriela Margall y Gilda Manso reproducen en su libro, la misiva, escrita en mayo de 1817, por Mariquita Sánchez de Thompson. La carta estaba dirigida a un tal Joaquín, criado de Mariquita, quien acompañaba a Martín Jacobo Thompson, no sólo su marido, sino su gran amor, por el que, para casarse, tuvo que oponerse a sus padres y peticionar ante el mismísimo virrey Sobremonte para escándalo de la Buenos Aires colonial. Al momento de escribir la carta, Thompson estaba en Estados Unidos, enviado por el gobierno de Buenos Aires, en una misión diplomática secreta. Lamentablemente, Thompson enloqueció en su estadía norteamericana y el gobierno argentino le comunicó la cancelación de su misión. Varado en Nueva York, Thompson deambulaba por las calles, calificado con sorna por los conocidos como “Mister Mariquita”. A dos años de esta carta, emprende el regreso, pero el capitán del barco lo deja morir de hambre, encerrado en la bodega de la nave. Su cuerpo es arrojado al mar, el 23 de octubre de 1819. Tengan todos estos datos en mente: una mujer sola, en una ciudad colonial enfrascada en la guerra, sufriendo por su amor que está desvariando, lejos de su protección y de su cuidado. En las indicaciones que le da a su criado Joaquín para que cuide de Thompson, se revela la ternura y calidez, el sentimiento y el dolor del que nada puede hacer para proteger a la persona que ama. Ésta es la carta de Mariquita:
Buenos Aires, 26 de mayo de 1817:

Querido Joaquín. Ya espero que habrás recibido mis cartas en contestación a las que me mandaste con Madame Bellina y que te estarás arreglando para venir con Martín, pues he pensado que será lo mejor después de lo que dices. No quiero cansarte con la relación de lo que me han hecho llorar y sentir tus cartas. Como espero verte pronto, hablaremos de esto. Te mando una segunda letra de cambio por 500 pesos. Te encargo comprar para el viaje todo lo que sea preciso para que Martín sea bien cuidado. Quiero decirte café, azúcar, algunos bizcochos, dulce, algunas cosas que tú sepas le puedan servir sin atenerse a lo que darán en el buque, porque los buques mercantes no son como los de guerra, donde se come y en abundancia. Así compra todo lo que puedas para que lo tome a la hora que quiera sin tener que andar pidiendo. Te encargo también que le hagas hacer una levita de paño, buena, y un fraque, dos docenas de camisas para que lo mudes muy a menudo, corbatas, pantalones y todo lo demás. Cuidado, que no lo traigan mal vestido, sino como yo lo vestía cuando estaba aquí bueno.

En nada, Joaquín, quiero que lo traten como a un débil enfermo, sino como a mi marido. Así arregla todo lo demás de suerte que puedas traerlo. Mi apoderado te dará el dinero que necesiten para todo. Toma uno o dos hombres si le son precisos para su servicio, que te ayuden. Cuidado, Joaquín, no permitas que nadie se aproveche de su extenuación y si les hace falta la paciencia y tienen el atrevimiento de no obedecerlo en todo, tendría bastante valor para matarlos. Cuidado mucho, buen Joaquín, que yo te lo recompensaré. Te encargo, también, que le hagas componer el pelo. Hazle una peluca, que le abrigará mejor que un gorro y es más decente.

Todos tus amigos te mandan muchas memorias. Te he mandado muchas cartas de Mauricia. Todos los de casa viven y lo mismo que los dejaste. Solo Ángela ha muerto. Mis hijos te dan mil memorias: todos buenos y muy altos. Cuida de aprovechar la primera ocasión que se presente para venir que sea un buen buque. Te agradezco mucho los cuidados que tienes con Martín. Está cierto que te los sabré recompensar.

María Sánchez de Thompson.

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