3.5.18

en busca de vinland (III)

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Otros factores parecen indicar que Vinland podría ser identificada con Terranova, en especial con las costas del norte de esa isla. La ruta costera desde Groenlandia comprende 300 millas náuticas, nueve o diez días de navegación según la velocidad habitual en los escandinavos. Esto era sólo una conjetura. Ingstad buscaba pruebas. Los escandinavos habían construido “grandes casas” en Vinland. Sólo si se las podía encontrar se convencerían los escépticos.

Ingstad emprendió la búsqueda de su “aguja en un pajar” en 1960. Sus viajes le ocuparon ocho veranos. Partió de Rhode Island y fue hacia el norte. Viajó en ómnibus, a pie y ocasionalmente en avión. Buscó un lugar que tuviera pasturas, bosques detrás de estas, una costa flanqueada por un cabo y opuesta a una isla. Una corriente fluía de un lago hacia el mar. El día del solsticio hiemal, el sol se ponía a las 4.30 de la tarde.

Al llegar al punto más septentrional de su viaje, Ingstad no tuvo dificultad alguna en identificar Helluland en Baffin y Markland en Labrador, una tierra rocosa que poseía amplias playas arenosas. Volvió a Terranova, una tierra de clima comparativamente benigno, abundante en bosques, pasturas, rica en peces y caza. Sus indios nativos habían adoptado el bote de piel esquimal, según los más antiguos viajeros europeos.

En todos los lugares a los que llegaba, Ingstad preguntaba por rastros de “casas antiguas”. En una aldea de pescadores su pregunta provocó una reacción de sospecha. “¿Para qué le interesan las cosas tan viejas corno esas?” “Para excavar”, replicó. “Eso es lo que usted dice, pero a mí no me engaña” fue el comentario. Ingstad percibió la intención del individuo cuando este continuó en tono cortante: “Nosotros mismos seremos capaces de encontrar cualquier tesoro que haya sido enterrado en la región”.

Ingstad fue de una aldea de pescadores a otra formulando la misma pregunta. Al fin obtuvo la respuesta esperada. “Sí, creo haber oído hablar de algo así en L'Anse aux Meadows”. El “gran jefe” de esa aldea fue más servicial. “Sí, hay algo así junto al arroyo Black Duck” informó George Decker. Él mismo llevó a Ingstad a la bahía. Un río que se originaba en un pequeño lago serpenteaba a través del terreno llano entre pasturas y desembocaba en la bahía. Frente a la costa había una gran isla, Great Sacred Island. Un cabo se asomaba hacia el norte. A la distancia, Ingstad reconoció la costa de Labrador. L’Anse aux Meadows era un lugar bueno y hermoso. El nombre significaba “caleta hacia las praderas”. El salmón era abundante. Crecían las grosellas, las frambuesas y las grosellas blancas. El día del solsticio hiemal el sol se ponía hacia las 4.30 de la tarde. Todo concordaba. Pero la conjetura no era prueba.

Ingstad halló esa prueba. A breve distancia de la costa se elevaba una terraza que contenía un número de estructuras cubiertas por la vegetación. Sólo la excavación revelaría sus secretos. Fueron necesarios varios veranos para excavar ese sitio.

Ingstad y sus ayudantes descubrieron los cimientos de ocho edificios, incluida una “casa larga”, de 21 metros de largo por 16,5 metros de ancho, que había sido dividida en seis pequeñas habitaciones. La más grande era de 7,8 por 4,2 metros. Esas habitaciones contenían hogares y cavidades para cocinar. Otro pequeño edificio demostró haber sido una fragua. Las cenizas tomadas del hogar fueron sometidas al examen con carbono 14. Esa prueba las fechó en el año 1080, más o menos setenta años, hacia la época de los viajes escandinavos. Los cimientos de esas casas concordaban con los antiguos asentamientos escandinavos de Groenlandia. Ingstad no halló tumbas, ni herramientas, ni armas. El volante de una rueca escandinava demostró que allí habían habitado mujeres de esa nacionalidad. A unos trescientos metros detrás de las casas, recortada contra el cielo, se elevaba una loma sobre la que había cuatro montículos de piedras derribados. ¿Eran esos los observatorios que los escandinavos habían erigido sobre el horizonte para saber la hora de la comida nocturna?

Realizó un experimento. Cavó zanjas en la playa entre las marcas de mareas altas y bajas. Cuando la marea alta se retiró, en las zanjas quedaron peces atrapados.

Rara vez quien presenta una teoría se ha sentido tan completamente justificado. La identificación de Vinland en L’Anse aux Meadows por parte de Ingstad no se cuestiona. Él había encontrado el antiguo asentamiento escandinavo en el Nuevo Mundo. ¿Cuál, se preguntó, había sido el sentido de esos intrépidos exploradores, los hombres y mujeres que habían buscado una tierra mejor donde vivir? Recordó que varios viajeros europeos habían observado la piel blanca y el cabello rubio de muchos de los indios locales. Algunos de los colonos escandinavos pueden haber sido absorbidos por tribus indígenas. Los sobrevivientes abandonaron el asentamiento y volvieron a Groenlandia, donde vivieron en términos amistosos con sus vecinos esquimales. En su momento tal vez se vieron obligados a volver a Escandinavia debido a un cambio climático. Leif y sus sucesores pueden haber descubierto América fortuitamente, en una época en que el clima del norte era más benigno. Eso no desmerece su gran aventura, sino que la torna más comprensible

RUPERT FURNEAUX
“Los grandes enigmas del universo”
Fuente: https://issuu.com/grupodeestudosfernandodeogum/docs/grandes_enigmas_del_universo_-_furn

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