6.2.07

monsieur Le Blanc (parte IV)

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Sin mentor, la confianza de la francesa comenzó a menguar y en el plazo de un año abandonó las matemáticas puras. No continuó su aportación a demostrar el último teorema de Fermat, pero se embarcó en una emocionante carrera como física, una disciplina en la que de nuevo volvería a destacar por el simple hecho de oponerse a los prejuicios establecidos. Su contribución más importante a la materia fue Memoria sobre las vibraciones de las láminas elásticas, un texto de gran brillantez que sentaba los cimientos de la teoría moderna de la elasticidad. Como resultado de esta investigación y de su labor en el último teorema de Fermat recibió una medalla del Instituto de Francia y se convirtió en la primera mujer que, sin ser esposa de alguno de sus miembros, asistió a las conferencias de la Academia de las Ciencias. Hacia el final de su vida restableció su relación con Carl Gauss, y éste convenció a la Universidad de Gotinga para que otorgara a Germain un título honorífico. Por desgracia, Sophie Germain falleció de cáncer de mama antes de que la universidad pudiera concederle el honor.

Mirándolo bien, era con toda probabilidad la intelectual femenina más profunda que Francia jamás haya engendrado. Y ahora, por extraño que pueda parecer, cuando el funcionario cumplimentó el certificado de defunción de esta eminente socia y colaboradora de los miembros más ilustres de la Academia Francesa de las Ciencias, aquél la definió como una rentière–annuitant (una simple mujer sin oficio) y no como una mathématicienne. Pero la cosa no acaba ahí. Cuando se erigió la torre Eiffel, en la que los ingenieros se vieron obligados a poner una atención especial en la elasticidad de los materiales utilizados, en esta grandiosa estructura se inscribieron los nombres de setenta y dos sabios. Pero nadie encontrará entre ellos el nombre de esta hija de la sabiduría cuyas investigaciones contribuyeron en tan gran medida al establecimiento de la teoría de la elasticidad de los metales: Sophie Germain.

SINGH SIMON
“El enigma de Fermat”

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