Durante años el capitán Santos Pérez esperó a Facundo Quiroga (cuando Quiroga era todavía un joven arrebatado) en Barranca Yaco. Pero Quiroga se cuidaba de pasar por allí. Entre tanto se convirtió en un general siempre victorioso. Gloria y poder lo envalentonaron. Terminó por creer que Barranca Yaco no existía, que era una superstición, un mito creado por antiguos terrores juveniles ya vencidos. Desde entonces anduvo despreocupadamente por todas partes. Contaba cuarenta y dos años cuando pasó por Barranca Yaco donde seguía esperándolo el capitán Santos Pérez con su partida de asesinos.
MARCO DENEVI
"Falsificaciones"
5.6.06
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