"Y el que usó las armas es porque creía en la revolución. Un revolucionario nunca es terrorista. Es alguien que quiere el bien del pueblo para que otros vivan, coman y sean felices. El terrorista es el Estado que reprime, el otro es una respuesta prevista en la propia Constitución".
HEBE DE BONAFINI
(lavaca.org, 01.04.04)
Quien no sabe analizar su historia, está condenado a repetirla. De un modo u otro, como sociedad, hemos sacado a la luz, las aberraciones del terrorismo de Estado de la época del Proceso. Todavía habrá quien niegue lo sucedido en esos años, pero el juicio de la historia es claro, los testimonios han sido dados y los rasgos más oscuros de los asesinos que se alzaron con el poder, en 1976, están develados.
Nos queda, aún, examinar los años '70, la insurgencia de izquierda que buscó imponer sus ideas, mediante el uso de las armas, matando gente, poniendo bombas, con un autoritarismo y una precariedad intelectual pocas veces vista en nuestra historia. La frase de Hebe de Bonafini (tomado de un muy buen reportaje de "La Vaca", transcripto a medias por los medios nacionales) es la expresión sincera de esa forma infame de hacer política. Bonafini predica el axioma del fin que justifica los medios y de que la razón se impone con balas. Bonafini proclama la anarquía y la violencia, con la prepotencia de los que no se creen lo suficiente fuertes para lograr convencernos con la validez de sus argumentos. La intolerancia, la pobreza espiritual e intelectual, de una generación que jugó a ser el Che, tomando de prisioneros al resto de los argentinos.
Respetamos la lucha y valentía de Hebe de Bonafini, en los años de la dictadura. Pero estamos tan lejos de su vereda como de la de aquellos que mancharon de sangre sus uniformes so pretexto de salvar a la patria picana en mano.
9.4.04
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