12.9.07
folletín de guerra
LIBRO NEGRO
Lo que llama la atención de “Libro negro”, el alabado filme del holandés Paul Verhoeven es cómo un tema tan importante, como la resistencia durante la ocupación nazi en Holanda, puede ser tratada de un modo tan lujoso y tan liviano a la vez. “Libro negro” es un folletín, muy bien fotografiado, con una bellísima Carice van Houten (afortunadamente, tomada desde todos los ángulos, lo más desnuda posible) y una dinámica dramática que remite al melodrama. Allí todo es fácil, se entra a los cuarteles nazis por la puerta de atrás, se escapa tapado en un asiento, siempre hay un batatazo para salvar a la protagonista. Cuando el último fotograma se extingue y ruedan los títulos, la sensación final es de “¿y?”. Cuesta comprender, también, porque enloqueció a los críticos locales. Tal vez por Carice van Houten (¡tiemblen las candidatas del Baba Memorial! La holandesa pisa fuerte). Y si es por eso, los perdonamos. Pero nos queda la duda de si no es esa especie de cholulismo conceptual que tienen nuestros comentaristas de cine que los hace delirar por un melodrama, olvidándose que es un género absolutamente menor.
“Libro negro” es la historia de Rachel Stein (a) Ellis de Vries, una joven judía que se infiltra como espía de la resistencia en el cuartel de inteligencia nazi en Holanda y se enamora del jefe principal, Ludwig Müntze. Acostumbrada a caminar al borde de la cornisa, Rachel esquiva los dardos de un lado y otro. Los caracteres están fileteados en el gris con el que se pintaron los hechos en la realidad. Ni los de la resistencia son tan buenos y heroicos, ni los nazis son tan malos y perversos. Pero hay una liviandad ética en todo el filme que bordea la incorrección política. Los personajes van para un lado u otro, sin mucho remordimiento. Tal vez sea la actitud necesaria para sobrevivir en esos tiempos. Pero suena más como falencias de un guión más atento al trazo grueso y a la provocación (aún por repulsión) que ahondar en las incoherencias de las conductas cotidianas de aquellos días.
Verhoeven se apoya en la fotografía de Kart Walter Lindenlaub, el vestuario de Yan Tax, responsables de una esmerada reproducción de los años de guerra, con deliberado glamour y estilización visual. El elenco acompaña con desenfado, pero todo el peso recae en su protagonista femenina, Carice van Houten, una bellísima holandesa que se revela con un trabajo notable. Bomba sexual, monopoliza cada plano y justifica por sí sola que el filme no caiga en la intrascendencia.
Escenas destacadas: la escena de la insulina, cerca del final; la escena del tacho de desperdicios cayendo sobre la protagonista; el asalto al cuartel nazi; la escena de la seducción al oficial nazi, cuando él le pregunta si es judía.
Las mejores frases:
George. De pronto descubrió la religión. A causa de la guerra, según el doctor. Así que mucho Jesús y nada de pecado.
Si los judíos hubieran escuchado a Jesús… no tendrían que soportar todo este sufrimiento.
Oye tú, niña. La música inglesa está prohibida. Pero no para muchachas desnudas.
-Esa voz en la grabación… Eres tú.
- Era yo. En los viejos tiempos. Antes de la guerra. Un día cantas, el otro debes mantener la boca cerrada.
-¿Y cuál es mi tarea en este club de muchachos?
-Puedes ser mi prometida. Simular que nos besamos.
Siempre colecciono las estampillas de los países donde he estado estacionado. Primero Polonia, luego Francia. Y ahora aquí.
-Resulta que tengo que servir a la Reina y a la Patria… siendo amigable con un alto oficial de la SS. Tal vez incluso acostándome con él.
-Estás sola en eso. No te puedo ayudar.
-¡Te has teñido el cabello!
-El rubio está de moda, ¿no?
-O esa moda te ayuda a sobrevivir. Por ejemplo si eres judía.
Elige: un golpe de martillo o un poco de ginebra y te muerdes los dientes.
Lo dejé elegir: una bala ahora o una medalla después de la guerra.
Mira, este es mi nuevo novio. Tiene todo lo que una muchacha quiere. Medias de nylon, chocolate y whisky. Oh, ¡lo amo!
El "héroe" debe mostrarse.
Deberíamos abrir ese féretro ya.
CONSEJO: esperar al DVD.
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