SAMSARA
samsara.
(Del sánscr. samsāra).
1. m. En algunas doctrinas orientales, ciclo de transmigraciones, o de renacimientos, causados por el karma.
Le sobran minutos y le falta la poesía de un “Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera”. Pero alcanza para redondear una linda historia budista, de tranco largo y pausado. Mucho color local para esta coproducción francesa, india, italiana y alemana, que llega con un retraso de cinco años a las pantallas locales.
Tashi es un joven monje budista que ha meditado, sin interrupciones, por 3 años, 3 meses, 3 semanas y 3 días. Uno creería que en ese lapso ha logrado hallar el camino que rompa con el samsara, lograr la iluminación para abandonar esta ilusión del mundo material. Pero cuando Tashi empieza a tener sueños húmedos, empieza a poner en duda la efectividad de tanta meditación. Enfrentado con la encrucijada, Tashi decide bajar al mundo “real” y aprender lo nunca aprendido, para poder desaprenderlo después. Tashi se enamora de Pema, se casa, tiene un hijo y una granja y una cosecha por levantar.
El paso de los años (en transiciones que se resuelven con un giro de la cámara) parecen haber alejado al monje de su camino. El Tashi del final de la película, el que se pelea por una cosecha destruida, parece tan lejano del hombre que ha alcanzado la revelación y sofocado el deseo. Y sin embargo, quién puede decir, que no sea ése el camino.
La tesis de “Samsara” es el enfrentamiento entre dos estilos de elevación espiritual: el que se separa del mundo y abandona a los otros, para hallar su propia senda de elevación y el que se sumerge con los otros, el que convive y ejercita el amor, para abrirse al entendimiento desde esta ilusión del mundo real. ¿Cuál es la respuesta? Al final del filme, una respuesta sugiere que hay un solo modo de que el alma no se seque en el camino del conocimiento: compartiendo la jornada con las otras ilusiones que nos ha tocado convivir.
La película se desarrolla con un tiempo budista que habrá que respetar, con cierto humor ingenuo también propio. No es una película de consumo amplio, tampoco va a romper los moldes del género, pero se deja mirar. Un elenco ameno, algunas escenas destacables, en suma, una buena película, con mucho color local.
La baba emérita para Neelesha BaVora que nos enseña una nueva rutina sexual que (¡cuidado señora, cuidado señor!) tiene el riesgo de volarle la cabeza a alguno de los participantes, si le llega a pifiar con un giro acrobático.
Escenas destacadas: la escena de casamiento; el despertar en la caverna de Tashi; el encuentro final con Pema; la escena con el astrólogo; la escena final con la lectura de la piedra en el túmulo.
Frases: “Así el príncipe Siddhartha dejó su palacio y su vida lujosa y, en su carroza dorada, vio sufrir por primera vez. Aquella noche, el príncipe Siddhartha decidió dejar a su bella esposa y a su hijo Rahul y marchar”, “¿Él dejó a su hijo?”, “Bueno, sí. Porque quería encontrar la verdadera causa del dolor y el sufrimiento”; “¿Aún sigues soñando Tashi?”; “Cada experiencia ayuda a encontrar el Camino”; “Desde los cinco años, he vivido como lo hizo Buda después de renunciar al mundo. ¿Cómo sabemos que su iluminación no es resultado directo de su existencia terrena? ¡Apo! ¿Es nuestra prometida libertad, resultado de la estricta disciplina monacal? ¿Y dónde está la prometida satisfacción en nuestros votos de celibato? ‘No deberían aceptar mis enseñanzas hasta que lo entiendas desde tu propio punto de vista’ dijo Él una vez. Hay cosas que debo aprender, para poder desaprenderlas luego. Y hay cosas que debo tener, para poder renunciar a ellas”
“Tu sueño en la villa, no fue un sueño”; “¡Detente! Abrígate”, “Dejalo”, “¡Pero afuera está nevando!”, “Dejalo”, “¡Está helando!”, “Lo verá por sí mismo”; “¿Por qué te preocupas? Ella me dijo que sucedería”; “Entendía ahora que mi misión no está completa y retornaré al samsara. Nos veremos de nuevo. Quizás entonces seas capaz de decirme que es más importante, si satisfacer mil deseos o conquistar sólo uno”; “Yashodhara... ¿conocés ese nombre? Príncipe Siddhartha, Gautama, Shakyamuni, Buda... todos conocen esos nombres, pero ¿Yashodhara? Yashodhara estaba casada con Siddhartha. Lo amaba. Una noche, Siddhartha la dejó y a su hijo, Rahul, para buscar la Iluminación y convertirse en Buda. No dijo una palabra cuando se fue. Yashodhara habías mostrado compasión por los enfermos y los dolidos, mucho antes que Siddhartha conociera el sufrimiento. ¿Quién puede decir si su Iluminación no fue debido a ella?”, “Pema”, “Quizás Yashodhara quería dejar a Siddhartha y Rahul. ¿Cómo podemos saber si Yashodhara fue víctima de la ira, la soledad o la amargura después que Siddhartha la dejó? ¿Quién piensa en ella? ¿Qué debió decirle a Rahul, su hijo, cuándo le preguntó: ‘¿Dónde está mi padre?’? ¿Qué debió decirle? ¿Podría una madre dejar a su hijo, en medio de la noche? Sólo un hombre puede hacerlo?”, Tashi... Sólo un hombre. Yashodhara no tenía elección, pero llevó una vida de renunciación. Se cortó el pelo y vivió ascéticamente. Oh, Tashi… Si tus pensamientos respecto a Darma fueran tan intenso como el amor y la pasión que me has mostrado, podrías convertir en Buda en este cuerpo, en esta vida”; “¿Cómo evitar que una gota de agua se seque? Arrojándola al mar”.
CONSEJO: esperar al video. Para seguidores budistas.
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