12.4.04
la niña del napalm
1972
Fue una foto que estremeció al mundo y se convirtió en símbolo del horror de la guerra de Vietnam. En la imagen, una niña desnuda corre enloquecida por las calles, con el rostro desfigurado por el dolor y el fuego del napalm quemándola viva.
Era el 8 de junio de 1972 y la pequeña Kim Phuc, a punto de cumplir nueve años, huía de la lluvia de bombas que caían inesperadamente sobre la aldea de Trang Bang, a 40 kilómetros de Saigón.
Una de esas bombas -arrojadas por dos aviones estadounidenses para obligar al Vietcong a salir- mató a dos de sus seis hermanos y a sus dos primos, que no alcanzaron a huir a tiempo de la pagoda en la que se refugiaba la familia. La niña sí logró escapar, pero el napalm ya la había alcanzado.
El fotógrafo vietnamita Nick Ut, empleado de la agencia norteamericana AP, que en ese momento tenía 21 años, oyó los gritos de Kim, vio su piel en llamas -el poderoso explosivo había desintegrado su ropa- y disparó su cámara.
La foto recorrió el mundo y le valió a Ut el premio Pulitzer, pero eso fue mucho después. En ese momento, el fotógrafo dejó su cámara a un lado, cargó a la desfalleciente Kim en su camioneta y la llevó al hospital más cercano.
Cuando sus padres la localizaron, la chica estaba destrozada; las quemaduras alcanzaban el 70 por ciento de su cuerpo y las posibilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas.
2004
Pero Kim Phuc sobrevivió. Estuvo internada 14 meses en un hospital de Saigón y debió soportar más de 17 operaciones, entre trasplantes e injertos de piel (algunas de las cirugías fueron realizadas en Cuba y en Alemania Oriental).
A pesar de que las heridas de su cuerpo lacerado y las fuertes punzadas de dolor nunca desaparecieron, Kim se propuso llevar una vida normal y, ya adolescente, decidió estudiar medicina en agradecimiento a todos los que la cuidaron durante su calvario. Pero cuando las autoridades vietnamitas descubrieron la identidad de la joven estudiante, la obligaron a suspender las clases. La necesitaban a tiempo completo para conceder entrevistas, relatar sus experiencias de guerra, exhibir los estragos en su piel -aunque milagrosamente su cara y sus manos quedaron intactas- y servir como propaganda de gobierno.
Finalmente, y tras varios años de súplica, el Estado le permitió seguir con sus estudios en Cuba. Fue allí donde Kim conoció, en 1986, a su futuro marido, Bui Huy Toan, también estudiante vietnamita de medicina. La pareja se casó, viajó a Rusia de luna de miel y, de regreso, en una escala en Canadá, los recién casados aprovecharon para quedarse como refugiados políticos.
Hoy viven en Toronto con sus dos pequeños hijos, Stephen y Thomas. Kim preside una fundación que lleva su nombre, dedicada a ayudar a los niños víctimas de los conflictos bélicos, y es embajadora de buena voluntad de Unicef.
En 1996 participó en un acto de veteranos de Vietnam, en Washington. Uno de los asistentes era John Plummer, el oficial estadounidense que 24 años atrás dio la orden de bombardear Trang Bang. Durante todo ese tiempo, Plummer vivió acosado por la culpa y el remordimiento y se refugió en la bebida. Según contaría luego, sólo recuperó la paz después que Kim lo abrazó y le dijo que lo perdonaba.Kim, que hoy tiene 40 años, también se reunió en varias ocasiones con el hombre que le salvó la vida y a quien ella llama"tío Ut". El fotógrafo sigue trabajando para AP, aunque ahora vive en California y es ciudadano norteamericano.
Para él y para muchos otros, Kim seguirá corriendo en una foto para siempre.
(la nación, 12.04.04)
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