11.12.05

cuando Mira Nair juega a ser James Ivory

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VANIDAD

Mira Nair (la directora de "La boda" y "¡Salaam Bombay!") jugó a ser James Ivory y se metió en los idas y vueltas de un folletín inglés melodramático, la historia de una mujer demasiado inteligente y demasiado pobre, para una época en la que no convenía ninguna de las tres cosas (ni mujer, ni inteligente, ni pobre). Si el material de origen (una novela de William Makepeace Thackeray) no pasa de un dramón, la adaptación prometía mayor hondura dramática, mayor sutileza en la composición de los caracteres. Sin embargo, el guión de Matthew Falk y Mark Street es tan leve, con tan pocas ideas, que este experimento de Mira Nair peca de frialdad e insustancialidad. "Vanidad" es un paso en falso, más que nada porque no se sabe bien cuál es el interés que tuvo la directora en contar esta historia, de esta manera.

Rebecca Sharp queda huérfana, en la Inglaterra de los 1800. Hija de un pintor y de una cantante de ópera francesa, Rebecca entra a un internado, de donde sale adolescente e institutriz. La joven desea escalar en la alta sociedad inglesa, que le pone sus obstáculos por sus orígenes plebeyos. Las dos horas y media largas del filme, describen esos intentos (ora triunfos; ora fracasos), de nuestra heroína, tratando de ganarse un lugar a los codazos, dejando jirones de su ser en su camino.

Lo que el planteo promete, se queda a mitad de camino. El primer problema es la definición de la protagonista, de Becky Sharp. ¿Es una cínica capaz de todo por alcanzar la cima? ¿Es una chica confundida por una infancia traumática? ¿Es una heroína que trata de sobrevivir? Por momentos es una cosa, por otro otra y termina siendo tan snob e inmoral como el resto de los que la rodean.

La otra gran contra de "Vanidad" es Reese Witherspoon, una de esas figuritas marketineras que aparecen todos los años, que críticos y productores tratan de imponer por la fuerza y lo único que logran es dejarlas descolocadas. Lo de Witherspoon es tan malo, tan falto de garra y de emoción, que la película mejora cuando no está ella y deriva por los personajes secundarios, interpretados por muy buenos actores (Jim Broadbent, Jonathan Rhys-Meyers, Bob Hoskins, Geraldine McEwan, Gabriel Byrne). Esos atajos laterales se vuelven más interesantes que las peripecias de la protagonista, cuando debería ser exactamente al revés.

Al guión de "Vanidad" le faltan diálogos brillantes, profundidad psicológica, grandeza humana, carece de ese profundo poder de observación sociológica que caracteriza a las mejores películas de James Ivory, esa mirada a un grupo que se esfuerza en seguir un protocolo, espejo de la estructura jerárquica de la sociedad que los contiene. Amén de esa falta estructural, la puesta en escena de Mira Nair tampoco apoya. Ni el vestuario, ni el diseño de arte, ni los maquillajes logran transportarnos a esa época, logran transmitirnos un mínimo de credibilidad. Todo es deliberadamente cartón y oropel, artificial y vacuo.

En nuestra opinión, la gran historia detrás de "Vanidad", la que debía contarse (y en mucho menos tiempo que el utilizado), es la historia que empieza en la primer escena, con el Marqués de Steyne negociando con la pequeña Becky, por un retrato de su madre. Y la última escena debió ser la charla que el mismo Steyne tiene con Becky (a esta altura, todo una mujer hecha y derecha, más de lo primero que de lo segundo como dirían los malintencionados). La tesis del filme, la expresa el mismo Steyne, cuando le dice a Becky que todo es un juego de marionetas. Becky creerá que sube por la escala social, cuando en realidad está siguiendo el juego de prostitución que los otros, los verdaderamente poderosos, quieren jugar. Ellos reparten las cartas e imponen las reglas. Lo que Becky cree ganar, en realidad es una derrota existencial: está confirmando la rígida estructura de una sociedad que no permite el paso de los recién llegados.

De los momentos destacados de "Vanidad", nos quedamos con las intervenciones de Bob Hoskins con su perro (notable personaje); la patética relación que une al Coronel Durbin y a Amelia; la snob viejita Crawley y la taimada Lady Southdown (brillante Geraldine McEwan, a quien vimos como Mrs. Marple en HBO). Frases: “Con certeza, mamá, no puedes venderme al mejor postor, aunque él sea un Lord", “¿Por qué no, niña?", "No podemos insultar las reglas de la noble sociedad"; "Y si te doy 10 guineas por este cuadro de tu madre... ¿estarás feliz entonces de que se venda?", "No. Pero será demasiado para rechazar"; "Becky, ¿quién sabe? Podría terminar siendo una bendición oculta tras un disfraz", "El disfraz es muy convincente"; "Ninguna luz después de las 11:00, pequeña desvergonzada. Acuéstese en la oscuridad... a menos que le guste que entre a apagar su vela todas las noches, ¿eh?"; "Y en mi opinión, ésa era la mejor parte de la personalidad de Nelson. Se jugó por una mujer. Tiene que haber algo bueno en un hombre que hace eso. Adoro las uniones imprudentes"; "Me preguntaba... si quizá le gustaría enseñarme su cuarto", "Por supuesto. Iré de prisa a pedirle permiso a la Srta. Crawley"; "No te engañes. Habla como Oliver Cromwell, pero piensa como Carlos I"; "La había tomado por una simple escaladora social. Ahora veo que es una alpinista"; "Un verdadero coleccionista irá adonde sea para conseguir lo que quiere";

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"Los hombres necesitan la guerra como la tierra que la aren. La disfrutaré"; "Por qué es famosa es un misterio para mí", "¿Por qué la reciben todos, incluso el general Tufto?", "Debe encontrar útil su dominio del francés. Sé que haría lo mismo", "Una verdadera dama no lo hablaría ni la mitad de bien"; "Jamás hubo una mujer que pudiera arreglárselas como tú, Becky Sharp"; "Recuerdo cómo sus medicinas ayudaron a la pobre Srta. Crawley"; "¿No te das cuenta de lo que significa esto? Estamos de vuelta en la familia. Por fin hemos comenzado"; "Tenía un gran talento para la pintura, como recuerdo... y ninguno en absoluto para la vida", "Intento compensar eso. Es mi desafío"; "Son las mujeres las que mantienen las puertas de la sociedad cerradas. No les gusta que los de afuera descubran que no hay nada detrás de ellas"; "Estás aceptando favores de un tigre, Becky", "No tengo miedo"; "Mantén los ojos abiertos"; "La ventaja principal de nacer en la aristocracia es que uno aprende temprano qué deslucida obra de títeres es. ¿Se acuerda de la niña que puso un precio alto a este cuadro antes de aceptar que se fuera?", "No lo suficientemente alto", "El problema es, Sra. Crawley, que se ha llevado la mercancía. Es demasiado tarde para poner en duda el precio"; "Sé de lo que es capaz tu corazón. Puede aferrarse fielmente a un recuerdo brumoso y atesorar un sueño, pero no puede reconocer o retribuir un amor como el mío", "He sido tu amiga", "No. Me has permitido que yo sea tu amigo".

CONSEJO: esperar al video sin apuro.

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