En la madrugada del 19 al 20, se efectúa la salida de las tropas de Montevideo, para atacar a los ingleses. Ruiz Huidobro reúne 2362 hombres al mando del brigadier de ingenieros Bernardo Lecoq, secundado por el coronel Javier de Vianna en una arriesgada maniobra, que dejaría sin defensa la ciudad. El objetivo era que la columna Montevideo arrollara el ala izquierda del ejército inglés, mientras que la caballería del virrey Sobremonte (alrededor de 1700 hombres), marchando entre el ejército inglés y el río, lo incomunicara de la escuadra naval.
Las fuerzas de Montevideo salieron por el camino del Cordón hasta Rivera, donde encontraron la primera oposición frente a la imagen del Cristo del Cordón (ícono emplazado al costado del camino), una avanzada de 400 hombres que los defensores de la ciudad hicieron retroceder. El coronel Browne reforzó al ejército inglés con tres compañías, para frenar el avance español.
Auchmuty vio una oportunidad favorable. El ejército español todavía se hallaba encolumnado en una calle rodeada de cercos de tuna y maizales de gran altura. Dispuso que el Batallón Ligero provisorio y los Rifleros (regimiento 95) formaran paralelamente al enemigo, infiltrándose entre los maizales, para caer de improviso, sobre su flanco izquierdo.
La habilidad de las tropas británicas para esta maniobra, decidió la batalla: el ataque sorpresivo deshizo las tropas españoles que huyeron, en desbandada, hacia Montevideo. El ataque posterior inglés fue una matanza: cerca de 200 muertos y 400 heridos españoles contra, apenas, 149 bajas inglesas.
“Las consecuencias de este combate fueron mayores que la acción en sí” reporta Auchmuty en su parte “En vez de encontrarnos rodeados de caballería y en guerrilla continua, muchos de los habitantes del país se separaron y se retiraron a sus pueblitos, y se nos permitió, con toda calma, iniciar el sitio”.
Es de destacar, como señala Carlos Roberts que idéntica maniobra, con similar resultado, intentaría el General Paz, en 1844, rechazado por las tropas de Oribe y Pacheco en el mismo lugar que Auchmuty lo hiciera con Lecoq en 1807.
Esa misma tarde, Auchmuty fija su campamento definitivo, entre el arroyo de la Aguada y el Río de la Plata, tomando posesión de los pozos de aguas cortando la provisión de agua para la ciudad, pues Montevideo (edificada sobre granito) no tenía pozos, sólo aljibes que reservaban las aguas de lluvia, escasos para abastecer a toda la ciudad.
Ese mismo día, el enviado del Cabildo de Montevideo llegaba a Buenos Aires para pedir ayuda.
(Éste y otros posts sobre las invasiones inglesas pueden consultarse en: http://invasionesinglesas.blogspot.com)
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