3.2.07

monsieur Le Blanc (parte I)

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Sophie Germain nació el 1 de abril de 1776 y era hija de un comerciante, Ambroise–François Germain. Fuera del trabajo, su vida estuvo dominada por el trastorno de la Revolución francesa. El mismo año en que descubrió su pasión por los números se produjo el asalto a la Bastilla y su estudio del cálculo se oscureció con la época del Terror. Si bien su padre era un próspero negociante, la familia de Sophie no pertenecía a la aristocracia.

A las señoras del grupo social de Germain no se las animaba especialmente a estudiar matemáticas, pero sí las instaban a tener suficientes conocimientos sobre la materia como para ser capaces de discutir sobre cualquier tema que pudiera surgir durante una conversación de sociedad. Con este fin se escribieron una serie de libros de texto que ayudaran a las mujeres a enfrentarse a los últimos avances matemáticos y científicos. Francesco Algarotti fue el autor de Newtonismo para las damas. Como Algarotti creía que las mujeres sólo estaban interesadas en amoríos, intentó explicar los descubrimientos de Newton a través del diálogo de flirteo entre una marquesa y su interlocutor. Así, éste perfila la ley del cuadrado inverso de la atracción gravitacional, tras lo cual la marquesa da su propia interpretación de esta ley física fundamental: “No puedo menos que pensar... que esta proporción en los cuadrados de las distancias espaciales... se aprecia incluso en el amor. De este modo, después de ocho días de ausencia, el amor se vuelve sesenta y cuatro veces menor de lo que fue el primer día.”

(…)

Se puso de inmediato a aprender por sí misma las bases de la teoría de números y del cálculo y muy pronto comenzó a quedarse hasta altas horas de la noche estudiando las obras de Euler y de Newton. Este repentino interés por una disciplina tan poco femenina preocupó a sus padres. Un amigo de la familia, el conde Guglielmo Libri–Carrucci dalla Sommaja, cuenta cómo el padre de Sophie le requisó las velas y vestidos y eliminó la calefacción para disuadirla del estudio. Unos pocos años más tarde, en Bretaña, el padre de la joven matemática Mary Somerville también le confiscó las velas mientras afirmaba: “Tenemos que acabar con esto o llegará el día en que veamos a Mary con camisa de fuerza.”

En el caso de Germain, ésta respondió manteniendo un escondite secreto de velas y envolviéndose en ropas de cama. Libri–Carrucci dice que las noches de invierno eran tan frías que la tinta se congelaba en el tintero, pero Sophie continuó a pesar de todo. Algunos la describieron como reservada y difícil, pero era asimismo muy resuelta y a la larga sus padres cedieron y dieron su bendición a Sophie. Germain nunca se casó y a lo largo de su tarea profesional el padre costeó sus investigaciones. Durante muchos años siguió estudiando en solitario porque no había matemáticos en la familia que pudieran exponerle las ideas más recientes y sus instructores se negaban a tomarla en serio.

SINGH SIMON

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