31.1.07
con Cameron Diaz
EL DESCANSO
Nancy Meyers fue la directora de “Lo que ellas quieren”, esa película con Mel Gibson, un machista recalcitrante que, rayo mediante, adquiere la capacidad de “escuchar” lo que las mujeres a su alrededor piensan. Si esa comedia funcionaba (no al 100%) era porque atrás había un muy buen libro. Bueno, “El descanso” no es el caso. Después de ese bodriazo que fue “Alguien tiene que ceder”, Nancy Meyers nos ataca con otra comedia fallida. Es la típica película vendida con una frase – concepto (dos chicas con problemas sentimentales, una en Surrey y otra en Los Angeles, truecan de hogares por dos semanas, encontrando al amor de su vida) y un casting (Jude Law – ¡Cameron Diaz!; Kate Winslet – Jack Black). Una vez que los productores pusieron el dinero, “armamos” el guión a medida, un poquito de esto, otro poquito de más allá, llamamos a algún veterano famoso (Eli Wallach) y le inventamos un rol y listo, tiramos para adelante, la estrenamos con una buena campaña publicitaria y recuperamos la inversión con un margen razonable.
Eso es “El descanso”. Un producto hecho a las apuradas y un desperdicio de actores (¿Les dije que está Cameron Diaz, no?). Lo peor, que parte de una muy buena idea, que podría haber dado más, mucho más de lo que da. El libro es tan malo, tan desestructurado que, en gran parte del filme, Cameron Diaz y Kate Winslet pasan letra, sin saber muy bien cómo seguir adelante.
La peor parte la lleva Kate Winslet porque el guión de Nancy Meyers le cuesta encontrarle un personaje que interactúe con ella en Los Angeles. Por un momento parece ser el personaje de Arthur; por otro, Miles. Pero cuando se encamina en una dirección, la directora pasa a la otra historia y la deja colgada. Y cuando se ve obligada a volver a Winslet, trae un personaje del otro lado del océano, en un perfecto deus ex machina.
La trama mejora cuando Cameron Diaz está en pantalla (¿no vieron como me mira, perdón, lo mira a Graham en la escena del auto?) por la química que logra con Jude Law. Es la mejor historia (casi es la única historia verdadera, porque la otra es un garabato en una servilleta de papel). En los primeros minutos está lo más flojo de Cameron Diaz (en términos relativos, claro, quien puede sostener seriamente algo flojo en la blonda actriz de sonrisa seductora y mirada insinuante como diciéndome “sí, sí, este parlamento es para vos que estás sentado en la butaca e inclinás la cabeza para el mismo lado que se te filtra la baba”) porque debe hablar en voz alta a las paredes del coqueto hogar de Surrey. Cuando aparece Jude Law (¡cómo ha progresado este pibe en las últimas películas! Hasta me resulta simpático. Y eso que le come la boca a Cameron Diaz, ¡Mocoso impertinente saque la mano de esa rubia que yo la vi primero!) la comedia empieza a armarse y hasta logra algunos buenos cruces. No se sostiene por las falencias del guión, pero hay chispa entre ellos (Cameron Diaz y el otro chico, ése, el rubiecito desabrido) que no se puede obviar. Para futuros productores: ¡sigan a esa pareja!
Bueno, seguir analizando esta comedia renga es una pérdida de tiempo. Sólo cabe señalar la presencia de Cameron Diaz (se la ve muy triste, gracias a Dios, tras romper con Justin; buen momento para seguir el ejemplo de su personaje, buscar un destino en Google e irse de vacaciones, no sé, a algún lugar remoto de Sudamérica, como quien dice Buenos Aires, que sé yo, en una de esas, quien te dice, te topás con un buen partido, un economista soltero y no sé… podría ser… pensalo rubia… tu futuro puede estar en el subdesarrollo).
Las mejores frases, mañana. (No todas son de Cameron Diaz, tuvimos que matizar un poco, sino alguno de esos que nunca falta me iba a acusar de una presunta parcialidad con la Rubia Superlativa).
CONSEJO: esperar al video, sin el menor apuro. Ahora, claro… está Cameron…
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