15.3.05
un paseo por los jardines de Kensington
"Nada pasa, después de los 12 años, que importe mucho"
JAMES MATTHEW BARRIE
El hombrecito no supera el metro y medio. Suele pasear por los Jardines de Kensington y detenerse a ver a los niños jugando en el parque. Algunos pueden creer que piensa con nostalgia en su niñez. Pero posiblemente especula con la historia de un niño que no crezca jamás, un niño que permanezca siempre en esa edad mágica, donde todo es posible, congelado en la plenitud.
El hombrecito, James Matthew Barrie, medita sobre ese niño, su hermano David, muerto a los 14 años en un accidente de patínaje. Piensa en su madre, Margaret Ogilvy, recluida en su dormitorio, meses tras meses, en una depresión que sólo aliviaba al pensar que su pequeño David seguiría siendo niño por siempre. Tal vez por eso, rehuyó el afecto de ese otro hijo, James, el hombrecito del parque, el que crecería y se convertiría en escritor.
Es 1897 y Barrie prefiere contarles cuentos a los chiquillos del parque, compartir su mundo de ensueño, visitar ese mundo perdido. Esa tarde conversa con dos niños: George y Jack. El primero tenía 4 años, un año menor que Jack. Por un momento piensa que esa era la edad que tenía Margaret, cuando la conoció; sonríe al recordar el modo en que esa niñita rubia (a quien conoció en el parque, como a George y a Jack) se trababa al decirle "friendly" y lo acomodaba a un "friendy" que sonaba como un "fwendy" o "wendy". También ella, como David, murió poco tiempo después.
Barrie se encariña con los chicos y ellos son la puerta de entrada a la amistad de sus padres, Sylvia y Arthur, la familia Llewelyn Davies, y al hermanito menor de George y Jack, Peter, recién nacido. James Barrie se convierte en un tío honorario de la familia, que se agranda tiempo después, con los nacimientos de Michael y Nico.
"Era la criatura más hermosa que había visto jamás" escribió de Sylvia, la señora de la casa, un amor platónico que nunca cruzó la frontera de lo lícito. (Años después, James se divorciaría de su esposa, la actriz Mary Ansell, un efímero y fracasado matrimonio blanco).
"Nunca hubo una familia tan sencilla y feliz, hasta que llegó Peter Pan" se describió Barrie, el Tío Jim entrometido en la familia Llewelyn Davies hasta al punto de provocar la molestia de Arthur. El 27 de diciembre de 1904, en el Duke of York´s Theatre, Barrie estrenó "Peter Pan", su célebre obra teatral que inmortalizó a los niños Llewelyn Davies, en un Nunca Jamás literario.
Cuando dos años después, Barrie publicó "Peter Pan" le agregó una profética dedicatoria: "A Sylvia y Arthur Llewelyn Davies y sus niños (mis niños)". Arthur fallecería poco después de un cáncer terminal; Sylvia sobreviviría tres años más.
"Me gustaría que Jenny se viniera a vivir con Mary y que los dos juntos cuidaran de los niños y se ayudaran mutuamente" escribió Sylvia en el borrador de su testamento. Jenny era la hermana de Mary Hodgson, la niñera de los niños Llewelyn Davies. Barrie transcribió "Jenny" como "Jimmy" y quedó a cargo de la tutela de los chicos. Barrie hizo oídos sordos a los comentarios maliciosos de la sociedad inglesa. (Sus biógrafos no encuentran pruebas de pedofilia).
La muerte (esa gran aventura) siguió persiguiendo a Barrie. El joven George muere en la Primera Guerra Mundial, en 1915. Michael se ahoga seis años después, junto a un compañero de la universidad (para algunos, un pacto suicida con su pareja homosexual). Peter, editor de cierto prestigio, se arrojó a las vías del tranvía en Sloane Square, cuando tenía 63 años.
Cerca del final, cuando ya había sido nombrado Sir por Su Majestad, Barrie se hundía en grandes silencios, cavilaciones oscuras, que acentuaban el aspecto amargado de su rostro, yerto de una sonrisa. Caminaba por las calles neblinosas, con su brazo derecho paralizado, reflejo especular del Capitán Hook.
En 1937, la pequeña Princesa Margaret le pidió un cuento para su cumpleaños. Barrie no pudo cumplir: emprendió la gran aventura, rumbo al País de Nunca Jamás, poco tiempo después.
Barrie donó los derechos de su obra al Hospital Great Ormond Street, el hospital infantil londinense.
"Dios fulmine a todo aquel que escriba una biografía sobre mi persona" escribió Barrie. En 1979, Andrew Birkin publicó para la Yale University Prees, “J. M. Barrie y los niños perdidos”, consagrándose como un autoridad en la vida del pequeño hombrecito que paseaba por los jardines de Kensington.
El hijo de Andrew Birkin falleció un mes antes de cumplir los 21 años, en un accidente automovilístico.
Fuentes:
El excelente artículo publicado en “La Nación” del 01/08/04, “Eterna juventud” Peter Parker.The Times Literary Supplement
http://www.lanacion.com.ar/623500
El ineludible sitio de Andrew Birkin, con fotos de la familia Llewelyn Davies y audios de conferencias de Barrie:
http://www.jmbarrie.co.uk
Breve biografía de Barrie, escrita por Estrella Cardona Gamio, con datos de interés.
http://www.ccgediciones.com/Sala_de_Estar
/Biografias/Barrie.htm
Otra nota de “La Nación”, un cable de la agencia EFE, del 28/12/04, de Pedro Alonso
http://www.lanacion.com.ar/666603
En el sitio de Isabel Monzón, un análisis psicológico de la relación entre Peter y Wendy, publicado en la revista “Actualidad Psicológica” (julio de 1991):
www.isabelmonzon.com
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